Tarija no simplemente guarda entre sus entrañas la riqueza turística de su valle central, también guarda su sinuosa ruta montañosa denominada la cordillera de Sama, que es el encanto histórico y paisajista de la ciudad, donde conviven más de cinco comunidades.
Ese lugar para muchos pareciera simplemente un espacio de altura rocosa, sin embargo, es el lugar donde la gente puede apreciar el verdadero encanto de la ciudad, por su hermoso paisaje y vista panorámica, que permite disfrutar de la ciudad cautivadora.
La Cordillera de Sama está a una hora de viaje de la capital chapaca, ubicada en la zona más alta a unos 3.600 metros sobre el nivel del mar. En su largo camino, se puede observar la ruta del Inca y algunas construcciones antiguas que eran utilizadas en siglos pasados.
Es un centro de excursiones a la Zona Andina de la ciudad de Tarija, donde predominan algunas posadas y restaurantes que funcionan aún bajo fachadas coloniales construidas de adobe, piedra y teja.
Sama y sus alrededores, vinculan al departamento con el norte del País, y en él, se encuentran diversas comunidades que le dan su encanto a la región altiplánica.
Tajzara, es una de las rutas amplias de ese sector montañoso, donde uno puede programar excursiones y encontrarse con el denominado “Pueblo Viejo”. Una zona donde se encuentran las ruinas de las casas que fueron habitadas por los ancestros Incas y Tomatas.
Una gigante alfombrada de amarillas pajas, danzan con el viento y que se pierde en la distancia ante los ojos de quienes la visitan. En ese lugar además es notorio el brillo de los espejos de agua, que resplandecen de las denominadas lagunas de Tajzara.
La vida silvestre es muy rica en las aguas de las lagunas altiplánica, donde el paisaje no impide a uno disfrutar de los flamencos, patos y vicuñas.
El camino áspero y pedregoso, es un reflejo del paso histórico del departamento, donde se muestra la vida andina tarijeña, con costumbres entremezcladas del norte y sur del país.
El recorrido paisajista nos lleva a otra comunidad denominada Yunchará, que está a 4.100 metros sobre el nivel del mar, donde comienza el valle altiplánico que llega a las comunidades de Ñoquera, Paicho y Tomayapo.
En estas comunidades donde la fuente de vida marca el rio San Juan del Oro, abre paso a las bellas montañas coloridas que conjuga con arboles del sauce y el molle que están repartidas por toda la zona.
Como cualquier lugar de Tarija, su gente guarda un encanto especial y sus humildes moradas hechas de lajas o de piedra caliza.
El recorrido permite observar estructuras abandonadas, donde se pueden encontrar tranquilamente restos arquitectónicos de las culturas Incas y de los Tomatas. Existen restos fósiles, chulpas (momias antiguas), trabajos en arcilla y armamento rustico hecho de piedra.
Se dice que existen ruinas arqueológicas no descifradas aún, en forma de fortificaciones y terrazas, sobre todo el Cerro “Caserón”, que encierra un mundo de misterios y leyendas de la altiplanicie tarijeña.
La zona altiplánica es el lugar de producción
El pueblo alto de Tarija, no sólo guarda historia y cultura también guarda el sustento económico del departamento y sus comunidades, basadas en la agricultura.
La historia hace notar que la subsistencia de la población que habita las comunidades adyacentes a Sama, es rica en producción, sobre todo de la papa, ajo, cebolla y otros tubérculos, que es el principal ingresos económico del lugar.
A medida que se desciende de Sama, aumentan los cultivos y los frutales de las huertas, sobre todo en la producción del delicioso el durazno que los fruticultores lo transforman en los denominados “pelones”.
Sin duda que estar en la zona alta, permite disfrutar algo diferente a lo que se vive en la campiña tarijeña.
EL APUNTE
Sama, conexión histórica con el norte del país
3.600 metros sobre el nivel del mar, es el lugar donde está situada La Cordillera de Sama, que se encuentra a una hora de viaje de la capital chapaca. Es el punto a través del cual se comunica el Departamento con el norte del país. Históricamente ha supuesto el eje de comunicaciones y por allí discurre la ruta del Inca.
LOS DATOS
La cumbre de Sama guarda restos arquitectónicos y culturales de las culturas prehispánicas en la zona.
Su gente guarda un encanto especial, y sus humildes moradas están hechas de lajas y piedra.
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