Desde hace más de 25 años, los días de Jesusa Mendoza transitan entre miniaturas de hojalata, plomo y estaño. Ella fabrica escobas, palas, carretillas o calaminas para que a la gente no le falten las herramientas que necesitará para construir un nuevo hogar o para que los constructores siempre tengan trabajo.
Jesusa Mendoza aprendió las técnicas de transformar los metales de otra artesana, su suegra Gregoria Vargas Cori, una de las creativas más antiguas de la feria de La Alasita.
Mendoza y su familia son mayoristas y venden sus miniaturas a los comerciantes que exponen estos artículos en las ferias que se instalan en el interior y exterior del país, en ocasión de celebraciones religiosas católicas o en las efemérides departamentales.
La Alasita o fiesta de la esperanza es una de las celebraciones más antiguas de La Paz, pero desde hace decenas de años ha traspasado los límites urbanos y ya tiene presencia en los nueve departamentos de Bolivia y en ciudades de otros países, como Argentina, Brasil, Perú y, muy pronto, España, según explicó Rolando Huanca, ejecutivo de la Federación Nacional de Artesanos de Navidad y Alasita (Fenaena).
El sociólogo David Mendoza señala que la celebración corresponde a un acontecimiento social y cultural de gran importancia, que en los últimos años adquirió significativa relevancia económica, “lo que mueve a que la gente que migra se vaya cargada de tradiciones, fe y esperanza”.
El historiador Fernando Cajías añadió que los migrantes reproducen “con éxito” la fiesta.
“El Ekeko, el dios de la abundancia, ya cruzó las fronteras, es reconocido a nivel nacional e internacional. La Alasita no sólo está en las ciudades también en el área rural”.
La Alasita es una fiesta de esperanza y fe, dicen las tradiciones paceñas. El secreto para atraer la prosperidad está en ch’allar (bendecir) las miniaturas el 24 de enero al mediodía. Así, en un futuro próximo, los deseos se harán realidad. El primer mes del año es el tiempo de la celebración del Ekeko, diosecillo que en el mundo andino es el dios de la abundancia.
Los objetos vendidos en la feria simbolizan las necesidades de fortuna y amor de los devotos. Por ejemplo, para el amor, es suficiente comprar gallos o gallinas de yeso que, según la tradición, sirven para encontrar un esposo o una esposa. Para llamar a la fortuna están los billetitos de diversos cortes y procedencia: dólares, euros y bolivianos. Y los sapos cargados de monedas auguran riqueza.
“Los viajeros de Bolivia”
Los artesanos, que conforman el grupo Los Viajeros de Bolivia, llevan los trabajos en miniatura al territorio nacional y a algunas ciudades fuera del país, explicó el ejecutivo de la Federación de Artesanos de Navidad y Alasita (Fenaena), Rolando Huanca.
El dirigente dijo que estas personas trabajan con los mayoristas de La Paz y otras ciudades, además adquieren los productos para exponerlos y comercializarlos en diferentes localidades.
Huanca aseguró que este grupo llega puntualmente a todas las ferias de La Alasita que se realizan en Bolivia, para celebrar efemérides departamentales o fiestas religiosas, en el interior y exterior del país.
“Pero no sólo estamos en las capitales de departamento, también llevamos las miniaturas a ciudades intermedias y poblaciones turísticas como Copacabana, en La Paz; Yacuiba, en Tarija, y Cotoca y Montero, en Santa Cruz”.
El artesano añadió que “La Alasita es una actividad que genera un gran movimiento económico; solo en La Paz, somos como cuatro mil los artesanos”.
Miniaturas en distintas celebraciones
Tarija: Fiesta de Santa Anita
(Del 26 al 30 de julio)
Ruth Mercado es una artesana que desde hace cinco años participa en la tradicional feria de Santa Anita o feria de la miniatura. La artesana comenta que de pequeña descubrió su habilidad para elaborar personajes (hombres y mujeres) del campo en chalas (hojas que cubren el choclo). En Santa Anita, además de los trabajos de la región, se presentan comerciantes del occidente que llevan los tradicionales billetitos, casitas y otros. La feria se caracteriza por la exposición de platitos chapacos típicos.
Cochabamba: Urkupiña
(Del 15 al 25 de agosto)
Antiguamente, los hacendados de Cochabamba llegaban al santuario de la Virgen, en Quillacollo, para pedirle que bendijera sus semillas. Cuando retornaban a sus fincas, distribuían las pepas entre los labradores. Con el tiempo, las necesidades cambiaron y la gente abandonó las semillas por miniaturas de casas, terrenos, pasajes u otros, recordó el padre Alfredo Ramos. El sacerdote dijo que una característica de la fiesta es la venta de pequeños platos típicos, verduras y otros insumos para la mesa.
Santa Cruz: Plan Tres Mil
(A partir del 24 de enero)
Hasta hace dos años, La Alasita se realizaba en la efeméride departamental cruceña, 24 de septiembre, y, por ello, era paralela a la Feria Internacional Expo Cruz. Ahora, los migrantes del Plan Tres Mil realizan la celebración el 24 de enero, de manera similar a como se organiza el evento en La Paz. La subalcaldesa, Fani Núñez, explicó que los artesanos de la región y del interior tienen todo el apoyo de la Alcaldía para cumplir sus tradicionales ch’allas (bendiciones).
Oruro: Carnaval
(Del 1 de nov. al Carnaval)
En Oruro, la feria se cumple en honor del Tío, dios de la mina, y no por el Ekeko. La Alasita se instala después de Todos Santos y continúa todos los domingos hasta después del Carnaval. La artesana, Sabina Peña, elabora y vende caretitas y trajes de diablo desde hace 15 años. Ella recuerda que heredó los saberes de su padre, quien enseñó a sus ocho hijos las técnicas para elaborar trajes de diablo para los danzarines, pero ella prefirió la confección de miniaturas.
Potosí: Fiesta del Espíritu
(Entre mayo y junio )
La feria se instala el domingo de Pentecostés o del Espíritu y continúa durante los cuatro domingos posteriores. En los dos últimos años, por disposición municipal, los feriantes se asientan en el plaza de los Conciertos. Según datos de la Intendencia Municipal, las miniaturas más relevantes son las que están hechas con tejidos en alpaca y los trabajos en plomo, plata y estaño, que identifican a la mina; en cuanto a la comida, resaltan los chambergos (roscas), sopaipillas y tawa tawas. Los comerciantes llegan con ofertas desde La Paz.
Sucre: Fiesta de El Carmen
(Del 16 al 31 de julio)
Los comerciantes itinerantes llevan miniaturas a la ciudad. Además, en los últimos años, las empresas locales se han sumado a la tradición. Uno puede encontrar bolsas de cemento Fancesa de unos centímetros, diminutos chocolates Para Ti y Taboada, y no falta la cerveza Sureña, aseguró el investigador Norberto Torres, quien explicó que la feria de La Alasita se instala en el atrio de la iglesia de la plaza La Rotonda, por dos semanas. En el lugar, los creyentes ch’allan las miniaturas y piden la bendición de la virgen de El Carmen.
Beni: Efeméride
(Del 1 al 30 de nov.)
La feria forma parte de los actos de festejo de la efeméride del Beni. El intendente del municipio de Trinidad, Armando Rivero, recordó que en noviembre del 2009 participaron 205 expositores, el 95% migrantes y comerciantes del occidente. El directivo dijo que los artesanos benianos, aunque muy pocos, ofertan manufacturas en cuero y bordados en tamaño real. “Las miniaturas las traen los comerciantes del interior del país y se respetan sus tradiciones”. Los vendedores exhiben sus materiales en el barrio Pompeya.
Pando: La Alasita
(Del 24 al 30 de enero)
El intendente de la Alcaldía de Cobija, José Pedro Ulunke Lazo, señaló que, desde hace unos 10 años, los migrantes del occidente instalan puestos de venta de miniaturas. Como sucede en La Paz, los compradores ch’allan y piden la bendición para esos objetos con la ilusión de que, en el futuro, se vuelvan reales. “Antes había tres o cuatro puestos de venta; en la actualidad, el número de artesanos y comerciantes que se dedican a esta actividad ha crecido mucho”. La feria ocupa el parque de las Carretas, de la capital Cobija, y dura dos semanas.
Perú: Ferias
(Del 24 de feb. al 15 mar.)
Las miniaturas, fabricadas en La Paz han cruzado las fronteras, se exponen en ferias de distintas ciudades de Perú. Según Rolando Huanca, ejecutivo de la Federación Nacional de Artesanos de Navidad y Alasita (Fenaena), los comerciantes mayoristas venden las artesanías a minoristas que llevan los artículos a las exposiciones de Puno y Cuzco, principalmente. El dirigente comentó que en estas ciudades se realizan ferias, que cuentan con la participación de artesanos bolivianos y peruanos, esperadas por los compradores del vecino país.
Argentina, Brasil, España
(Desde el 24 de enero)
Fernando Maldonado migró a Buenos Aires (Argentina) hace 24 años y recuerda que desde hace unos 10 años los artesanos organizan la feria de la miniatura en enero, en el barrio Liniers, que alberga a muchos bolivianos. “Uno encuentra de todo en el lugar; pareciera que uno se transporta a La Paz. Se pueden comprar los famosos billetitos, casitas, terrenitos, autitos y ropita”. El ejecutivo de los artesanos (Fenaena), Rolando Huanca, explicó que sus afiliados llevan sus productos a Sao Paulo (Brasil) y tienen previsto llegar a España.
Jesusa Mendoza aprendió las técnicas de transformar los metales de otra artesana, su suegra Gregoria Vargas Cori, una de las creativas más antiguas de la feria de La Alasita.
Mendoza y su familia son mayoristas y venden sus miniaturas a los comerciantes que exponen estos artículos en las ferias que se instalan en el interior y exterior del país, en ocasión de celebraciones religiosas católicas o en las efemérides departamentales.
La Alasita o fiesta de la esperanza es una de las celebraciones más antiguas de La Paz, pero desde hace decenas de años ha traspasado los límites urbanos y ya tiene presencia en los nueve departamentos de Bolivia y en ciudades de otros países, como Argentina, Brasil, Perú y, muy pronto, España, según explicó Rolando Huanca, ejecutivo de la Federación Nacional de Artesanos de Navidad y Alasita (Fenaena).
El sociólogo David Mendoza señala que la celebración corresponde a un acontecimiento social y cultural de gran importancia, que en los últimos años adquirió significativa relevancia económica, “lo que mueve a que la gente que migra se vaya cargada de tradiciones, fe y esperanza”.
El historiador Fernando Cajías añadió que los migrantes reproducen “con éxito” la fiesta.
“El Ekeko, el dios de la abundancia, ya cruzó las fronteras, es reconocido a nivel nacional e internacional. La Alasita no sólo está en las ciudades también en el área rural”.
La Alasita es una fiesta de esperanza y fe, dicen las tradiciones paceñas. El secreto para atraer la prosperidad está en ch’allar (bendecir) las miniaturas el 24 de enero al mediodía. Así, en un futuro próximo, los deseos se harán realidad. El primer mes del año es el tiempo de la celebración del Ekeko, diosecillo que en el mundo andino es el dios de la abundancia.
Los objetos vendidos en la feria simbolizan las necesidades de fortuna y amor de los devotos. Por ejemplo, para el amor, es suficiente comprar gallos o gallinas de yeso que, según la tradición, sirven para encontrar un esposo o una esposa. Para llamar a la fortuna están los billetitos de diversos cortes y procedencia: dólares, euros y bolivianos. Y los sapos cargados de monedas auguran riqueza.
“Los viajeros de Bolivia”
Los artesanos, que conforman el grupo Los Viajeros de Bolivia, llevan los trabajos en miniatura al territorio nacional y a algunas ciudades fuera del país, explicó el ejecutivo de la Federación de Artesanos de Navidad y Alasita (Fenaena), Rolando Huanca.
El dirigente dijo que estas personas trabajan con los mayoristas de La Paz y otras ciudades, además adquieren los productos para exponerlos y comercializarlos en diferentes localidades.
Huanca aseguró que este grupo llega puntualmente a todas las ferias de La Alasita que se realizan en Bolivia, para celebrar efemérides departamentales o fiestas religiosas, en el interior y exterior del país.
“Pero no sólo estamos en las capitales de departamento, también llevamos las miniaturas a ciudades intermedias y poblaciones turísticas como Copacabana, en La Paz; Yacuiba, en Tarija, y Cotoca y Montero, en Santa Cruz”.
El artesano añadió que “La Alasita es una actividad que genera un gran movimiento económico; solo en La Paz, somos como cuatro mil los artesanos”.
Miniaturas en distintas celebraciones
Tarija: Fiesta de Santa Anita
(Del 26 al 30 de julio)
Ruth Mercado es una artesana que desde hace cinco años participa en la tradicional feria de Santa Anita o feria de la miniatura. La artesana comenta que de pequeña descubrió su habilidad para elaborar personajes (hombres y mujeres) del campo en chalas (hojas que cubren el choclo). En Santa Anita, además de los trabajos de la región, se presentan comerciantes del occidente que llevan los tradicionales billetitos, casitas y otros. La feria se caracteriza por la exposición de platitos chapacos típicos.
Cochabamba: Urkupiña
(Del 15 al 25 de agosto)
Antiguamente, los hacendados de Cochabamba llegaban al santuario de la Virgen, en Quillacollo, para pedirle que bendijera sus semillas. Cuando retornaban a sus fincas, distribuían las pepas entre los labradores. Con el tiempo, las necesidades cambiaron y la gente abandonó las semillas por miniaturas de casas, terrenos, pasajes u otros, recordó el padre Alfredo Ramos. El sacerdote dijo que una característica de la fiesta es la venta de pequeños platos típicos, verduras y otros insumos para la mesa.
Santa Cruz: Plan Tres Mil
(A partir del 24 de enero)
Hasta hace dos años, La Alasita se realizaba en la efeméride departamental cruceña, 24 de septiembre, y, por ello, era paralela a la Feria Internacional Expo Cruz. Ahora, los migrantes del Plan Tres Mil realizan la celebración el 24 de enero, de manera similar a como se organiza el evento en La Paz. La subalcaldesa, Fani Núñez, explicó que los artesanos de la región y del interior tienen todo el apoyo de la Alcaldía para cumplir sus tradicionales ch’allas (bendiciones).
Oruro: Carnaval
(Del 1 de nov. al Carnaval)
En Oruro, la feria se cumple en honor del Tío, dios de la mina, y no por el Ekeko. La Alasita se instala después de Todos Santos y continúa todos los domingos hasta después del Carnaval. La artesana, Sabina Peña, elabora y vende caretitas y trajes de diablo desde hace 15 años. Ella recuerda que heredó los saberes de su padre, quien enseñó a sus ocho hijos las técnicas para elaborar trajes de diablo para los danzarines, pero ella prefirió la confección de miniaturas.
Potosí: Fiesta del Espíritu
(Entre mayo y junio )
La feria se instala el domingo de Pentecostés o del Espíritu y continúa durante los cuatro domingos posteriores. En los dos últimos años, por disposición municipal, los feriantes se asientan en el plaza de los Conciertos. Según datos de la Intendencia Municipal, las miniaturas más relevantes son las que están hechas con tejidos en alpaca y los trabajos en plomo, plata y estaño, que identifican a la mina; en cuanto a la comida, resaltan los chambergos (roscas), sopaipillas y tawa tawas. Los comerciantes llegan con ofertas desde La Paz.
Sucre: Fiesta de El Carmen
(Del 16 al 31 de julio)
Los comerciantes itinerantes llevan miniaturas a la ciudad. Además, en los últimos años, las empresas locales se han sumado a la tradición. Uno puede encontrar bolsas de cemento Fancesa de unos centímetros, diminutos chocolates Para Ti y Taboada, y no falta la cerveza Sureña, aseguró el investigador Norberto Torres, quien explicó que la feria de La Alasita se instala en el atrio de la iglesia de la plaza La Rotonda, por dos semanas. En el lugar, los creyentes ch’allan las miniaturas y piden la bendición de la virgen de El Carmen.
Beni: Efeméride
(Del 1 al 30 de nov.)
La feria forma parte de los actos de festejo de la efeméride del Beni. El intendente del municipio de Trinidad, Armando Rivero, recordó que en noviembre del 2009 participaron 205 expositores, el 95% migrantes y comerciantes del occidente. El directivo dijo que los artesanos benianos, aunque muy pocos, ofertan manufacturas en cuero y bordados en tamaño real. “Las miniaturas las traen los comerciantes del interior del país y se respetan sus tradiciones”. Los vendedores exhiben sus materiales en el barrio Pompeya.
Pando: La Alasita
(Del 24 al 30 de enero)
El intendente de la Alcaldía de Cobija, José Pedro Ulunke Lazo, señaló que, desde hace unos 10 años, los migrantes del occidente instalan puestos de venta de miniaturas. Como sucede en La Paz, los compradores ch’allan y piden la bendición para esos objetos con la ilusión de que, en el futuro, se vuelvan reales. “Antes había tres o cuatro puestos de venta; en la actualidad, el número de artesanos y comerciantes que se dedican a esta actividad ha crecido mucho”. La feria ocupa el parque de las Carretas, de la capital Cobija, y dura dos semanas.
Perú: Ferias
(Del 24 de feb. al 15 mar.)
Las miniaturas, fabricadas en La Paz han cruzado las fronteras, se exponen en ferias de distintas ciudades de Perú. Según Rolando Huanca, ejecutivo de la Federación Nacional de Artesanos de Navidad y Alasita (Fenaena), los comerciantes mayoristas venden las artesanías a minoristas que llevan los artículos a las exposiciones de Puno y Cuzco, principalmente. El dirigente comentó que en estas ciudades se realizan ferias, que cuentan con la participación de artesanos bolivianos y peruanos, esperadas por los compradores del vecino país.
Argentina, Brasil, España
(Desde el 24 de enero)
Fernando Maldonado migró a Buenos Aires (Argentina) hace 24 años y recuerda que desde hace unos 10 años los artesanos organizan la feria de la miniatura en enero, en el barrio Liniers, que alberga a muchos bolivianos. “Uno encuentra de todo en el lugar; pareciera que uno se transporta a La Paz. Se pueden comprar los famosos billetitos, casitas, terrenitos, autitos y ropita”. El ejecutivo de los artesanos (Fenaena), Rolando Huanca, explicó que sus afiliados llevan sus productos a Sao Paulo (Brasil) y tienen previsto llegar a España.
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