En medio de una llovizna persistente y luego de tomar la carretera que une Cochabamba con Quillacollo y de transitar por ella por más de 40 minutos, llegamos a la comunidad de Marquina. Allí sobre una hectárea de terreno se encuentra una de las mayores construcciones ecológicas del valle cochabambino, conocido como el Centro Ecoturístico “El Poncho”.
Esta alternativa turística representa una de las constelaciones más importantes para diversas culturas ancestrales; en la actualidad conocida como “la constelación de Orión”.
Dentro de la Cosmovisión Andina este cúmulo de estrellas era interpretado como el centro en el que confluyen los tres credos divinos, en dimensiones paralelas interconectadas por portales cósmicos; es decir, sobre la tierra, el aire y el mundo de los muertos, un plano en el que se asumía a las viviendas como a seres que debían guardar armonía con el entorno.
Éste es el espíritu que la familia Hidalgo Deglane intenta recrear para ofrecer la combinación perfecta entre lo rústico y lo confortable. Daniel Deglane, gerente propietario, afirma que uno de los gestores del proyecto es su tío Enrique Hidalgo, quien buscaba recrear los cuatro elementos de la rue-
da de la medicina andina, a los cuatro colores, animales y espíritus que componen dicha mandala, y sobre todo la promoción de la comprensión de la interdependencia del hombre con dichos elementos, comprendiendo la esencia y el respeto por cada uno de ellos, dado que todos son indispensables para la continuidad de la vida en el Planeta.
“La construcción de este centro ecoturístico copia casi exactamente la ubicación de la constelación de Orión; la ubicación de las cabañas parte de un viejo árbol de 15 metros de altura, desde cuya copa se podía divisar todo el paisaje. Ése fue el eje de construcción de todo el proyecto arquitectónico”, afirma Deglane.
DE RETORNO A LO NATURAL
Las instalaciones de “El Poncho” se inauguraron en septiembre del 2009; pero este proyecto nació hace 11 años, bajo el criterio de la búsqueda y el desarrollo de modelos de construcción alternativos.
Éstas fueron creadas gracias a los conocimientos de la gente de la comunidad, que trabajó en su construcción, así como más 800 voluntarios del extranjero que fueron llegando para trabajar en este proyecto especial.
Unas mil personas han estado involucradas en la construcción de las 12 cabañas turísticas y las áreas recreativas que integran este complejo.
Todos los materiales con los que fue construido este lugar han sido extraídos de la propia naturaleza y el entorno cercano como el barro, la paja, la jatata, la piedra, la cañahueca y otros. Adicionalmente, el complejo cuenta con fuentes de energía alternativa, tales como duchas y cocinas solares, además de baños secos que luego de un sencillo tratamiento convierten la materia en fertilizante. “Hemos aplicado métodos y una serie de conocimientos andinos, aymaras, quechuas, etcétera, que han sido olvidados en el tiempo por el tema de la globalización o por una simple practicidad, pero aquí probamos que este lugar es una propuesta factible aprovechando los elementos que estaban alrededor de este proyecto y también con materiales de desecho”, explica Deglane.
Este Centro ha logrado el equilibrio entre lo rústico y lo confortable. Las cabañas han sido equipadas con mobiliario y decoración en la que se rescatan elementos representativos de la cultura y artesanía boliviana.
LÍNEAS ANCESTRALES
Para los propietarios de este sitio, la edificación tiene su propia representación y significado porque este lugar fue concebido como un templo de espiritualidad, para que el visitante se empape de aquella conciencia y retorne a la naturaleza, que revalorice la tierra, el aire y a sí mismo.
¿Qué dicen los puntos energéticos de la arquitectura?
Para tener una apreciación de la ubicación simétrica de la arquitectura se subió a la “Nave”, un mirador de 13 metros de altura y 13 de diámetro.
Deglane afirma que esta estructura representa para el mundo andino
el corazón y motor para conectarte con la esencia del universo. Desde allí se observa que El Poncho sigue el siguiente ciclo: Los Cuatro Elementos, la Chakana, la Nave y el Cóndor Andino.
La Chakana está compuesta por cuatro cabañas masculinas y cuatro femeninas, elementos que hacen referencia al equilibrio y balance de las cosas; ayuda a comprender el mundo enfatizando la dualidad andina.
El Cóndor Andino: la piscina está construida con el afán de representar la figura de un cóndor que vuela con las alas extendidas.
Las tres estrellas centrales serán las pirámides del cinco, seis y siete, cada una con una función diferente dentro del proyecto, buscando siempre mantener el equilibrio energético del lugar.
¿Cómo llegar?
Este centro ecoturístico se encuentra a 19 kilómetros de la ciudad de Cochabamba.
Para llegar se debe tomar la avenida Blanco Galindo hasta llegar a Quillacollo. Una vez que se llega a la "plaza Bolívar", hay que girar a la derecha por la carretera a Liriuni,
siguiendo la avenida Santa Cruz por siete kilómetros, hasta encontrar un desvío que lo llevará hasta El Poncho.
Existe señalización en la zona, que le guiará por donde es el camino
correcto.
Más sobre edificación.
Dentro de las cuatro estrellas que forman el trapecio, El Poncho sigue el siguiente ciclo: los Cuatro Elementos, la Chakana, la Nave y el Cóndor Andino, lo cual explica que sea un sitio místico, energético en el que se puede meditar, respirar paz, armonía, tranquilidad y uno puede encontrarse con su yo interior, a la vez que se puede observar a lo lejos la ciudad de Cochabamba.
Áreas de recreación.
El Poncho cuenta con áreas de hospedaje, pub restaurante, restaurante al aire libre, sala de eventos y convenciones.
Tiene una piscina y como servicio extra la tina terapéutica y los saunas andinos, que están preparados en base a plantas y hierbas medicinales.
Para más información visite:
www.elponcho.com
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