A 26 kilómetros al noroeste de la capital cruceña, cruzando el río Piraí y varios arroyos de aguas y cristalinas, se encuentra Terebinto, un caserío fundado por el canónigo José Vicente Durán en una fecha no exacta de 1787. De lo que sí hay fe, es de la fecha de la declaratoria de cantón de este pueblo porque para ello se dictó una ley el 25 de septiembre de 1883. Pertenece al municipio de Porongo en la provincia Andrés Ibáñez.
Fue y sigue siendo uno de esos pueblos tradicionales de Santa Cruz que mantienen vivas las costumbres y sus habitantes heredaron de sus antepasados la proverbial hospitalidad y sencillez que reconocen propios y extraños. La tranquilidad característica de los ‘terebinteños’ se truncó bruscamente el año 1958 cuando grupos de la milicia del Gobierno de Hernán Siles Zuazo, persiguiendo a dirigentes cívicos cruceños y a falangistas, llegó hasta su plaza y cometió abusos, aparte de asesinar a algunos de los perseguidos.
El nombre de Terebinto alcanzó, entonces, resonancia internacional aunque al pasar el tiempo volvió a aquella pasividad que algunos han pretendido identificar con el conformismo.
Pero no es así, afirma José Miguel Burton, encargado de un comité de festejos para la fiesta patronal que se celebra este 8 de septiembre.
“Queremos desarrollo pero sin destruir la belleza natural de nuestros bosques y ríos”, dice Burton. Así piensan sus cerca de 1.000 habitantes.
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