La española Paloma Carcedo de Mufarech rebosa pasión y conocimiento, y también un poco de orgullo, al recorrer con la AFP la exposición el Oro de los Incas, que abrió sus puertas el fin de semana en París y fue tomada por asalto por el público, que la esperaba impaciente.
Y lo del orgullo —"más bien satisfacción", matiza Carcedo— está justificado, ya que es ella quien organizó la espectacular muestra en la Pinacoteca de París, escogiendo cada una de las 253 piezas incas y preincaicas que han sido prestadas por importantes museos de Perú y otros cinco europeos.
Cuando se le pregunta cómo logró la hazaña de traer a París tantos tesoros en oro, plata y cobre, que revelan la grandeza de un mundo perdido, responde con sencillez: "Es que los directores de los museos que prestaron las piezas para la exposición me conocen, son amigos míos".
Los responsables de los museos saben que Carcedo de Mufarech, quien a sus 50 años guarda un aire juvenil, de eterna estudiante, figura entre los peritos en metales de civilizaciones prehispánicas que hay en el mundo, que se cuentan con los dedos de una mano.
"Seremos cinco los especialistas en metales prehispánicos de los Andes", menciona, enumerando a 3 norteamericanos y un japonés estadounidense.
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