El municipio de Totora se caracteriza por ser un pueblo que mantiene su arquitectura colonial, por su tradición y por ser escenario de producciones nacionales audiovisuales.
Llegar a Totora precisa de un viaje de alrededor de dos horas y media. Una carretera asfaltada hacia el cono sur del departamento guía el camino hasta el ingreso del pueblo, donde se inician las calles empedradas; es el inicio del pueblo que mantiene lo colonial.
Las calles son angostas, algunas empinadas con bordes de quebradas, puentes y dos ríos.
Caminando a pocos pasos de la plaza se encuentran pequeños negocios. Está a la venta las tradicionales bebidas como la cerveza de quinua (sin alcohol) y el ron terremoto o el plato del uchucu totoreño para paladares exigentes.
Andando un poco más, sin necesidad de guías, es fácil llegar a la zona del convento y detrás encontrar “El Meteorito” una roca gigante que la gente dice que tiene propiedades de fertilidad.
ESCENARIO pasear por las calles de Totora permite también remontarse a historias plasmadas en producciones nacionales audiovisuales.
En 1998, los productores de la película “El día que murió el Silencio” convirtieron a Totora en Villa Serena para filmar una película que mostraba la transformación de un pueblo con la llegada de la radio.
A fines de los 80 el cuento popular de “La Cruel Martina” (donde una joven de pollera mata a su hijo y se lo da en una comida a su esposo en venganza por el maltrato), se filmó en la casa de Maryln Quiroga, que entonces tenía siete años.
La casa está vacía, pero los Quiroga, que viven en la ciudad, la visitan cada cierto tiempo y mantienen los espacios de las escenografía al largometraje.
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