“El gran problema es la humedad —comentó Luis Véliz, presidente del Comité de Restauración—, que horadó gran parte de los muros, sobre todo de la parte del crucero y el altar, donde incluso hay hundimiento de paredes. Y lo que más nos preocupa es el estado del campanario, que presenta tres rajaduras grandes en diferentes niveles”.
El templo ubicado en la esquina de las calles San Cristóbal y Ramos de la capital potosina, fue edificado en 1585 y durante las épocas colonial y parte de la republicana era considerado como una “iglesia de indios”. En 1930 fue declarado Monumento Nacional mediante decreto supremo; no obstante, según Véliz, “es la única de las 24 iglesias coloniales que aún están en pie en la ciudad, que nunca fue objeto de mantenimiento o refacción más allá de un revocado superficial de las paredes internas y externas hecho a mediados del siglo pasado”.
La jefa de la Unidad de Registro y Catalogación del Ministerio de Culturas, Lupe Meneses, indicó que su despacho realizó la catalogación del templo en 2002, cuando “se contabilizaron 42 piezas de arte barroco entre pintura de caballete, pintura mural, esculturas, platería, metalistería, retablos y muebles”.
Este patrimonio también está en riesgo. “Las goteras y la corrosión por el paso del tiempo causaron roturas, raspaduras y desprendimiento de pintura en seis lienzos sobre la vida de la Virgen María, cuatro con la imagen de Santa Catalina de Alejandría, dos esculturas de Cristo Crucificado, una de San Cristóbal y otras siete sin atributos”, detallóLuis Véliz.
Freddy Riveros, jefe de la Unidad de Sitios Históricos, informó que “el 29 de enero pasado, los técnicos hicieron una nueva inspección al templo evidenciando una filtración considerable de agua de lluvia, lo que causó graves deterioros a los muros, pinturas, altares y mobiliario”.
Sin solución
En los últimos años, los vecinos del Distrito 4, que acoge a la iglesia, enviaron varias cartas a la Alcaldía potosina solicitando obras de mantenimiento y, “como no hubo respuestas —sostuvo Véliz—, en 2007 optamos por elaborar nuestro propio proyecto de restauración, que fue rechazado por la Dirección de Patrimonio Histórico; entonces insistimos para que ellos hicieran su propuesta, la que a su vez fue observada por el entonces Viceministerio de Culturas”.
En mayo de 2009, decidieron “tomar acciones” y mediante licitación contrataron a una consultora que elaboró un plan integral de restauración del templo y de las piezas de arte, que costó 30 mil bolivianos, informó a La Prensa el Presidente del Comité de Restauración, monto financiado por el Programa Operativo Anual (POA) del distrito, pero la ejecución del proyecto demanda 400 mil dólares.
Riveros admitió que su despacho hizo el seguimiento al proceso impulsado por los feligreses de San Cristóbal, pero que “le corresponde específicamente a la Alcaldía de Potosí intervenir en ese espacio patrimonial; nosotros sólo podemos prestar asesoría y velar porque cualquier trabajo garantice la seguridad de los bienes”.
En su visita de enero pasado a Potosí, el funcionario de la Unidad de Monumentos se reunió con el Alcalde, quien “se comprometió a agilizar el desarrollo de las refacciones, para lo cual debe gestionar y canalizar recursos de la cooperación internacional; pero también aseguró que instruiría el inicio de trabajos preventivos de protección en la cubierta de San Cristóbal para evitar mayores daños por las filtraciones de agua”.
A más de un mes desde ese compromiso, el comité vecinal aún espera al menos esa acción preventiva para salvar una de las construcciones sacras más valiosas de Bolivia.
“El campanario tiene tres rajaduras grandes en diferentes niveles”
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