Texto: Cristina C. Ugidos • Fotos: Miguel Carrasco / Fundación Armonía
Víctor Alcamamani puede reconocer el canto de todas las aves que sobrevuelan el Parque Nacional Toro Toro, del departamento de Potosí. Pero de todos los trinos, hay uno inconfundible para el guía nacido hace 21 años en el área protegida y famosa por sus huellas de dinosaurio: el de la paraba de frente roja, un ave que está en peligro de extinción.
“Vivimos en simbiosis con la paraba de frente roja, ella regenera el bosque y éste nos mantiene a nosotros. Si el ave muere, le seguirá el bosque y no podremos subsistir”, dice Alcamamani. Esa certeza, compartida con todos los comunarios de Toro Toro, ha originado la apertura de una ruta ecoturística que, además de proteger al pájaro, invita a descubrir los más bellos parajes naturales de milenaria historia.
El 15 de noviembre fue de fiesta en el Parque Nacional. Ese día, se inauguró un mirador construído para que los amantes de la ornitología admiren a la paraba en su hábitat natural. La obra complementa el circuito turístico creado por el municipio de Toro Toro con el apoyo de la Fundación contra el Hambre (FH), Vox Terra, el Proyecto de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).
El ave de Toro Toro
La paraba de frente roja lleva miles de años sobrevolando los valles andinos. En Bolivia existen menos de mil ejemplares de esta ave, que se caracteriza por las alas coloridas y la frente roja.
Su presencia es infaltable en el Parque Nacional de Toro Toro, donde es conocida como “loro burro”, una denominación poco afectuosa para el pájaro, pero con una explicación muy sencilla. “Las parabas se alimentan de maní y los agricultores las ven como una amenaza, por eso las persiguen y apedrean”, explica don Augusto González Fororida.
Este comunario que ha vivido sus 66 años en el municipio potosino confiesa que él como sus vecinos no conocían la importancia de la paraba. “Siempre las había visto volar en el cañón. Lo que no sabía es que viven en pareja y si se mata a una de las dos, muere la otra. Ahora somos conscientes de que hay que cuidarlas”, admite el hombre conocido por sus poemas y relatos con los que no duda en obsequiar a los visitantes.
“Lo cierto es que las aves se alimentan de maní porque los seres humanos han acabado con su alimentación básica —explica el director de la Fundación contra el Hambre, Óscar Montes Mollo— Hemos reeducado a la población para que sepa que la paraba no es una plaga para sus cultivos”. Este trabajo, que se realiza en la zona desde el 2002, ahora culmina con el proyecto Manejo y conservación de la paraba frente roja.
Treinta comunarios han formado la Asociación de Guías para el Ecoturismo. Sus edades van desde los 13 a los 42 años y todos se muestran emocionados por su trabajo. “Se han capacitado en ornitología, están muy fuertes en botánica y gestión turística. Por supuesto, debido a la zona, también saben de paleontología” cuenta Carolina Espinoza, de la ONG Vox Terra, que ha colaborado instruyendo a los guías locales.
“El proyecto ha sido todo un éxito, valora Montes. Estoy orgulloso porque el municipio de Toro Toro es un modelo de desarrollo sostenible y ecoturístico. El próximo paso será la constitución de microempresas de servicios que apoyen y colaboren en el mantenimiento de la ruta”.
Libro de la historia de la Tierra
El Parque Nacional de Toro Toro ahora espera a los visitantes con una ruta turística que han bautizado como Libro de la historia de la Tierra. En ella la paraba de frente roja ocupa un lugar de honor.
El inicio del recorrido nos remonta hace 65 millones de años, cuando los dinosaurios poblaban el planeta. En el parque de Toro Toro se conservan más de 2.500 huellas fosilizadas de la última etapa de la era prehistórica, el cretácico. Fueron descubiertas en 1966 y evidencian la presencia de diversas especies, desde los ágiles ‘velociraptores’ hasta los voladores ‘pterodáctilos’.
“Hay muchas huellas de saurópodos, que eran dinosaurios herbívoros, y donde están sus huellas también podemos observar las de carnívoros” explica Heber Calahuma Choque. Sólo tiene 17 años, pero ya lleva más de tres años como guía local, y es un gran observador e investigador.
La ruta discurre por un camino empedrado. A lo lejos, la curiosa formación de las montañas azules, rojas, verdes, ocres.... Toda una paleta que haría las delicias hasta del artista más exigente.
La siguiente parada es la Sala de interpretación ambiental de la paraba. “En este lugar está una maqueta realizada al detalle de Toro Toro, varias imágenes de la paraba; así como los cuadernos de aprendizaje de los guías” explica Jorge Erick Terán Terán, el técnico de turismo del parque.
Comienza la caminata. Aparentemente la vegetación es escasa, ésta es sólo es una ilusión óptica. “Las plantas que encontramos en la ruta han servido durante miles de años para que los habitantes de Toro Toro construyan sus hogares. También las hay medicinales, como la ‘chakataya’ que es excelente para soldar los huesos” explica Alcamamani.
Llegamos a La biblioteca, un espacio de extrañas formaciones pétreas. “Aquí, en las capas de la tierra podemos observar cómo se ha ido construyendo la historia del planeta; formando figuras como si fuesen las hojas de los libros. En las ‘páginas’ más antiguas se pueden ver las huellas de dinosaurios, y en las ‘páginas’ más nuevas nos encontramos nosotros ahora” explica Heber. Ha pasado cientos de veces por el mismo lugar, pero se emociona como si fuera la primera. “Es maravilloso lo que tenemos aquí; me gusta colaborar en su conservación y preservación”, confiesa.
La siguiente parada es el Puente pétreo o el Puente del amor. “Según la tradición, si una pareja comienza y finaliza junta su recorrido, se unirá para siempre” narra el guía. Una bella historia perfecta para el ambiente de paz que se respira. El puente se sostiene aparentemente de forma frágil pero, al igual que el amor, tiene una solvencia de siglos .
La última estación, antes de llegar al mirador, es El árbol de la voluntad, que muestra su follaje entre las rocas. “Nos enseña que debemos perseverar en la búsqueda de nuestras metas, como el árbol que desde una pequeña semilla logra abrirse paso entre una piedra”, explica Alcamamani.
Un final feliz para la paraba
La ruta finaliza en el mirador Cañón, una flamante construcción hecha por Coboce. Este mirador tiene una estructura metálica en forma de media luna y sobresale en el vacío unos cuatro metros y medio, sobre una profundidad de unos 400 metros. Es el lugar ideal para admirar con lujo de detalles el Cañón Vergel y observar el vuelo de la paraba de frente roja.
Para los más osados, el camino no tiene por qué acabar ahí, pues Toro Toro ofrece más atractivos. 400 escalones más abajo espera la cueva de Umajalanta, la más grande del país. Está custodiada por El Vergel, una ‘piscina natural’ adornada con cascadas de agua fría, perfecta para refrescarse cuando pega el sol. El camino es duro, pero vale la pena.
Víctor ha escuchado el canto de una paraba que llama a su pareja. “Se van a encontrar porque, como cuidamos su hábitat, ellas también están protegidas”, dice el guía. Con la nueva ruta y la decisión de Toro Toro, parece escrito el fin del cuento: Y las parabas vivieron felices para siempre.
Brújula
Ubicación. El Parque Nacional Toro Toro tiene una superficie de 16.570 hectáreas y está en la provincia Charcas de Potosí.
Salidas. Sólo se puede llegar desde Cochabamba. El viaje de 135 km dura unas cuatro horas.
Hospedaje. En el municipio hay hostales y hoteles con capacidad para 200 personas.
El ave en peligro
Nombre científico: Ara Rubrogenys.
Nombres comunes: “Paraba de frente roja”; “Loro burro”; “Paraba Dorada”.
Hábitat Natural: Valles secos interandinos. En Bolivia vive en los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz, Sucre y Potosí.
Población: Se ha registrado alrededor de 2 mil ejemplares en el mundo. En el Parque Nacional Toro Toro viven cerca de 200 ejemplares.
Características físicas: Mide entre 55 y 60 cm y tiene un peso de entre 525 y 550 g. Es de color verde encendido. Su característica principal es la frente rojo-naranja que llega hasta la corona. Presenta un parche de coloración rojiza en el hombro y un anillo delgado de rosa pálido alrededor del ojo. Las plumas de su cola son azul verdoso por encima y amarillo oliváceo por abajo.
Amenazas: Degradación de su hábitat natural, caza furtiva para uso doméstico, y persecución por los agricultores de maíz y de maní.