Un centenar de objetos y fotografías resumen la historia de los llamados “niños mimados”
Después de 135 años, el centenar de fotografías; una corneta; una reposición de objetos alusivos a la contienda bélica con Chile, además de la bandera que flameó en la batalla del Alto de la Alianza en 1880, con tonos desteñidos del rojo, amarillo y verde y con el escudo y la inscripción “Batallón Daza Granaderos de la Guardia de 1876”, bordados con hilos de oro y plata, sobrevivieron para formar parte del Museo de Historia del Regimiento 1.o de Infantería Colorados de Bolivia.
Museo histórico. El repositorio se encuentra en el lugar del cuartel. Si bien el museo tiene más de una década, hace cinco meses amplió sus ambientes, explica el teniente Víctor Hugo Bal Quezada, segundo comandante del regimiento.
Quezada describe que el museo está dividido en las etapas que atravesó el país. La Guerra de la Independencia; la Confederación Perú-Boliviana; la batalla del Alto de la Alianza; La Guerra del Chaco y la defensa de la democracia, en las que los colorados tuvieron una activa participación, son algunos de ellos.
Quien ingrese en el interior del repositorio encuentra no sólo una fotografía o un objetivo, sino la carga histórica que cada una de ellas trae consigo, esto significa un repaso a la historia de Bolivia. Entre los objetos está la bandera que fue obsequiada por el comerciante y banquero Otto Ritcher y su esposa, Valdivia Gutiérrez de Ritcher, a Hilarión Daza, en 1856.
Además de la bandera, un centenar de fotografías en blanco y negro recuerdan a los soldados abatidos por la tropa chilena. En las imágenes se evidencia al enemigo efectuando el “repaso”. “El soldado chileno tenía la orden de que ningún boliviano quede vivo, si estaba vivo, debían darle el tiro de gracia”, describe Quezada.
Unidad de elite. La particularidad de los colorados es que fue una “unidad de élite”, “eran los niños mimados del Gobierno de turno”.
La valentía de los Colorados fue retratada por el pintor Luis Vergara en un cuadro al óleo; la imagen del imponente soldado no estaría completa sin la corneta guardada en una pequeña urna. Quezada explica que este instrumento era utilizado como “mando de control”. “No existían sistemas de comunicación, la corneta anunciaba la reunión del personal, para disparar, para entrar en cuadro. Era un elemento igual a las banderolas”.
En otra sala se encuentra un relicario con los recuerdos de los prisioneros de la Guerra del Chaco. Entre los objetos está una galleta de marca uruguaya, la imagen de una Virgen y una medalla que un soldado fabricó de estuco cuando en esa época los prisioneros organizaban encuentros deportivos.
En la ampliación del museo se encuentra una sala audiovisual con asientos y audífonos, donde los visitantes pueden observar y escuchar los relatos del regimiento sobre la repatriación de Eduardo Avaroa. La idea próxima es traducir el audio en quechua, aimara, inglés, francés y alemán.
La Sala de la Defensa de la Democracia reúne el vestuario de dos soldados que murieron en su labor durante “octubre negro”. José Luis Mendizábal Ochoa falleció en la terraza del Palacio de Gobierno y su estafeta fue asesinado con una bala en la cabeza, en su intento de rescatar a su superior. Las prendas fueron donadas por sus familiares, aún con signos de violencia en ellas.
En otro ambiente se expone una larga lista de los nombres que recibieron los Colorados de Bolivia; ellos eran conocidos como “los guerrilleros” y otra variedad de denominativos que sólo traducen su valor.
5 meses atrás, el espacio del museo fue ampliado con nuevas salas, con el objetivo de realzar lo que fue el batallón.
Los gestores de la creación del museo. Desde hace 10 años, los impulsores de la creación y ampliación del repositorio estuvo en manos del general de Ejército Antonio Cueto, comandante general del Ejército; el general de brigada Edwin de la Fuente Jería, jefe del Departamento Tercero del Ejército, y el teniente coronel Gróver Rojas Ugarte.
Algunos apuntes
Hechos importantes en la historia de Bolivia y sus contiendas bélicas se hallan reflejados en este museo, a través de objetos, fotografías y vestimentas.
30 años tenían, en promedio, los soldados de los Colorados de Bolivia que participaron en el combate del Alto de la Alianza. Existe referencia de que éstos gozaban de un sueldo.
1 mujer Ignacia Zeballos, Juana Azurduy de Padilla y Genoveva Ríos son algunos nombres femeninos. La primera fue una mujer de ascendencia oriental que participó en la batalla de la Alianza.
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