Este paisaje es sin duda una de las atracciones naturales más frágiles y expuestas de los valles cruceños.
Suficientemente lejos del circuito turístico de Samaipata y alrededores, apenas visitado por avezados excursionistas que buscan el contacto directo de la Naturaleza, “La Pajcha” duerme todavía la placidez de un pequeño paraíso bañado por la Luna en sus frías noches de invierno, y acariciado oblicuamente al amanecer por el Sol reconfortante en su cráter de tranquilidad, arrullado por el murmullo incesante del chorro blanco del riachuelo que se despeña sobre el estanque.
No hay basura ni deforestación en los alrededores. El lugar está casi intacto, pero totalmente desprotegido, y sólo el aislamiento geográfico de la cascada, accesible por un camino bien mantenido pero poco utilizado, desde San Juan del Rosario, impide la súbita invasión de excursionistas, que podría significar el fin de sus encantos, como ha ocurrido con las Lomas de Arena de Santa Cruz.
“La Pajcha” es sin duda una de las atracciones naturales más frágiles y expuestas de los valles cruceños, que merece un plan de conservación de uso restringido por parte de los visitantes.
A sólo 40 kilómetros de Samaipata, sobre el serpenteante camino a Postrervalle, entre escarpados valles y colinas y en una de las cumbres más elevadas de la ruta, aparece una profunda quebrada que encierra uno de los saltos de agua más bellos del Subandino.
Ubicada justamente en el límite de las provincias Florida y Vallegrande, esta cascada denominada “La Pajcha” da origen a un estanque de aguas mansas y cristalinas en invierno y a turbias e inquietas corrientes en época de lluvias.
Los farallones de la garganta rocosa, eternamente bañados por la brisa húmeda que se levanta de la cascada de treinta metros de altura, están cubiertos de musgo, helechos y bromelias. Y ahí, en los intersticios más inaccesibles de la roca, centenares de bulliciosas parabas, denominadas vulgarmente “frentirrojas”, anidan cada atardecer para pasar la noche en una inusitada invasión de aves que, al caer el sol, inundan de vida, sonidos y movimiento de alas este solitario paraje.
El bosque de arrayanes, cedro, tipa y otras especies forestales del ecosistema valluno, que abundan en la quebrada, se extiende denso y siempre verde, gracias a la permanente humedad del estanque que forma el río San Juan al lanzar sus aguas por la cascada.
CARACTERÍSTICAS SINGULARES
• La altura de la caída de agua a la poza es de 95 metros y la poza tiene un radio de 8 metros a la redonda.
• La Pajcha se encuentra rodeada de árboles de diferentes fustes de grosor especialmente de la especie nogal y cedro, el lugar presenta arbustos y liana, además el visitante podrá apreciar hermosas y variadas aves como: las pavas, loros y otros.
• Otra característica de este magnífico atractivo es que tiene inmensas rocas que conforman una poza, siendo imposible no dejarse atrapar con esta singular belleza y disfrutar de sus aguas cristalinas.
• El punto de caída es conocido con el nombre “Garganta del diablo” que recibe toda el agua del sector Nuevo Mundo.
• Los senderos que se utilizan son transitables en toda época del año incluyendo la de lluvias con precaución.
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