El Copacabana Palace, el hotel con más encanto y tradición de Río de Janeiro y Brasil, cuyas habitaciones han albergado a reyes, presidentes y artistas míticos, cierra esta semana su edificio principal para emprender una reforma que lo dejará como nuevo para celebrar sus 90 años.
Inaugurado en 1923 frente a la turística playa de Copacabana, que entonces no pasaba de una estrecha franja de arena y rocas, el lujoso hotel de fachada blanca y estilo neoclásico ganó fama mundial diez años después de su apertura cuando en sus instalaciones se rodaron escenas de la película Flying Down to Rio, en las que Fred Astaire baila con Gingers Rogers, en una de las imágenes clásicas del cine musical de Hollywood.
Desde entonces sus pasillos de mármol blanco han sido recorridos por numerosos monarcas y nobles europeos, gobernantes de medio mundo y leyendas del espectáculo como Marlene Dietrich, Ava Gardner, Rudolf Nureyev, Walt Disney, Úrsula Andrews, Orson Wells, Nat King Cole, Carmen Miranda, Alain Delon, Claudia Schiffer, Sting o Mick Jagger, entre muchos otros cuyas fotografías adornan un espacio especialmente ambientado en la segunda planta.
“Este hotel representa la excelencia del servicio con instalaciones primorosas”, dijo a EFE Claudia Fialho, directora de Relaciones Públicas del Copacabana Palace, propiedad de la cadena Orient Express desde 1989, al explicar porqué el hotel sigue siendo un símbolo de Río de Janeiro.
La renovación
La reforma, que costará 30 millones de reales (unos 14,5 millones de dólares) y estará terminada en tres meses, sólo afecta al edificio principal de seis plantas y 147 habitaciones, mientras que el anexo de 96 habitaciones, inaugurado en 1948 y reformado en los últimos años, permanecerá abierto, al igual que los restaurantes Cipriani y Pérgula.
La renovación incluye el mobiliario de las instalaciones, que será subastado el próximo 3 de julio para que los apasionados por el hotel, eternizado en las fotografías de millones de turistas que circulan cada año por Río de Janeiro, puedan llevarse a casa un pedazo de la historia y leyendas del emblemático edificio.
“Muchas personas quieren tener un poco del Copacabana Palace, un poco de su historia, de la alegría de Río de Janeiro. Esperamos que puedan tener no sólo en su corazón sino también en su casa un pedazo del alma del hotel”, agregó Fialho, quien no quiso comentar la suma que esperan recaudar con la subasta de cerca de 500 muebles y objetos.
En el Copacabana Palace todo huele a clásico y leyenda, desde las fabulosas siete suites de la sexta planta, desde cuyas camas los afortunados huéspedes pueden ver el mar azul a través de la ventana, hasta los lujosos salones Golden Room y Nobre, que albergan las elegantes fiestas de Carnaval y Reveillón (Año Nuevo), y que suelen estar reservados con varios meses de anticipación.
La sexta planta es un privilegio reservado para quienes pueden pagar cerca de 6.000 reales (unos 2.900 dólares) diarios por una de las suites decoradas con tapices franceses y tapetes orientales. Sólo los huéspedes de este piso tienen acceso a la exclusiva Piscina Negra, cuyo fondo y paredes recubiertos con piedras oscuras parecen conducir al infinito.
Su historia y personajes
El Copacabana Palace fue construido por el empresario Otavio Guinle, por sugerencia del presidente Epitacio Pessoa, para recibir en 1922 a los invitados al centenario de la independencia de Brasil, pero su inauguración se atrasó un año, lo que no impidió que el lujoso hotel se convirtiera en una referencia de Río de Janeiro, entonces capital del país.
En sus primeros años hospedó a los futuros reyes Eduardo VIII y Jorge VI de Inglaterra, así como al científico italiano Guillermo Marconi -uno de los grandes inventores del área de la comunicación-, entre otras personalidades, pero fue a mediados del siglo XX, en los años dorados de Hollywood, cuando el hotel se convirtió en estación obligada para las estrellas del séptimo arte.
Parte de ese éxito se debe al galán Jorginho Guinle, sobrino del fundador, que toda su vida se codeó con la élite del cine mundial a la que atraía a Río de Janeiro y al hotel familiar.
“Tenemos el gran orgullo de decir que nuestra historia es muy bonita pero también pensamos mucho en el futuro”, dice Fialho, quien asegura que la tradición y el “glamour” de 90 años son la mejor carta de presentación ante la apertura de nuevos establecimientos de lujo en la ciudad con motivo del Mundial de fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016. (EFE)
Los servicios
Calidad “Símbolo de sofisticación y refinamiento, el hotel ofrece un servicio impecable, excelente cocina y un alojamiento de lujo”, destaca su página web.
Diseño El arquitecto José Giro diseñó la construcción, inspirado en dos hoteles, el Negresco de Niza y el Carlton en Cannes.
Estilo El edificio de estilo mediterráneo combina estilos de Europa y América.
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