Techos de líneas torcidas por el tiempo con rojas tejas coloniales envejecidas, palmeras, naranjos parloteadores de trinos que emergen de plazas y patios andaluces. Torres de templos dibujando su perfil en el diáfano azul del cielo, así es Tarija.
Siempre se percibe una impresión de serena belleza en el contorno ciudadano y en la vida de los hombres y mujeres del sur boliviano.
Sus calles angostas, enmarcadas en el centro por viejos caserones señoriales, sus íntimas y soleadas plazas, su amplia avenida ribereña y todos sus lugares públicos todavía muestran el grato oficio de la vida de sus gentes compartida a plenitud. El bullicio y tipicidad de su abigarrado mercado.
La casa de la Cultura de Tarija ocupa el edificio de mayor relieve arquitectónico. Es una edificación estilo “art nouveaux”, construida a fines del siglo XIX por los arquitectos hermanos Camponovo y por encargo de don Moisés Navajas, a la que se le dio el nombre de Casa Dorada. La Biblioteca y Archivo Anexo del Convento Franciscano es una de las pocas de Latinoamérica que reúne en sus viejos anaqueles “un riquísimo repositorio de documentos de la historia religiosa y civil de Tarija y de la región del Chaco”, señalan los historiadores.
Los barrios tradicionales de Las Panosas, El Molino, San Roque y La Pampa, los policromos rosales de los jardines familiares.
Las amancayas y las albahacas aprisionadas en los tiestos y liberadas en su aroma prendido en el ambiente. Las uvas descolgando sus racimos repletos sobre los muros, todo es atractivo en Tarija.
Más allá, se observan las cordilleras hundiéndose difuminadas por todos los confines de la hoya valluna, en las que sobresale la Cuesta de Sama.
La ciudad capital tiene hoteles con menú internacional, junto a típicas y estéticas cabañas en las que el plato típico es degustado por los que arriban a la ciudad chapaca. Algo que impresiona y gusta es la tradicional sencillez, cordialidad y hospitalidad de sus moradores. Así tanto el Carnaval, la Pascua y otras fiestas y verbenas, el visitante es partícipe.
15 Abril Tarija celebra su independencia
La ciudad de Tarija fue fundada el 4 de julio de 1574 a orillas del río Guadalquivir.
Durante la Guerra de la Independencia, el 15 de
abril de 1817 tuvo lugar la batalla de La Tablada, que es la victoria más significativa de los guerrilleros tarijeños contra las fuerzas españolas, por lo que esa fecha se celebra como efemérides departamental.
Tarija, hoy se muestra pujante, su gente vive aún con la familiaridad de una pequeña villa de antaño.
Sitios para conocer al visitar Tarija
Museo Universitario, con más de 700 piezas en exhibición.
San Lorenzo, a 16 km de la ciudad cuna del héroe nacional, guerrillero Manuel Eustaquio Méndez, llamado el "moto".
Convento Franciscano, con un apreciable conjunto de pinturas coloniales. Catedral Metropolitana. Rincón de la Victoria. Represa de San Jacinto y otros lugares hermosos.
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