ENCANTADOR | ES UNO DE LOS ATRACTIVOS MÁS IMPORTANTES DEL ORIENTE Y EL LUGAR MÁS VARIADO DE BOLIVIA.
Algunos hablan de 20, otros de 26, no es exacto el número de nacionalidades que se mezclan en Samaipata, pero que es el lugar más cosmopolita de Bolivia, sí es un hecho.
Samaipata es uno de los destinos más codiciados de Santa Cruz de la Sierra, el “adulaó” de la región. Es un pueblo de aproximadamente 3.500 personas, conocido por sus promocionados atractivos como las ruinas arqueológicas de El Fuerte, su cercanía al Parque Nacional Amboró o por sus hermosas cascadas naturales. Pero contrario a lo que se pueda pensar, Samaipata no es un pueblo para disfrutar solamente en un día de sol. Tiene atractivos que quizá no se distingan cuando el clima cálido es el compañero en el viaje. Efectivamente, el exterior de Samaipara se disfruta mejor cuando hace calor, pero un vino caliente, la visita a los museos, conocer a los distintos personajes de Samaipata y pasear por sus calles bajo la neblina, tiene un encanto particular que no se encuentra en otro lugar, y eso lo tienen presente todos los extranjeros que han decidido hacer de este pueblo, su hogar.
UN POCO DEL MUNDO
Tailandeses, chinos, australianos, belgas, holandeses, franceses, la pregunta no es cuáles nacionalidades hay en Samaipata sino cuáles no hay. De diferentes edades, los extranjeros han llegado al lugar generalmente buscando pasar unas buenas vacaciones, pero la fascinación pudo más que sus raíces, “vinimos de paso, pero no pudimos resistirnos al encanto del lugar y nos quedamos”, cuenta el holandés Andrew, dueño del hostal Andoriña. Junto a su mujer, el holandés regenta este lugar, muy buscado por los jóvenes mochileros, y han plantado decenas de árboles frutales en la zona.
Alexandra, arquitecta alemana, también ha decidido hacer de Samaipata su hogar. La mujer, casada con un cochabambino, es dueña del restaurante “Tierra Libre”, considerado el mejor de la zona, y ejerce profesionalmente el Feng Shui para empresas cruceñas y algunas cochabambinas que han solicitado sus servicios para equilibrar la armonía de sus ambientes. La casa de Alexandra es una referencia de arquitectura ecológica en la zona, y ha sido construida tratando de respetar el medio ambiente y a un costo económico reducido. “Tierra Sana” también es una empresa de construcciones ecológicas, que se especializa en cabañas, bóvedas y baños secos usando botellas, llantas, latas de cerveza, etc.
Y es que la ecología y el cuidado del medio ambiente parece ser una obsesión para la mayoría de estos extranjeros, hoy samaipateños, entre los que se encuentra el japonés Asano, dueño de una granja ecológica de productos orgánicos, o de la austriaca Sukha, conocida por sus masajes y sus conocimientos en reflexología, que además regenta el Zen-tro donde se sirve comida exclusivamente vegetariana.
Los australiano s Christy y David, también entran en la onda verde a través de su bar La Boheme, donde se sirven vinos de la zona, producidos orgánicamente y tapas hechas en base a productos regionales cultivados sin pesticidas o herbicidas. Otros lugares que vale la pena visitar son La Chakana, La Oveja Negra, el café Latino, con las mejores masas de la zona, la Finca La Víspera, o el Zoológico, un lugar para el refugio de animales silvestres. Todos estos lugares son propiedad de ciudadanos extranjeros que hoy viven en Samaipata y en los que trabajan los oriundos de la zona.
PARA CULTIVARSE
Sin embargo, no todo es color de rosa en Samaipata. Aún se está estableciendo un nexo entre los habitantes originarios del lugar y los nuevos que se asientan para quedarse, pero que deben aprender a convivir bajo las reglas cruceñas. Fiestas religiosas, bautizos y bodas, son la mejor forma de estrechar lazos, y los recién llegados lo saben, por lo que no es extraño ver cabezas rubias en los bancos de la Iglesia los domingos, cuando el pueblo se reúne o a parejas europeas como padrinos de algún matrimonio. Algunos de los niños recién llegados, aprenden español de la mano de sus contemporáneos samaipateños.
“La escuela no es buena”, cuenta Alexandra, cuyos hijos asisten a ella, “ es una escuela fiscal y adolece de todos los problemas de la educación pública, por ello decidimos hacer, junto a los oriundos de la zona, todo tipo de alternativas para que los niños puedan tener otras opciones para educarse.”
Es así que en Samaipata está la escuela de ajedrez, una de las mejores de Santa Cruz, talleres de violín, de piano, de canto, de literatura, danza, yoga, guitarra, charango, etc. También hay lugares donde se ejerce la musicoterapia, la permacultura, y donde se dan talleres de empoderamiento femenino. De esta manera, tanto los niños de procedencia extranjera, como los que han nacido en la zona, pueden disfrutar de diferentes actividades culturales para reforzar su educación.
Los turistas, nacionales y extranjeros, pueden también inscribirse por horas o días a estas recreaciones, así que además de visitar las afueras de Samaipata y sus atractivos naturales, pueden empaparse del modo de vida peculiar de quienes hoy habitan este pueblo que se ha convertido en un crisol de culturas único en el país.
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