El ministro de Culturas, Pablo Groux, señaló que la conservación del patrimonio es cara porque requiere muchos recursos y Bolivia todavía no está en condiciones de asignar todo lo que necesita nuestro patrimonio cultural, en un país donde existen 35 mil sitios arqueológicos, cada uno de ellos con una significación, recalcó.
Entre éstos se encuentran el centro espiritual y político de la cultura Tiwanaku, las ciudades de Sucre y Potosí, el fuerte de Samaipata, las misiones jesuíticas de Chiquitos y el Parque Nacional Noel Kempff Mercado.
La gente ha preservado para sí la memoria histórica y la inversión tiene que ser muy amplia. Pero hemos comenzado a dar pasos y los hemos focalizado en principio en estos patrimonios de la humanidad, remarcó.
Por otra parte, el ministro resaltó la importancia que tiene para la cultura boliviana todo lo vinculado con las empresas editoriales y la trascendencia que han tenido éstas en el fomento de la literatura.
Podríamos decir —recalcó—que una de las más evidentes industrias culturales en Bolivia está vinculada con lo editorial y ahí, hace muchos años, las empresas editoriales han comenzado a fomentar la literatura, en particular a través de concursos nacionales muy importantes.
El Ministerio de Culturas forma parte de esos concursos, pero más allá de la industria editorial, el resto de las expresiones artísticas no tenía ningún tipo de motivación en Bolivia hasta hace unos años.
Groux ve con optimismo el desarrollo de las artes en el país, “después de salir de un estado muy crítico, en el sentido de la amenaza, de la falta de motivación, de apoyo, de formación, sin absolutamente nada de aquello”.
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