lunes, 15 de agosto de 2011

La fronteriza Pisiga, un sitio con mucha riqueza cultural

La región fronteriza de Pisiga cuenta con singulares atractivos turísticos, entre los que destacan el nevado de Cabaray, el mirador de Taypincollo, los bosquecillos de queñuas y yareta, las Jach’a Pucara y Jisk’a Pucara, el salar de Coipasa, el pueblo étnico de Chipaya, el volcán del Tata Sabaya, la casa del Tata Sabaya, además de los chullpares de Casinquira, Cuevas y Comujo.

Esos sitios tienen gran importancia en el área de la arqueología, la cultura y el turismo, por lo que pueden generar recursos económicos en beneficio de los habitantes de estas regiones que fueron olvidadas por las autoridades nacionales y departamentales anteriores.

El antropólogo Pablo Castellón Herrera realizó un trabajo de investigación durante seis años con la cooperación de las autoridades municipales de Pisiga-Bolívar para lograr que los chullpares y momias de esta región sean declarados Patrimonio Histórico y Cultural de Bolivia.

De esa manera, está en plena vigencia la Ley 2989, aprobada por el Congreso Nacional y promulgada el 24 febrero del 2005 por el entonces presidente de la República, Carlos Mesa Gisbert.

“La región altiplánica como génesis del mundo andino ofrece un espacio abierto a todos los visitantes nacionales y extranjeros para conocer las zonas que cuentan con atractivos turísticos”, aseguró el antropólogo.

El estudioso agregó que esas tierras ‘mágicas’ son una fuente de inagotables riquezas culturales, entre ellas los chullpares que, según una hipótesis errónea, son simples tumbas o cementerios.

“Con el proyecto que se tiene en mano, de acuerdo con lo establecido en la Ley 2989, queremos llegar al origen de estos lugares sagrados de nuestros antepasados”, añadió.

Castellón detalló que en el sector de Pisiga se encuentra el pueblo de Cosinquira, donde existen chullpares aymaras y cuerpos momificados, previamente preparados con un proceso de embalsamiento en posición fetal. “Las míticas leyendas de la región hacen del lugar un punto enigmático”, explicó.

En la localidad de Comujo, población situada a orillas del salar de Coipasa, se encuentran las cuevas mitológicas que en otros tiempos fueron utilizadas como escondites y refugios de personas y soldados que pasaban por el lugar.

En esa región también está situado el museo fronterizo Ukamau, que cuenta entre sus colecciones con objetos arqueológicos, instrumentos de percusión y de viento andinos, fotografías turísticas de la región fronteriza y de Bolivia, pero además se puede ver una chullpa que es considerada una reliquia.

Otro atractivo es la ciudad del Tata Sabaya, considerada históricamente la vivienda del legendario Pedro Martín Capura Cóndor Villca, situada en la media falda del cerro Sacasacani, donde las viviendas son construcciones realizadas con piedra.

Sin duda, otro sitio arqueológico del departamento de Oruro es el Jisk’a Pucara, ubicado a 90 kilómetros de Pisiga, en cuyas faldas se ha descubierto una necrópolis aymara subterránea, es decir que los chullpares se encuentran en el subsuelo.

Pisiga es una población fronteriza del departamento de Oruro que está situada a 228 kilómetros de la capital de Pagador, a escasos metros de la línea de demarcación entre Bolivia y Chile, en el Hito Pietro 31. Su acceso es por la carretera bioceánica Oruro-Pisiga-Iquique.

Esa localidad fue creada como cantón mediante Ley del 12 de enero de 1962 y reconocida como comunidad mediante Ley 1565. Asimismo, el 26 de octubre de 1996 fue reconocida como distrito municipal, mediante ordenanza municipal del Gobierno Municipal de Sabaya.

“Ahora esa región espera la visita de los turistas que se interesan por la naturaleza altiplánica, la arqueología y lo enigmático”, señaló el antropólogo.


Pedro Martín Capurata Cóndor Villca

Según la investigación Elites emergentes aymaras: Entre lo subalterno y la modernidad, Pedro Martín Capurata Cóndor Villca era un cacique gobernador en la época de 1600. Era mestizo, aunque la gente de Sabaya afirmaba lo contrario.

El mito dice que nació de una pastora y del cerro Tata Sabaya. Era blanco y rubio, y cuando creció se convirtió en un hombre gallardo e ícono de la inteligencia.

Al ver los atropellos de los conquistadores, armó una lucha, pero al verse amenazado de muerte huyó a Potosí. Posterior a ello, fue reconocido por la Corona española y nombrado gobernador. En su gestión diseñó la plaza de Sabaya y sus calles.

En una oportunidad, ordenó el arresto del cura del pueblo por tres días sin alimento —se dice que el hombre comió hasta sus zapatos— por celebrar la misa sin su presencia. Cuando el párroco abandonó Sabaya maldijo a Pedro Martín y eso le causó la muerte.

Se dice que los restos del gobernador fueron esparcidos por todas las marcas de Jacha Karangas. “De eso se asume que cada pueblo tiene una característica de Pedro Martín. Por ejemplo, Sabaya se quedó con los testículos y las piernas y se debería a eso que la gente de ese lugar camina mucho, y a partir de eso también se puede representar a ese poder local que es refrendado y apoyado por la Corona española”.

Hasta hoy, las autoridades originarias de Sabaya cuando asumen el mando de Mallkus, cada 1 de enero, hacen una representación del volcán Sabaya y de Pedro Martín Capurata Cóndor Villca para seguir sus pasos y convertirse en un kamiri (indígena rico) benévolo con su pueblo, no una autoridad que ostenta para sí, sino bajo el principio de redistribuir los bienes entre su gente.

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