Del extremo norte de Quillacollo, en una colina a más de 3.200 metros sobre el nivel del mar, a la distancia se observa la ciudad de Cochabamba envuelta en una nube gris que la aprisiona. La difusa planicie urbana contrasta con los infinitos tonos de verde que compiten para entrarse a los ojos de uno, aquí, en la altura.
La brisa húmeda enfría el rostro y penetra rauda por la boca y las fosas nasales hasta perderse en un purificador suspiro.
Tales las ventajas de aventurarse en el corazón de un bosque donde reina la quietud. Donde el ingreso del ruido y la polución está vetado.
Chocaya se llama la zona, y es resultado del esfuerzo de la comunidad de similar nombre y el apoyo técnico de la ONG Árboles y Futuro.
El bosque tiene 40 hectáreas con más de 10 variedades de pinos, eucaliptos, kewiñas y otras que la comunidad administra y oferta bajos el nombre de Parque Ecoturístico Chocaya.
Además de la oferta ecológica, Chocaya tiene otros atractivos históricos como la primera planta hidroeléctrica de Cochabamba que funcionó desde 1908. Ahora las máquinas son piezas de museo.
Las cascadas naturales, los ocho molinos antiguos de piedra (sin funcionar), la producción de flores, la horticultura, los senderos de donde emergen variedad de aves y mamíferos como el zorro andino, las zarigüeyas, los zorrinos, búhos, palomas, halcones y, en alguna ocasión, también planean desde las alturas los cóndores en busca de alimento.
Florencio Aguilar Olivera, dirigente vecinal de Chocaya, cuenta que los pobladores de la comunidad han sido capacitados en turismo ecológico y las amas de casa han reforzado sus conocimientos de cocina para brindar una mejor atención a los visitantes al lugar.
El centro ecológico cuenta además con áreas de camping para excursionistas, parrilleros, restaurant y áreas de parqueo. Se procede a la atención a las delegaciones una vez que éstas la solicitan a la comunidad de acuerdo al número de personas, y si requieren servicios de cocina o solamente el paseo por el bosque. Los fondos que dejan los excursionistas benefician a la comunidad.
La comunidad tiene una extensión de 270 hectáreas y el bosque establecido en la zona alta tiene 40. Según el asesor de la ONG, Árboles y Futuro, Alberto Orozco, el bosque está conformado por seis especies de pinos: radiata, seudostrobus, pátula, engelmani, montesumae, michoacana. Además de cuatro especies de eucaliptos.
“También hay plantaciones de retamas y se mantiene algunos bosques de kewiña, aliso que ha conservado la comunidad. La zona tiene una cobertura boscosa de casi el 50 por ciento de su superficie. Hay áreas de cultivo, de pastoreo y las casas de 65 familias”, precisó Orozco.
Los interesados en visitar el lugar pueden llamar a los números 60703199, 79779645 y 4416359, los comunarios darán información detallada.
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