viernes, 22 de junio de 2012

Majestuoso amanecer fue señal de la llegada del Año Nuevo Andino 5520

En el cerro Quri Kancha más de un centenar de personas se dieron cita para observar y participar del majestuoso amanecer que se presenció ayer 21 de junio en este sitio ceremonial, cuando a las 06:00 de la mañana los rayos solares fueron la señal que avizoró la llagada del Año Nuevo Andino 5520.

Más de un centenar de personas de la ciudad se agruparon en diferentes zonas de la ciudad, para trasladarse hasta el cerro Quri Kancha entre las 00:00 y las 04:00 de ayer, algunos llegaron a las faldas de esta colina en movilidad y otros a pie, pero de ahí para adelante todos se vieron forzados a realizar una larga caminata de unos 20 minutos aproximadamente a paso lento.

En la tenue oscuridad, sólo se sintió el frío agobiante, el ladrido de algún can que percibió los pasos de los caminantes, quienes pisaban la tola y paja brava para no resbalarse en su travesía por senderos, para algunos desconocidos por ser su primera experiencia y para una gran mayoría la aventura de recordar cómo lograron subir tan empinada cuesta.

Traído por un frío que calaba los huesos y repercutido por el eco de las montañas que se encuentran en los alrededores del cerro Quri Kancha, el sonido de bombos y sicus llegó a oídos de los excursionistas, aliviando su angustia por encontrar a los grupos que se adelantaron para realizar algunos de los preparativos.

Una vez en la cima, las cosas fueron diferentes, se podía sentir el calor de tres fogatas encendidas, cada una de ellas rodeada por personas de diferentes clases sociales, pero con la ideología de recibir energía del astro rey.

La música autóctona fue un elemento infaltable, muchas personas se movían al ritmo de tambores, maltas y sicus, bailando en torno a las fogatas, para no sentir el intenso frío que reinó ayer en la madrugada.

Al acercarse la hora en la cual el astro rey asomó y se observaron los primeros rayos solares, la conocida "Mama Matilda Jachakollo" yatiri de la comunidad que se reúne anualmente en este sitio ceremonial, preparó varias mesas blancas, para ofrecerlas al tata Inti (padre Sol), solicitando buenos augurios a los presentes.

Todos se acomodaron frente al sol, con las manos extendidas para recibir la energía con miras a un año nuevo andino próspero y lleno de satisfacciones, el frío no fue obstáculo para la espera de uno de los acontecimientos naturales más impresionantes en el mundo, por muchos factores como los relacionados a la cosmovisión andina y por la gama de colores en el firmamento.










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