martes, 6 de diciembre de 2011

Unos 12 “chalaneros” apuestan por el turismo acuático en San Jacinto

El disfrutar de la brisa que corre por el lago San Jacinto, observar desde el centro de la laguna el paisaje que rodea el lugar, se convirtió en uno de los anhelos que los visitantes quieren experimentar cuando llegan hasta la conocida represa de Tarija. Ese anhelo se convirtió en realidad cuando los comunarios del lugar decidieron brindar el servicio de paseo en “chalana” a los turistas.

Desde hace aproximadamente 15 años comenzó la labor de remar en las chalanas. Estos trabajadores fueron denominados los “chalaneros”. De a poco fue creciendo la cantidad de personas que se dedican a trabajar en ese rubro hasta llegar a doce.

El lugar en el que ahora está el lago, se hallaban los sembradíos de los comunarios de San Jacinto. Tras entregar sus tierras para un proyecto que se convertiría en una de las mayores fuentes de agua para los cultivos de otras zonas y la generación de energía eléctrica para Tarija, no les quedó otra opción que cambiar de rubro.

Algunos tuvieron que emigrar a otros lugares en busca de trabajo, mientras que otros se quedaron en su tierra, pero ya no a sembrar, sino buscando otras formas de generar ingresos, como el turismo acuático.

Alfredo Suruguay Vale es un joven de la comunidad de Tolomosita Sur, una localidad colindante con el Lago San Jacinto. Él es una de las personas que dedica su tiempo a remar para que los visitantes se sientan a gusto durante sus visitas al lago, él trabaja en el servicio de “chalanas” desde hace un año.

“Mi trabajo es mi hobby. Me gusta remar. Mi trabajo es divertido”, comenta Alfredo, por lo que ha decidido seguir con esa labor. Él aprendió a remar solo. Su padre tenía una lancha y en ella practicó.

La chalana que tiene Alfredo la hizo un carpintero de la ciudad de Tarija. Le costó alrededor de ocho mil bolivianos. Dice estar esperanzado en recuperar los recursos que invirtió en ese bote, ya que su trabajo es muy requerido por los visitantes.

Los meses en que hay más trabajo para los “chalaneros” son noviembre y diciembre debido a que los estudiantes de cuarto de secundaria van a visitar el lago, además de los turistas que llegan a Tarija a pasar sus vacaciones.

Los 12 “chalaneros” están organizados en un sindicato. Uno de ellos, por turno, es el que controla para que todos tengan la oportunidad de llevar a los visitantes en sus chalanas a disfrutar de un paseo por el lago. Se encargan de además de registrar la cantidad de pasajeros que van en cada uno de los botes.

Quien quiera realizar el trabajo de remador de una chalana y prestar sus servicios a los visitantes debe afiliarse al sindicato.

Para garantizar la seguridad de los pasajeros, cada afiliado al sindicato tiene que contar con chalecos salvavidas. Sin ese requisito, el bote no puede partir de su puesto, está prohibido. Alfredo comenta que el viaje en las chalanas es seguro, él no conoce de ningún caso de accidentes en los paseos por el lago.

Otra de las personas que reman en san Jacinto es Rosa Valencia, ella es la única mujer que presta su servicio en chalana. Dice sentirse contenta por tener un trabajo que le gusta hacer. Son tres años que se dedica a esa labor.

La época más difícil para remar para ella es cuando el caudal del agua sube, en enero y febrero, porque es entonces donde debe emplear más fuerza para avanzar por el agua. Rosa, al igual que Alfredo aprendió a remar sola.

Cada pasajero, con sólo pagar tres bolivianos podrá hacer un recorrido hasta la mitad del lago, mientras que si quiere llegar hasta el otro extremo tiene que pagar cinco bolivianos.

Los vecinos del lago San Jacinto recuerdan que hubo un solo barco a motor, que funcionaba hace aproximadamente seis años. Ése bote podía transportar entre 35 y 40 personas. Alfredo cuenta que el dueño de esa nave era de la ciudad de Tarija, por tanto no permanecía en el lugar y descuidó su bote, un día la fuerza del agua lo arrastró y cayó por las cataratas bajo el puente.



elAPUNTE:

Vecinos piden a las autoridades atención a la zona

Celinda Yurquina es una de las vecinas del lugar que se decidió por la venta de las tradicionales chirriadas. Ella comenta que las actividades que se desarrollan en San Jacinto son complementarias. Es así que el remar en las chalanas es un atractivo para los turistas, pero éstos tras disfrutar de ese viaje, siempre consumen la comida que se prepara.

Las comerciantes piden a las autoridades no descuidar la zona y brindar mayor seguridad y coadyuvar con la limpieza.

losDATOS:

- Vecinos piden a las autoridades no descuidar la zona para que haya mayor seguridad

Rosa Valencia es la única mujer que presta su servicio en chalana.

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