Sucre, la ciudad de los cuatro nombres, donde el tiempo parece detenerse, se abre para realizar un viaje por la historia y cultura de nuestro país. Le invitamos a un recorrido por una de las rutas turísticas más importantes e históricas de la ciudad.
Nuestra primera parada es el Palacete del Guereo, edificio residencial construido a fines del siglo XIX, inicialmente como casa de hacienda. Se encuentra en la actual zona del Guereo -denominada así debido a que sus propietarios originales procedían de un pueblo de España con este nombre- y es una gran muestra arquitectónica del estilo corintio.
Paramos obligatoriamente en La Cruz de Tata Solano. Alrededor del año 1558, el misionero San Francisco Solano mandó erigir cuatro cruces en las principales vías de ingreso a la ciudad con el fin de protegerla.
En la salida a la frontera chiriguana (hoy ruta hacia Monteagudo) se instaló la cruz denominada de Tata Solano, la cual está ubicada en la parte alta de la ciudad, detrás de La Recoleta. Se trata de una cruz con ornamentos dorados en todo el contorno, ubicada en una capilla sencilla con portada con dos columnas dóricas. También se aprecian en su interior cuadros de imágenes sacras.
La Recoleta
Uno de los lugares más importantes en la historia de la ciudad de Sucre es La Recoleta, que congrega varios atractivos turísticos que no se pueden dejar de visitar, como el convento de nuestra Señora de Santa Ana del Monte Sión, Recolección de Chuquisaca, fundado por Fray Francisco de Morales, en 1600. Fue considerado uno de los más bellos y principales de la Provincia de San Antonio de los Charcas.
La iglesia, reconstruida en el siglo XIX, consta de una sola nave con capilla lateral. La fachada principal se encuentra constituida por un pórtico de pilastras que reciben un frontón triangular.
En el coro se encuentra una singular sillería del siglo XVII, tallada en cedro, perteneciente a la escuela altoperuana y trasladada en 1875 de la Iglesia de San Francisco, donde perteneció en origen.
Otro lugar imperdible es el Museo de La Recoleta, actualmente funciona en ambientes del tercer claustro de los cuatro con los que cuenta el convento, incluido el “Patio de los Naranjos”.
En sus salas se pueden apreciar pinturas, esculturas, obras religiosas y una colección numismática de la Colonia y la República. Dentro de su patrimonio bibliográfico se cuenta con una suntuosa biblioteca con 20.000 títulos de diversas temáticas.
En el recorrido por el museo se puede apreciar la huerta, donde aún permanece un gigantesco cedro milenario, como único testigo de la huerta que ostentaba árboles frutales y cedros.
Plaza histórica
Y seguimos. La plaza Pedro Anzúrez es el lugar histórico donde se fundó la Villa de La Plata. Hoy está rodeada por el mirador construido en 1979 y es uno de los espacios públicos de mayor importancia urbana y turística de la ciudad, su ubicación en las faldas del cerro Churuquella permite tener una visual completa del centro y sus alrededores. La plaza está rodeada de calles antiguas, con nombres singulares como calle del Gato Negro, del Gato Blanco, del Gato Pardo y de los Pendencieros, que durante la época de la Colonia eran muy importantes.
A sólo unos pasos de la plaza Pedro Anzúrez nos encontramos con un museo diferente. Ubicado en la antigua Caja de Agua, que fue restaurada y acondicionada para incorporar el Museo de los Niños Tanga-Tanga.
Se trata de un museo de arte interactivo y exhibiciones de ciencia y tecnología, donde la premisa es aprender jugando, a través de la exploración de las maravillas de la ciencia, en los denominados “tanques del tesoro”.
Además el proyecto incluye la implementación de un programa artesanal de diseño, capacitación y producción de artesanías y la preparación de dulces y pasteles típicos de la región, para que el visitante pueda presenciar la manufactura de las artesanías mencionadas para luego si desea adquirirlas del productor.
El primer templo
Paseamos por la calle Calvo, donde se encuentra el Templo San Lázaro, el primero que tuvo la ciudad. Su construcción se remonta a los años inmediatamente posteriores a la fundación de la ciudad. Fue Iglesia Mayor mientras se construía la Catedral Metropolitana.
En sus orígenes fue una simple edificación con techo de paja y altar de barro y a mediados del siglo XVII fue construida la iglesia que actualmente se aprecia con una sola nave. Son notables el retablo del baptisterio y las pinturas que representan a los cuatro evangelistas, atribuidas a Zurbarán.
Luego nos dirigimos a la Casa Capellánica. El edificio es un caserón del siglo XVII que con el tiempo pasó a ser la casa de los Capellanes del convento de Santa Teresa. El inmueble se ubica en una esquina y no posee muchos elementos decorativos. En su interior el patio conserva sus características arquitectónicas y permite al visitante trasladarse en el tiempo.
En este recorrido hemos podido apreciar lugares históricos y de gran valor cultural que esta ciudad guarda celosamente. Esta mágica urbe, que conjuga en un mismo espacio la historia y modernidad, espera que el visitante descubra todos los secretos que se guardan en sus casas y calles.
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