¿Por qué el Día Mundial del Turismo 2009 decidió celebrar la diversidad?
El turismo es una de las actividades más globales que existen y es la más positiva de la globalización frente a la crisis económica que estamos padeciendo. Integra y se basa en la diversidad de razas, culturas, de formas de vida. Queríamos hacer un homenaje a esa diversidad que enriquece.
¿Cómo ven al turismo en este momento de crisis global?
Siguiendo a los chinos, que tienen la misma simbología para crisis y oportunidad, creemos que es una oportunidad. El turismo no está en crisis. No hay una crisis del turismo. Nuestra visión es cómo el turismo puede ayudar a superar esta situación en mejores condiciones.
¿Qué consecuencias tiene la crisis en el turismo?
El turismo ha tenido una curva de inflexión a mitad del año 2008. Durante el primer semestre hubo un crecimiento en línea con los años anteriores, que eran una recuperación de los acontecimientos del 11 de Septiembre. Estaba en torno al 3 ó 4% anual y empezamos el descenso. A pesar de todo crecimos cerca del 2%; uno de los pocos sectores productivos a nivel internacional que creció. El 2009 puede que haya un descenso en tormo al 6%; variará según la región. Talvez en las Américas el descenso sea menor.
¿Por qué esa estimación?
En los mercados más maduros es mucho más difícil mantenerlos. En las Américas, todavía están en fase de desarrollo; hay una capacidad para poder competir mejor en estas circunstancias que en otras regiones.
Sin embargo, dentro de las Américas también hay diferencias: América del Norte está sufriendo más que América del Sur.
El turismo sufre la situación de la crisis, pero es una oportunidad para que pueda dinamizar la economía y la recuperación económica. Eso pasa por un apoyo a la actividad turística que es generadora de empleos, de riqueza.
¿De quién depende?
Fundamentalmente tiene que ser apoyo institucional de los gobiernos. Cuando el G-20 se reúne trata sobre las medidas para recuperar la situación económica, de apoyar a sectores como el automotriz y otros. Pero el apoyo al sector turístico podría dar resultados mucho más favorables.
Nuestra llamada como OMT es a los gobiernos de los países más desarrollados que presten atención al mismo y observen mejor las oportunidades que se les va a presentar para la recuperación económica.
¿El G-20 debería aportar ahora con medidas que aporten al desarrollo del turismo?
Sin lugar a dudas. Es una actividad transversal que incide en muchísimos sectores y no creo que haya una clara concienciación social sobre ese fenómeno. A veces no se llega a vislumbrar ese efecto transversal, que tiene su efecto multiplicador de la economía y cómo otros sectores satélites del turismo van a depender de él. Vamos a hacer un ejercicio de cuentas satélites del turismo que nos permita medir con mayor precisión los impactos reales económicos. Será la mejor forma de poner en consideración al turismo encima de la mesa del G-20 y de los grandes mandatarios; piensan en el sector agrícola, telecomunicaciones, construcción, transportes y no se dan cuenta de que dependen de alguna medida del turismo, y si falla se van a ver afectados.
Una cifra elocuente es que el turismo es el cuarto exportador mundial. El 5% del PIB mundial depende del turismo. Es apasionante.
¿Cómo se debe entender al turismo hoy?
Creo que se tiene que entender como un derecho, como educación o salud. Dejó de ser una actividad reservada a ciertas clases sociales. Afortunadamente, es accesible a una mayor capa de la población, en países desarrollados y en desarrollo.
Por tanto, este derecho es para mejorar las condiciones de vida, viajar, conocer otras culturas, descansar. Enriquece mucho. Contribuye a la paz. Los pueblos que se conocen mejor no se combaten, se aceptan, se toleran; que probablemente la política y la diplomacia son incapaces de romper.
¿Rompe la política?
El turismo rompe barreras. Tiene una fuerza de unión por ese conocimiento entre pueblos. Hay historias donde el turismo acercó a países que tenían un distanciamiento político.
¿Son las iniciativas privadas las que logran esta relación?
El turismo fundamentalmente tiene que funcionar con asociacionismo público-privado bien establecido. El sector privado no cabe duda de que es el motor dinamizador de la economía, pero no puede hacerlo solo. El sector público tampoco, tiene que implicarse, tiene que haber una voluntad política.
Es una tendencia que desde la OMT observamos que avanza. Tienen que trabajar juntos.
¿También tiene que cambiar la mirada de los países hacia otros en el mundo?
Esa observación es muy atinada porque hay una serie de destinos que están muy consolidados y están sufriendo una congestión que afecta a la sostenibilidad de esos destinos; algunos también están en Sudamérica.
Estamos intentando alentar la diversificación de destinos.
Tenemos el programa Turismo Sostenible para la Eliminación de la Pobreza. Buscamos fondos que a través de cooperación técnica ayuden al desarrollo de nuevos destinos turísticos. Esto se lleva adelante en América del Sur, Centroamérica y África. Además, hay una tendencia de demanda hacia ellos. Hay un turista cada vez más exigente que busca nuevos destinos.
¿Y los grandes operadores turísticos acompañan?
No tienen más remedio que hacerlo. Su negocio es vender y tienen que buscar alternativas, porque la demanda así lo exige.
El turismo, además de derecho, ¿es ahora un instrumento de lucha contra la pobreza?
No cabe duda. Se demostró en muchas actuaciones en zonas muy desfavorecidas. El turismo crea empleo digno. Y es un instrumento para conseguir los Objetivos del Milenio.
“ Es una actividad transversal... y no creo que haya una clara concienciación social sobre ese fenómeno. ”
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