A 45 minutos de Rurrenabaque en lancha, se encuentra el albergue ecoturístico de San Miguel del Bala, uno de los accesos al Parque Nacional Madidi en el que la flora y fauna son considerados de importancia mundial.
Insectos, reptiles, animales exóticos, plantas medicinales y una gastronomía rica en peces, se muestra a los turistas que cada año visitan en mayor número este paradisiaco lugar.
Las historias contadas por las tardes en las comunidades como San Miguel son aprovechadas para transmitir una riqueza cultural a través de las leyendas que, entre otras cosas, explican el significado del nombre “del Bala”.
Cuentan el “san migueleño” y el miembro de la etnia tacana, Fernando Nay, que una día el diablo le dijo a Dios que cavaría un hueco para que pase un río y Dios dijo que cavaría en otro lugar, más abajo. Dios empezó a cavar y el diablo le dio un balazo al cerro en vez de cavar, aún así Dios hizo el trabajo más rápido y logró abrir un paso por donde actualmente fluye el río Beni, quedando -de esta manera- la obra del diablo inconclusa.
Otras historias cuentan diferentes formas por las cuales un tiro perforó la montaña. También se dice que un meteorito cayó del espacio atravesando ese lugar.
A estas leyendas se les suman danzas como el “baile del sembrador” y la comida como el pacú o surubí en tacuara.
Otro de los orgullos de la región está a 10 minutos en lancha desde el ecoalbergue; es el cañón de 150 metros de largo que alberga varias especies de insectos, arácnidos y reptiles.
Por el río Beni es posible ver a diferentes lanchas y botes que trasladan plátanos, sandías y turistas. Uno de los lugares recientemente inaugurados es el albergue de Caquiahuara, dentro del Parque Madidi.
Al atardecer los más de 30 grados de temperatura descienden y, a veces, es posible que algunas nubes en el cielo cubran parcialmente el sol y así dejen ver líneas de luz que caen sobre el río mientras llega la noche.
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