La base de la pirámide de Akapana no es plana —como se creía hasta el momento—, sino más bien tiene un “pronunciado” declive de norte a sur para facilitar el drenaje de agua.
Este anuncio efectuado por Delia Mendoza, directora de Arqueología de la Alcaldía de Tiwanaku, es la principal conclusión de las obras y excavaciones efectuadas entre junio y diciembre de este año, y cuyo informe fue presentado ayer en la población rural paceña.
“Los últimos trabajos realizados en Akapana —comentó Mendoza, vía telefónica— determinaron que el piso no es plano ni tiene forma de cruz andina como lo aseguran los arqueólogos Javier Escalante, en su libro Arquitectura prehispánica (1990), y la mexicana Linda Manzanilla, que en 1989 realizó excavaciones en el lugar”.
Desde agosto pasado, cuando el Ministerio de Culturas removió a Escalante, hasta entonces director de la Unidad Nacional de Arqueología (Unar), la supervisión de trabajos en las ruinas, consideradas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural de la Humanidad, es responsabilidad del municipio que contrató un equipo de arqueólogos y técnicos.
“De esta manera —continuó Mendoza— se estaría rompiendo una hipótesis de más de 15 años, y ahora se sabe que la inclinación permitía controlar el manejo de aguas y hacía que éstas tengan salida para evitar inundaciones”. La autoridad edil agregó que “también se pudo determinar que si bien el piso estaba enlosetado, en la cima de Akapana había piedras como en el resto del complejo”.
Además de este descubrimiento, Mendoza sostuvo que “se ha trabajado además en la apertura de cinco drenajes, y en el registro de los muros de la pirámide, en los que se han detectado hongos que han provocado erosión y fisuras”.
La funcionaria criticó el trabajo efectuado en gestiones pasadas por la Unar, “que hacía excavaciones por metros de avance, al estilo albañilería”. Este medio no pudo ayer contactarse con Escalante para conocer su versión.
A su turno, la alcaldesa de Tiwanaku, Eulogia Quispe, señaló que “todos los trabajos se realizaron en función de las recomendaciones de la UNESCO y bajo la dirección del especialista en excavaciones, el boliviano José Luis Paz Soria, y la supervisión —en algunas áreas específicas— del peruano Carlos Cano”.
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