El amor es uno de los sentimientos más indescriptibles en el ser humano. En su nombre se han cometido excesos y se han surcado hacia tierras extrañas con el deseo de poseer el bien amado.
Este sentimiento es un concepto universal en el que las emociones pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. Es por eso que envueltos en su misterio y la promesa de amor eterno es que los turistas nacionales y extranjeros llegan ocasionalmente hasta Tiraque, a 65 kilómetros de Cochabamba en el Valle Alto, a una hora de viaje en trufi, para beber de las aguas de la Fuente del Amor.
Y como ya se ha convertido en parte de una tradición, este 21 de septiembre algunas decenas de parejas de enamorados viajaron hacia esta provincia con el firme propósito de fortalecer su relación y que con la acción de beber el agua lograr que su amor sea eterno. Aun cuando no hay pruebas científicas del poder mágico de esta vertiente.
Agua del amor
Florencia, nombre ficticio, una mujer de 22 años, de tez morena, pelo largo recogido en una trenza gruesa a la espalda, de estatura y silueta mediana aunque de anchas caderas, desciende del minibús.
Ella es parte de la delegación de estudiantes de Turismo que visita el pueblo con el objetivo de desarrollar un proyecto de grado para su instituto, aunque en verdad Florencia confiesa a sus compañeras que su mayor interés y preocupación es conocer la “Fuente del Amor”.
Su objetivo es llenar una pequeña botella con el líquido mágico y luego beberla junto a su novio para que así el agua de la vertiente le ayude a sellar su promesa de amor eterno.
Una provincia enamorada
En esta localidad hay que destacar tres espacios naturales que merecen ser relatados por el misticismo y el romanticismo que aflora de ellos por donde se los mire, entre ellos la Fuente del Amor, la Cueva del Amor y el Bosque de los Enamorados.
Existe una leyenda sobre la fuente, la cual indica que sus aguas son medicinales y que son capaces de curar todo tipo de dolencias, así sea del corazón. Los pobladores de Tiraque afirman que para ellos el amor es de color turquesa porque precisamente ese es el color que adquiere el agua al emanar a la superficie.
Esta leyenda cuenta que al tomar de esta agua el hombre se hace más viril y a la mujer más fecunda, y por esa característica es que los primeros habitantes de la zona la bautizaron como tal. Aunque también existen aquellos que suelen lanzar una moneda al interior de la fuente sólo para pedir el regalo del amor.
El escenario de esta fuente se encuentra en la rinconada o “cuesta kuhu”, a cinco cuadras de la plaza principal del pueblo, sobre la calle Vandiola. La misma que se encuentra cobijada por un marco de árboles y pastizales. En este sector también la llaman la “bóveda”, por las características arquitectónicas de la estructura de protección que se armó alrededor del manantial.
agua medicinal
Alberto Castellón, oriundo de Tiraque, asegura que la fuente y sus secretos datan de hace más de 200 años, y que a la fecha el manantial sigue emanando agua sin interrupción durante todo el año y que aunque él no haya probado de ellas sabe que tiene muchas virtudes gracias a sus componentes químicos.
“Se sospecha que el líquido contiene sodio, magnesio, cobre, calcio, yodo y potasio y por eso color khosi, o azulado” asegura Castellón, aunque para verificar su color, se debe de tomar en un vaso de cristal.
El “agua del amor” también es considerada como medicinal, debido a otra anécdota que es repetida entre los lugareños quienes aseguran que en algún tiempo atrás llegaban visitantes de la zona de los Yungas de Vandiola y bebían de la fuente antes de retornar a su pueblo. Con el paso del tiempo las personas enfermas fueron sanando y de esta manera es que circunstancialmente el agua del amor pasó a ser conocida como el agua de la salud.
Muchos de los visitantes que llegan al lugar piden salud y larga vida, otros en cambio piden descendencia y buscan el agua como una esperanza para curar su esterilidad.
También se aproximan aquellos visitantes que quieren solucionar sus problemas amorosos y los curiosos que visitan la fuente por sus aguas medicinales, búsqueda del amor o simplemente ya forma parte de las tradiciones populares del pueblo.
puntos de encuentro
Dicen que cupido fue muy benevolente con esta provincia ya que además de un manantial de agua también creó un bosque, cercano a la fuente, el cual poco a poco se convirtió en el santuario del amor.
Feliz Torrico Siana, oficial mayor de la provincia, relata que los ancestros contaban que este bosquecillo se formó de repente, en una cadena de eucaliptos que rodeaban al centro del poblado, y ya con el paso del tiempo se fue convirtiendo en lo que ahora se conoce con el nombre del “Bosque de los Enamorados”, una de las calles las que conducen hasta este sector es la calle Santa Cruz.
La naturaleza se encargó de intervenir para complementar este ambiente tan romántico con la Cueva del amor, que surgió poco después, y se encuentra al noreste del poblado, casi a un kilómetro y medio de Tiraque.
Como su nombre lo indica es una cueva natural, que hace años es el refugio perfecto de los enamorados. Este lugar se encuentra al finalizar la calle del Palmar y hay que cruzar el pequeño bosque de eucaliptos. Bien lo dijo el fallecido escritor tradicionalista, Alfredo Medrano, al describir sobre las bondades turísticas de Tiraque, definiéndola como la “tierra del amor”.
Otros atractivos turísticos
La pintoresca población de Tiraque, ubicada en el punto de transición entre el valle interandino y la zona de los yungas tropicales, cuenta con un sinnúmero de sitios turísticos.
A orillas del río Millu Mayu, en el sector noroeste del poblado, a más o menos 15 minutos de recorrido en auto se encuentra la zona de Ch’ejta Rumi, más conocida como la “Piedra del Inca”, que no es más que una roca de grandes proporciones que parece que fue partida por la mitad.
Al ubicarse justo debajo de esa rajadura se puede admirar con mayor facilidad las grandes proporciones que adquiere la roca, que sólo de alto podría llegar a medir unos 30 metros y más de 20 menos de ancho.
En la base de esta roca se creó una cueva subterránea, a la cual ingresan algunos habitantes, especialmente los primeros viernes de mes para k’oar.
Alberto Castellón afirma que precisamente en este sector existe la leyenda del jinete, quien cada noche emergería del fondo de la cueva montando en un hermoso corcel para recorrer por la pradera del pueblo y precisamente antes de despuntar el alba retorna a la cueva.
Actualmente esta zona del Ch’ejta Rumi es un hermoso ensueño natural, con pequeños pastizales planos y cascadas de agua que fluyen en época de lluvia. Según las autoridades de turno de Tiraque esta zona es la más adecuada para realizar turismo de aventura.
En esta zona también existe un viejo molino de agua, que a la fecha aún mantiene su tradicional manera de moler el trigo, ya que existe una pequeña presa de agua que alimenta al molino. Toda esta región se convierte en un lugar propio para realizar paseos de ensueño y porqué no... terminar un poco más enamorado.
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