- A estas alturas del año, Villa Tunari, con sus caídas de agua cristalina, su cielo azul y sus árboles generosos en sombra, solía ser el sitio ideal para que busquen descanso los hombres y mujeres abrumados de las ciudades ruidosas del país y del mundo.
Pero los hoteles y alojamientos están vacíos. “No hay ni un alma”, coinciden varios propietarios y administradores de estos centros que en las mejores épocas eran cotizados. Afirman que el 90 por ciento del sector turístico está paralizado. La presidenta de la Asociación de Hoteles, Cristina Sengoso, revela que esta carencia de visitantes, la peor que se haya registrado desde la época cuando Evo Morales bloqueaba las carreteras, se debe al miedo a “enfermarse de dengue”.
El Chapare fue una de las primeras zonas del país donde empezó a manifestarse esta enfermedad. “Esa mala noticia ha corrido como pólvora por el mundo y eso ha perjudicado al sector turístico”.
La coyuntura más dura, según el presidente del Comité de Vigilancia del municipio de Villa Tunari, Harry Bustamante, se dio hasta hace un mes, cuando se registraban hasta 30 enfermos por día. Eso, para una población de 3.000 habitantes, es una cantidad muy alta.
María Antonieta Quiroga, propietaria del hotel y restaurante Surubí, recuerda que en febrero no tuvo con qué pagar la tarifa de electricidad, que desde carnaval no tiene visitantes y que de los 60 platos que vendía cada día, ahora apenas llega a diez. Quiroga hace números y dice que en febrero la visita turística bajó hasta el 98 por ciento y que “levemente está volviendo a su cauce”.
Según los operadores de turismo de la zona, en Villa Tunari hay 56 hoteles con una capacidad de 1.900 camas, que suelen llenarse los fines de semana y los feriados.
Rufo Gutiérrez, del alojamiento Copacabana, es otro de los que no tiene huéspedes.
Arturo Murillo, propietario del hotel Villa Victoria, revela otro dato más duro. “Hay un ausentismo del 100 por ciento”. Pero para Murillo, que es diputado por UN, el generador de esto no es sólo el dengue, sino una pésima gestión del Gobierno en políticas de desarrollo del turismo nacional y regional.
Pero los hoteles y alojamientos están vacíos. “No hay ni un alma”, coinciden varios propietarios y administradores de estos centros que en las mejores épocas eran cotizados. Afirman que el 90 por ciento del sector turístico está paralizado. La presidenta de la Asociación de Hoteles, Cristina Sengoso, revela que esta carencia de visitantes, la peor que se haya registrado desde la época cuando Evo Morales bloqueaba las carreteras, se debe al miedo a “enfermarse de dengue”.
El Chapare fue una de las primeras zonas del país donde empezó a manifestarse esta enfermedad. “Esa mala noticia ha corrido como pólvora por el mundo y eso ha perjudicado al sector turístico”.
La coyuntura más dura, según el presidente del Comité de Vigilancia del municipio de Villa Tunari, Harry Bustamante, se dio hasta hace un mes, cuando se registraban hasta 30 enfermos por día. Eso, para una población de 3.000 habitantes, es una cantidad muy alta.
María Antonieta Quiroga, propietaria del hotel y restaurante Surubí, recuerda que en febrero no tuvo con qué pagar la tarifa de electricidad, que desde carnaval no tiene visitantes y que de los 60 platos que vendía cada día, ahora apenas llega a diez. Quiroga hace números y dice que en febrero la visita turística bajó hasta el 98 por ciento y que “levemente está volviendo a su cauce”.
Según los operadores de turismo de la zona, en Villa Tunari hay 56 hoteles con una capacidad de 1.900 camas, que suelen llenarse los fines de semana y los feriados.
Rufo Gutiérrez, del alojamiento Copacabana, es otro de los que no tiene huéspedes.
Arturo Murillo, propietario del hotel Villa Victoria, revela otro dato más duro. “Hay un ausentismo del 100 por ciento”. Pero para Murillo, que es diputado por UN, el generador de esto no es sólo el dengue, sino una pésima gestión del Gobierno en políticas de desarrollo del turismo nacional y regional.
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