A60 kilómetros de la ciudad de La Paz se encuentra la localidad Calamarca, en cuyo templo se guardan 35 cuadros de un valor incalculable, se trata de ángeles pintados entre los siglos XVII y XVIII, de autoría anónima. Se trata de la colección más completa en toda Latinoamérica y un proyecto pretende promocionar una ruta turística para conocer esta riqueza cultural de forma lúdica.
Una comitiva de periodistas parte del punto de encuentro en la zona Sur de La Paz y luego de una hora de viaje por una carretera totalmente asfaltada arriba a Calamarca (provincia Aroma), a través de la operadora de turismo Living Learning Travel, que trabaja en coordinación con el Hotel Calacoto y la Fundación Eco Pueblo.
Ángeles, un legado de fe
Daniel Valdivia, el guía del grupo, explica a grandes rasgos las características de las 35 pinturas coloniales, más conocidas como los Ángeles de Calamarca, que celosamente la comunidad guarda en la iglesia que data de 1913, según una inscripción que aparece en el portón tallado en piedra debajo de una cruz blanca. “Hay una controversia en cuanto al sexo de los ángeles, pues unos dicen que son hombres, mientras otros afirman que son mujeres, sobre estos cuadros que tienen la influencia de la escuela de pintura sevillana y cusqueña”, cuenta Valdivia.
Como los ángeles fue uno de los temas más característicos de la pintura virreinal en América, esta clase de arte y personajes pueden hallarse en diferentes pueblos de Perú, Argentina e incluso en otros departamentos de Bolivia. El de Calamarca es una de las colecciones más completas, pues incluye ángeles sosteniendo arcabuces, desenvainando espadas, sosteniendo llaves o espigas de trigo o con un haz de fuego en la mano.
En los cuadros no figura firma alguna y se ha denominado de forma general como autor al Maestro de Calamarca. Sin embargo, se cree que el pintor podría ser José López de los Ríos, pues los ángeles que pintó en la región de Carabuco en 1684 son casi idénticos a los hallados en Calamarca, dicen los expertos.
Pese a que el calendario indica verano, la sensación térmica dentro de la iglesia de Calamarca es casi invernal, donde su custodio Pedro Tola –que asumió el improvisado cargo hace pocas semanas por encargo de la comunidad– se queja de la carencia total de medidas de seguridad para semejante patrimonio cultural. “Sólo yo y mi esposa cuidamos todo esto. No tenemos nada para defendernos”, exclama, mientras controla que los turistas no usen el flash de las cámaras fotográficas a los cuadros.
Un destino poco explotado
Pese a las características de la zona y la importancia de estas obras, son poco o nada conocidas, por ello el objetivo de Living Learning Travel es revertir esta situación. “Cada turista que llegue acá no sólo podrá disfrutar de estas magníficas obras de arte, también podrá reproducir las mismas mediante los talleres de pintura o cerámica que ofrecemos casi al final del tour”, explica Luis Ampuero, director de Hotel Calacoto.
A partir de febrero, esta empresa organizará viajes quincenales con un tour que durará más de cinco horas, destinada a grupos de entre cuatro y diez turistas. Por 35 dólares por persona, que incluye almuerzo, la visita a la iglesia, conocer a detalle las pinturas, también se darán talleres para pintar réplicas de los ángeles de Calamarca en cerámica o cartón canson.
Precisamente el punto final del recorrido que realiza el grupo de periodistas se alarga en esta última actividad. “Pintar estos ángeles es totalmente desestresante”, dice una de las reporteras, mientras agarra los pinceles con la misma habilidad que la pluma al momento de escribir sus notas, siempre bajo la supervisión de expertos en el área.
La comitiva retorna a La Paz no sólo con la satisfacción de haber conocido un potencial destino turístico, sino por aprender sobre una riqueza cultural que la tiene tan cerca y a la vez tan lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario