En la apacheta del Valle de las Ánimas, al sureste de la urbe paceña, los primeros en esperar la llegada del Sol fueron nueve adolescentes, armados de su juventud y sus instrumentos de viento y percusión, al calor de una fogata. Eran aproximadamente las 05.30, había poca gente, pero muchas estrellas. Venus, la más resplandeciente, como precediendo la celebración, se hallaba en la misma dirección por donde se esperaba el ingreso del astro rey. Poco más a la derecha, la oscura silueta del Illimani se vislumbraba majestuosa.
De a poco, comunarios, funcionarios y demás turistas comenzaron a llegar. El Alcalde y el Subalcalde de Palca, el Ministro y Viceministro de Hidrocarburos, y otras autoridades locales precedieron una de las tantas mesas de ofrenda que se asentaron en el lugar.
A partir de las 06.30 la luz le dio un nuevo rostro al hermoso paisaje dibujado por montañas, lagunas y pastizales. Pero no fue sino hasta las 07.35 que los primeros rayos solares llegaron a la apacheta, luego de sortear el Mururata. Entonces, las personas, emocionadas y con los brazos extendidos, dieron la bienvenida al Tata Inti y al nuevo año andino.
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