A orillas del Titicaca y flanqueado por un “Dragón dormido”, Santiago de Okola se ha convertido en un nuevo atractivo turístico de La Paz. La hospitalidad del pueblo se hace visible en la invitación de los lugareños a los visitantes para compartir con ellos en sus hogares. Destacan los textiles y la gastronomía del pueblo.
Pueblo apacible. Santiago de Okola es una comunidad aymara que se encuentra a orillas del lago Titicaca, en la provincia Camacho del departamento de La Paz. El viaje desde la ciudad del Illimani dura alrededor de tres horas, pasando por el inacabable altiplano, con vista a la Cordillera Real que nos acompaña durante casi todo el trayecto. Los visitantes que llegan a Okola, quedan impactados por sus hermosos paisajes y por la amabilidad de sus habitantes.
Paisajes fantásticos. La bienvenida a los visitantes la brinda el “Dragón dormido”, una gigantesca formación rocosa que según los lugareños protege al pueblo y a las más de 100 plantas medicinales que se cultivan en la región.
A todo esto se suma la belleza del lago Titicaca y de las playas de Okola con arena blanca y fina que juntas son la combinación ideal para quien desea tomar un descanso alejado de la rutina de la ciudad y meditar.
Vivencia. Los tejidos de los comunarios se han convertido en otro de los atractivos del pueblo. Los visitantes incluso pueden participar de un taller donde aprenderán las técnicas básicas. Además, se ha realizado la implementación de un pequeño museo comunitario que muestra las huellas históricas de esta comunidad aymara.
La amabilidad de los okoleños se ve reflejada en la invitación que realizan a los visitantes para que visiten sus casas e incluso los llegan a alojar. También conocen un poco más de la comida típica donde destaca la sopa de quinua y de ispi, estos últimos son una variedad de pescados de 4 centímetros de largo.
Turismo comunitario. Hasta hace cinco años, Santiago de Okola era prácticamente un pueblo desconocido para muchos; sin embargo, con el apoyo de la operadora de turismo SendasAltas/La Paz on Foot se ha logrado convertir a este pueblo en un destino comunitario vivencial.
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