A más de 5.200 metros de altura el viento sopla con fuerza. Su sonido abraza la inmensidad de las montañas y se hace así indiscutible protagonista del paisaje que rodea a la Estación Chacaltaya de Cambio Climático, una moderna y equipada infraestructura de monitoreo que será inaugurada hoy.
La nueva regional de la Global Atmosphere Watch (GAW), o Vigilancia Global de la Atmósfera -un programa de la Organización Meteorológica Mundial-, tiene la finalidad de realizar estudios sobre la contaminación que se genera en La Paz, El Alto y en los andes tropicales, un área hasta ahora muy descuidada por el monitoreo climático formal.
El objeto específico de la investigación es la contaminación local y regional producida por aerosoles, partículas suspendidas en la atmósfera -como polvo del altiplano-, humo y cenizas.
Esta base cuantificará el impacto que estos gases tienen sobre los glaciares y en general sobre el clima de la región.
Un lugar privilegiado
Según información del Laboratorio de Física de la Atmósfera del Instituto de Investigaciones Físicas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), que administra la estación, ésta será un centro único a escala mundial debido a su altitud.
“Estamos en un lugar que se denomina la troposfera libre, que es una parte de la atmósfera en la que ya no sólo se observa la influencia de la ciudad o el entorno más cercano, sino que se recoge además información a nivel regional de emisiones naturales o las producidas por el ser humano”, señala Isabel Moreno, doctora en ciencias de la tierra.
Gracias a la dirección del viento se podrá estudiar, por ejemplo, cuánta contaminación de El Alto y La Paz influye en el aire que está a más 5.200 metros de altura.
La implementación de la estación se realizó gracias a un consorcio científico integrado por varias instituciones a escala mundial, entre las que se encuentra la Agencia Espacial estadounidense (NASA) y varios laboratorios europeos.
Las operaciones se iniciaron en diciembre de 2011, una vez que se consiguió un presupuesto de 200 mil dólares provenientes de recursos del impuesto directo a los hidrocarburos (IDH).
Medición
Moreno es una de las especialistas que está a cargo de la nueva estación, por lo que se traslada a Chacaltaya dos veces por semana, junto a un grupo de trabajo que se encarga de la calibración del instrumental, de revisar la información y el buen funcionamiento de los equipos.
En uno de los ambientes de la Estación de Cambio Climático están dispuestos nueve instrumentos que toman muestras a través de un mecanismo en el que se bombean 164 litros de aire por minuto, a través de una bomba potente que facilita dicha operación.
En otros equipos se analiza la movilidad, el tamaño, la absorción del aire, entre otros factores.
Una jornada típica de trabajo empieza con la revisión de todo el equipo, tras lo cual llega el momento de trasladarse a la parte alta de Chacaltaya, a casi 5.400 metros de altura, para recabar la información de la Estación Meteorológica y el Sistema de Muestreo de Aire, parte fundamental del nuevo proyecto sobre cambio climático.
El ascenso se hace a pie y toma alrededor de una hora. Con el equipo necesario contenido en una mochila mediana, Moreno camina, asciende, avanza y poco a poco el paisaje cambia en el horizonte y en el entorno inmediato, condicionado por la fuerza del viento. Los cerros, las lagunas y el cielo desaparecen ante los ojos debido a la densa neblina.
Al ingresar a la Estación Meteorológica se revisan los equipos, en tanto una turbina succiona el aire hacia los filtros que recogen y seleccionan las muestras.
“Lo que se estudia son los compuestos que nos muestran si se está recibiendo, por ejemplo, un transporte de sal del salar de Uyuni... podemos encontrar también señales de quema de bosques en épocas de chaqueo”, explica Moreno.
Al contrario de lo que pueda parecer, la revisión de equipos no es un oficio aburrido; tiene sus retos, novedades y variaciones.
En la parte superior, sobre una estructura metálica, está un anemómetro (sensor de viento) al que los técnicos deben llegar subiendo atados a un arnés para retirar la escarcha que se forma a tal altitud y garantizar su buen funcionamiento.
Uno de los aspectos más importantes de los instrumentos ubicados en esta instalación es que con ellos se identifica la composición química de partículas de menos de 10 micrómetros y de 2,5 micrómetros (un micrómetro equivale a una milésima de milímetro).
Estas medidas determinan el rango de calidad de aire, datos imprescindibles para la legislación en este campo, ya que todas las normativas relacionadas al medio ambiente se establecen a partir de estos parámetros.
Chacaltaya, montaña aliada de la ciencia
Fundación En 1942 se fundó el Laboratorio de Física Cósmica en Chacaltaya.
Inicios En 1943, un pionero de la ciencia en Bolivia, el profesor español Ismael Escóbar, instaló una estación meteorológica en Chacaltaya con el fin de monitorear el clima de la Cordillera para el aeropuerto de El Alto.
Descubrimiento A finales de la década de 1940, los físicos César Powel, Cecil Powell y Giuseppe Occhialini identificaron el pión, partícula subatómica, gracias a las investigaciones realizadas en la estación de Chacaltaya.
Nobel Gracias a la identificación del pión, el físico teórico Hideki Yukawa recibió el Premio Nobel de Física en 1949. Un año después el físico Cecil Powell, director de los experimentos, ganó también este reconocimiento.
Proyecto En enero de 2010, el director del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la UMSA, Francesco Zaratti, recibió de la Organización Meteorológica Mundial la carta de aceptación de Chacaltaya como Estación Regional GAW (en español, Vigilancia de la Atmósfera Global).
Investigadores A partir de ese momento, representantes de varios laboratorios internacionales acordaron realizar un programa de investigaciones del clima en los Andes tropicales.
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