EL DIARIO visitó campanarios, catacumbas y pasillos enigmáticos que guarda celosamente este centro cultural y religioso.
Hacia el cielo una campana rajada y al suelo los restos de los protomártires, éstos son los atractivos turísticos más requeridos del Centro Cultural Museo de San Francisco a los que, a pesar de no ingresar en gran cantidad, los pocos visitantes que tienen la suerte de llegar hasta estos rincones, quedan maravillados.
Dirigidos por Elizabeth Poca, una guía que lleva cuatro años en el museo de San Francisco, EL DIARIO recorrió sus instalaciones y maravillas que guarda esta instalación colonial que data de 1549.
El paseo dura aproximadamente 45 minutos y con las exposiciones temporales una hora con 15 minutos.
AL CIELO
Pasando por el lobby y llegando al segundo piso se pasa por el recinto que guarda distintos artículos valiosos de la época Colonial, todos pertenecientes a frailes que colaboraron en su momento con la Revolución Paceña y que hoy en día forman parte de la historia de nuestra ciudad.
Luego se debe ingresar por una puerta angosta que nos conecta con gradas hechas de piedra en las que sólo puede presenciarse una tenue luz que llega desde el cielo.
Concluyendo esta entrada se llega al techo de la iglesia, desde ahí se puede observar toda la ciudad conectada con este centro de oración.
Al Sur se encuentra el majestuoso Illimani, nevado en las alturas e imponente como en toda la historia paceña. Al Este se conecta directamente con el campanario de la catedral metropolitana de la plaza Murillo, al Norte y al Oeste encontramos todo el resto de la ciudad visto sin restricciones.
Para llegar al campanario se debe cruzar por un puente sobre el techo que conecta de forma directa con varias campanas donadas por familias de la burguesía española entre las que destaca la “Campana Rajada”, un símbolo de la revolución de 1809 por ser el instrumento que alertó a los indígenas para que se plegaran al movimiento realizado el 16 de julio.
Es denominada de esa manera porque fue tocada con tanta fuerza e ímpetu que su estructura fue partida por la mitad quedando su recuerdo para la historia.
AL SUELO
“Del cielo” debemos dirigirnos al suelo pasando por otro túnel angosto que nos conecta nuevamente con el segundo piso del museo y el salón que resguarda sus reliquias.
Para llegar a la cripta se cruza el santuario de velas ingresando a la iglesia de San Francisco debiendo recorrer sus instalaciones mientras se aprecia todas las imágenes de Santos con las que cuenta este centro de oración.
Delante del altar mayor se divisa una entrada subterránea abierta al medio día para que todos los visitantes del museo puedan ingresar a la cripta.
A ella se ingresa cruzando por una entrada de piedra que conecta con un pequeño salón que resguarda las urnas de protomártires de la Revolución de 1809 entre las que destacan Pedro Domingo Murillo, Eduardo Abaroa, Anselmo Murillo, Mariano Graneros, Buenaventura Bueno, los hermanos Lanza, entre otros.
Además allí se nota dos imágenes de vírgenes, la Dolorosa del siglo 18 y la virgen del Carmen del siglo 21, ambas como guardianas de la cripta.
“Estas son las principales maravillas presentadas por el Centro Cultural Museo de San Francisco con un costo de Bs 5 para estudiantes y visitantes de la tercera edad, 10 para adultos, 20 extranjeros y estudiantes extranjeros 15”, explicó la guía.
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