San Juan de Yapacaní es reconocida por su exhuberancia y atractivo natural, que atrae y cautiva a cientos de turistas, que cada año visitan este sector, que cuenta con hermosas playas de blanca arena, que circundan gran parte del río del mismo nombre, cuyas mansas aguas ofrecen la posibilidad de pescar y navegar, disfrutando del paisaje verde y frondoso.
Este atractivo natural se encuentra a 175 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra a orillas del río Yapacaní, mismo que es navegable todo el año con conexión y desembocadura en el Amazonas.
La población se asienta sobre el sector Norte del Parque Nacional Amboró y la Reserva Forestal de aprovechamiento permanente “El Chore”, selva intacta, un sendero atraviesa la zona, dos lagunas con 100 y 200 hectáreas se ubican dentro de los bosques.
Yapacaní ofrece un fin de semana familiar, para practicar la pesca, ya que en sus ríos se encuentran diversidad de peces. Los alimentos con carne del “monte” es la principal atracción de los visitantes.
Cuenta con una reserva forestal que abarca el 70 por ciento de su superficie total, en la que se encuentran concesiones forestales administradas por empresas madereras y Agrupaciones Sociales del Lugar (ASL). Tiene 231 especies forestales, alrededor de 219 árboles por hectárea y una oferta maderable de 88,52 metros cúbicos por hectárea”. Es decir, nos encontramos con el bosque más productivo y rico de Santa Cruz.
El clima es típico de sabana a bosque húmedo subtropical. Se registra una temperatura promedio anual de 24,1 ºC (máxima promedio de 29,1 ºC y mínima promedio de 19,4 ºC).
La precipitación pluvial promedio de 1.881 mm. En la época húmeda se presentan intensas lluvias con tormentas eléctricas, mientras que en la época seca las precipitaciones se presentan en forma de chubascos.
Los colonizadores, madereros, comunidades indígenas, empresarios y empresas petroleras conforman el grupo de actores que participan de la producción forestal.
La localidad de Yapacaní, se encuentra en la tercera sección municipal de la provincia de Ichilo del Departamento de Santa Cruz Sierra y cuanta con una población de 9.388 habitantes.
El incremento de la temperatura o calentamiento global, registra una elevación de 2ºC cada 10 años, pudiendo llegar a los 5ºC en un futuro próximo. Este fenómeno produce cambios en los patrones de lluvias, desplazamiento de las zonas ecológicas, calentamiento de los mares y derretimiento de las capas de hielo.
El Informe de Desarrollo Humano del PNUD publicado en 2009 y ratificado en 2010, así como en otros estudios científicos, devela los trastornos climáticos que afectarán los elementos básicos de la vida, el acceso al agua, la producción de alimentos, la salud y el medioambiente y, como efecto, millones de personas podrían padecer hambre, escasez de agua e inundaciones a medida que el mundo se caliente.
En Bolivia, las primeras señales de advertencia son evidentes. El Chacaltaya perdió más del 82 por ciento de su superficie glaciar en los últimos 20 años, y probablemente se derretirá completamente hasta el año 2013. Los glaciares que alimentan la cuenca del sistema Tuni Condoriri, que dota de agua para El Alto y La Paz, tienen una pérdida del 39 por ciento de su área desde 1983.
El Programa Nacional de Cambios Climáticos (PNCC) y el Instituto de Hidráulica e Hidrología de la UMSA estiman que el Condoriri perdería su cobertura glaciar cerca al año 2045 y el Tuni cerca a 2025. Como consecuencia, la ciudad de El Alto y parte de La Paz entraron en un período de estrés hídrico a partir de 2009, proyección que se va cumpliendo, al conocerse en días anteriores que las represas de Hampaturi e Incachaca, como nunca antes, sólo tienen el 15 y 20 por ciento de su capacidad.
Sin embargo, esta realidad no impide que en la ciudad de La Paz el 25 por ciento del agua potabilizada deje de ser derrochada, lamentablemente, por el mal uso; en El Alto, esta cantidad sube a 40%. Estas dramáticas cifras pueden disminuir si se promovieran campañas de educación urbana y el cambio de malos hábitos en la población.
Asimismo, el impacto del descongelamiento de los nevados que hace un caudal de agua derretida, se va en un 90 por ciento directamente a los ríos y no tiene ningún uso o virtualmente se va a otros países.
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