Llallagua, Siglo XX, Uncía y Catavi, nombres por demás conocidos, parecen ser o significar lo mismo. Sin embargo, son poblaciones diferentes, cada una con identidad propia aunque unidos y muy ligados entre sí por la cercanía existente entre ellos y por su rica historia revolucionaria.
LLallagua fue siempre una población civil, Siglo XX fue un campamento minero donde se encuentra la bocamina, apenas separado por un puente sobre un río casi seco (el Chaquimayu). Uncía fue y es también una población civil llegando a su auge en las primeras décadas del ligio XX. Catavi fue una localidad minera, sede de la gerencia administrativa, primero de la empresa de Patiño y después de Comibol También en esta población funcionaba el ingenio
Catavi proviene de la voz aymara: Catahui que significa cal, por este elemento de origen volcánico que existía en gran cantidad en esta zona. Esta población minera se encuentra a 10 Km. de Uncía y a 5 Km. de LLallagua. Dicen que actualmente tiende a unirse con este último.
El terreno donde se asienta Catavi es una pendiente casi imperceptible. El clima no es tan frío y castigador como lo pintan, al contrario goza de un clima benigno y agradable ya que se encuentra a menos de 4.000 metros de altura, comparándola con otras minas está en una posición privilegiada. Árboles como el eucalipto, el pino y el sauce llorón adornaban algunos lugares habían casas que tenían sus propios jardines, llenos de flores (rosas, girasoles, etc.); huertos donde producían legumbres y hortalizas (antes del 21060).
Catavi se encuentra bordeada por varios cerros, donde sobresale uno en particular, ya que termina en punta y tiene todas las características de un volcán apagado, al pie de estos cerros pasa un río que en época de lluvia se torna muy caudaloso. Posee baños de aguas termales y saunas naturales y la gloriosa piscina Iº de Mayo.
Sus saunas son tan naturales y medicinales que se aprovecha el vapor de tas chorreras de agua caliente. Todas las duchas tienen dos grifos uno de agua caliente y otra de agua fría, que sirven para graduar la temperatura del agua, (creo que "esito" le falta a los balnearios de Capachos y Obrajes. Con respecto a la piscina, podemos decir sin temor a equivocarnos que Catavi fue la cuna de la natación en Bolivia. El pionero y primer entrenador fue don Martirián Oropeza, personalidad olvidada por la ingratitud.
Un monumento perdurable es su teatro denominado Simón I. Patino, un coloso de piedra que tenía el nombre de Alberto Salinas, en homenaje a un joven dirigente que murió en 1.942 al defender el sindicato de Catavi; después, para congraciarse con el hijo de Patiño, llamado Antenor, que tenía que llegar se le cambió por el de Simón l Patino. Esa inconsecuencia de los trabajadores todavía puede ser reparada.
Otro monumento es el Stadium Serafín Ferreira, llamado así, en homenaje al promotor de esa construcción, estaba tan bien hecha que, cuando querían remodelarlo tuvieron que usar dinamita para destruir el frontis, el campo de juego también fue arruinado, cambiaron el terreno que tenía pasto natural en algunos sectores por otro, resultando todo un gran desastre, lo mismo ocurrió con los frontones, ya no volvieron a ser los mismos. Cuando las obras están bien hechas mejor es dejarlos como están.
Como todo pueblo católico, la iglesia por su construcción, por los cuadros y pinturas que existía en su interior también llamaba la atención. El hospital antes de 21060 funcionaba con todas las especialidades, sirviendo a todos los trabajadores de las minas nacionalizadas. Existía un gran profesionalismo de los médicos y enfermeras, quienes atendían con calidad y calidez. Las aulas de la escuela Germán Busch N°. 1 que formó a tantas generaciones, siguen sirviendo, ahora a los jóvenes de educación superior
Catavi, fue siempre sede de la gerencia, antes y después de la nacionalización. También se encontraban las secciones de la contabilidad; IBM, donde funcionaban las primeras computadoras que llegaron a Solivia, tenían unos dos metros de altura, muy similares a los refrigeradores de gran tamaño. Entre otras secciones estaban: Almacenes, carpintería, fundición, maestranza y fundamentalmente el Ingenio donde se purificaba el mineral de estaño.
Su gente fue una confluencia de diversidad cultural, vinieron por razones de trabajo, de diferentes puntos del país., donde predominaban cochabambinos. También la mina atrajo a Norte-potosinos de la región de las quebradas o cabeceras de valle, ellos vinieron con su música característica. No cabe duda que el amor a la música folklórica en Bolivia nació en el Norte de Potosí. Muchos artistas de renombre tienen su origen en estas tierras o de alguna manera están ligados a ella, inclusive los Karkjas.
Algo innato en su gente fue la solidaridad. Una línea férrea dividía a Catavi de Llallagua; otra línea ferrocarrilera dividía a empleados (trabajo intelectual) de obreros (trabajo manual), en el teatro una baranda de madera dividía a empleados de obreros. En los últimos años esas divisiones se fueron perdiendo. Actualmente Catavi tiende a unirse con LLallaqua, la línea de ferrocarril está inutilizada y el teatro cerrado. En suma, esta tierra dio hombres y mujeres trabajadores, tenaces, honestos, y fundamentalmente solidarios.
Algún tecnócrata que estaba de pasito por estos lugares dijo que Catavi daba pena, al contrarío Catavi está ahí, sobreviviendo merced a sus baños de aguas termales; a la Universidad de Siglo XX y los restos de lo que fue esta gran empresa, es un león dormido que está esperando su reactivación. En un tiempo no muy lejano se volverá a levantar, ya que guarda en su seno las colas y desmontes en espera de su explotación.
¿Quiere conocer este histórico pueblo? Si quiere conocer no queda lejos, se encuentra a dos horas de viaje de Oruro, existe camino asfaltado, por si acaso, no olvide llevar su implemento náutico para gozar de las aguas termales y de sus baños y saunas y si quiere nadar un poco tiene a disposición la piscina de 25 metros y sus duchas con dos aguas.
Dicen que los que pisan esta tierra quieren regresar nuevamente, eso le pasó al gran escritor Jaime Mendoza, éste viajó por todos los lugares de Bolivia y también por el mundo. Pero, al retornar a Catavi maravillado exclamó: ¡Qué grata fue la impresión que sentí cuando respiré nuevamente, después de tanto tiempo, el aire sutil de la puna! Tanto le impresionó Catavi que escribió un libro: "En las tierras de Potosí". Para mi hermano Jorge Gaspar.
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