Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, encabezado por el arqueólogo peruano Sergio Chávez revisa el contenido de cien tumbas descubiertas en el cementerio de Cundisa, yacimiento arqueológico en la localidad paceña de Copacabana, en la provincia Manco Kápac.
El anuncio fue hecho a La Prensa por Chávez, que llegó a Bolivia exclusivamente para realizar este trabajo de inventariación, donde permanecerá hasta agosto. El experto trabajó anteriormente en el hallazgo y las excavaciones de esta necrópolis como miembro de un proyecto internacional en el que participan Bolivia, a través del Ministerio de Culturas, y Estados Unidos, con la Universidad de Michigan.
Este panteón arqueológico de más de tres mil años de historia se halla dentro del inmueble de la Alcaldía de Copacabana y estuvo a punto de desaparecer. A fines de abril, los habitantes revelaron su plan de alzar un mercado en Cundisa. El hecho provocó la intervención del Ministerio de Culturas.
Al final se negoció la construcción de un mercado artesanal para los pobladores de las 30 comunidades donde puedan exponer sus productos a los visitantes nacionales y extranjeros. Se edificará también un museo comunitario que será construido en el subsuelo, donde se hicieron las primeras excavaciones en 2008, y tendrá valor arqueológico en sitio.
“… En el mundo sólo hay tres (museos subterráneos): en el Vaticano, en el Louvre y en México, Centroamérica, no así en Sudamérica, por eso será el primero de su clase en la región”, señaló entonces la ministra de Culturas, Zulma Yugar. Al sitio se entrará por una escalerilla de unos cuatro metros de profundidad y toda el área estará distribuida en 40 metros cuadrados.
Chávez explicó que para esta investigación se cuenta con la asistencia de la arqueóloga norteamericana Susan Jencst, quien permanecerá en el lugar por dos semanas para desarrollar el análisis de los huesos humanos . “Traer a esta persona le hubiera costado al Estado boliviano unos 4.000 dólares aproximadamente; sin embargo, este costo no incumbe al Gobierno, es algo que yo lo he conseguido”.
El arqueólogo informó que anteriormente se hizo un análisis de los materiales en el sitio. Aclaró, empero, que al ser Cundisa el “cementerio más grande del periodo tiwanakota”, aún queda mucho por hacer. Añadió que la mayoría de las tumbas excavadas hasta ahora son de piedra y tienen filtraciones de agua acumulada por siglos, lo que dañó las piezas óseas precolombinas.
Por ello, éstas se hallan descompuestas, en algunos casos quedan sólo los dientes de esqueletos y, en otros, pequeños trozos. Sin embargo, con los análisis posteriores se determinará si ellas pertenecen a un adulto, un niño o un animal. Lo mismo pasa con las ofrendas encontradas en las fosas. “Entonces, lo que hay que hacer es analizar tumba por tumba y tratar de analizar los datos”.
El especialista especificó que para lograr esto, se lavarán huesos, piedras y todo lo que se halla en los niveles de los sarcófagos que, por lo menos, tienen seis metros de profundidad. Se debe tener cuidado con las ollas que, por ejemplo, contienen aún restos de comida. Por todo esto y por la cantidad de sepulcros, Chávez calcula que el trabajo durará entre seis y siete meses.
De acuerdo con el entrevistado, las piezas están conservadas en un inmueble de Copacabana bajo un inventario y la autorización de la Alcaldía y de la Federación de Campesinos de este municipio rural. “Las tenemos en custodia temporal por la comodidad de que están bajo inventario y en cualquier momento serán entregadas. El que ha hecho este trámite es el coinvestigador Eduardo Pareja”.
El anuncio fue hecho a La Prensa por Chávez, que llegó a Bolivia exclusivamente para realizar este trabajo de inventariación, donde permanecerá hasta agosto. El experto trabajó anteriormente en el hallazgo y las excavaciones de esta necrópolis como miembro de un proyecto internacional en el que participan Bolivia, a través del Ministerio de Culturas, y Estados Unidos, con la Universidad de Michigan.
Este panteón arqueológico de más de tres mil años de historia se halla dentro del inmueble de la Alcaldía de Copacabana y estuvo a punto de desaparecer. A fines de abril, los habitantes revelaron su plan de alzar un mercado en Cundisa. El hecho provocó la intervención del Ministerio de Culturas.
Al final se negoció la construcción de un mercado artesanal para los pobladores de las 30 comunidades donde puedan exponer sus productos a los visitantes nacionales y extranjeros. Se edificará también un museo comunitario que será construido en el subsuelo, donde se hicieron las primeras excavaciones en 2008, y tendrá valor arqueológico en sitio.
“… En el mundo sólo hay tres (museos subterráneos): en el Vaticano, en el Louvre y en México, Centroamérica, no así en Sudamérica, por eso será el primero de su clase en la región”, señaló entonces la ministra de Culturas, Zulma Yugar. Al sitio se entrará por una escalerilla de unos cuatro metros de profundidad y toda el área estará distribuida en 40 metros cuadrados.
Chávez explicó que para esta investigación se cuenta con la asistencia de la arqueóloga norteamericana Susan Jencst, quien permanecerá en el lugar por dos semanas para desarrollar el análisis de los huesos humanos . “Traer a esta persona le hubiera costado al Estado boliviano unos 4.000 dólares aproximadamente; sin embargo, este costo no incumbe al Gobierno, es algo que yo lo he conseguido”.
El arqueólogo informó que anteriormente se hizo un análisis de los materiales en el sitio. Aclaró, empero, que al ser Cundisa el “cementerio más grande del periodo tiwanakota”, aún queda mucho por hacer. Añadió que la mayoría de las tumbas excavadas hasta ahora son de piedra y tienen filtraciones de agua acumulada por siglos, lo que dañó las piezas óseas precolombinas.
Por ello, éstas se hallan descompuestas, en algunos casos quedan sólo los dientes de esqueletos y, en otros, pequeños trozos. Sin embargo, con los análisis posteriores se determinará si ellas pertenecen a un adulto, un niño o un animal. Lo mismo pasa con las ofrendas encontradas en las fosas. “Entonces, lo que hay que hacer es analizar tumba por tumba y tratar de analizar los datos”.
El especialista especificó que para lograr esto, se lavarán huesos, piedras y todo lo que se halla en los niveles de los sarcófagos que, por lo menos, tienen seis metros de profundidad. Se debe tener cuidado con las ollas que, por ejemplo, contienen aún restos de comida. Por todo esto y por la cantidad de sepulcros, Chávez calcula que el trabajo durará entre seis y siete meses.
De acuerdo con el entrevistado, las piezas están conservadas en un inmueble de Copacabana bajo un inventario y la autorización de la Alcaldía y de la Federación de Campesinos de este municipio rural. “Las tenemos en custodia temporal por la comodidad de que están bajo inventario y en cualquier momento serán entregadas. El que ha hecho este trámite es el coinvestigador Eduardo Pareja”.
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