Viaja ligero. Si puedes meter toda tu ropa en un equipaje de mano, como una pequeña maleta con ruedas y asidero extensible que no pase de los 55 centímetros de alto (el máximo permitido por las aerolíneas como equipaje de mano) te evitarás facturarlo antes del despegue, la espera junto a la cinta transportadora y la posibilidad de no tener ropa limpia para cambiarte tras un vuelo de 12 horas, en el caso de que el equipaje se extravíe.
Evita el equipaje frágil. No lleves botellas ni objetos fáciles de romper sin embalar. Puedes cortarte al abrir la maleta o puede gotear algún líquido lo que te ponga en figurillas en los puntos de control.
No dejes las correas sueltas. Se pueden enganchar en las cintas transportadoras o enredar con las de otros bolsos de viaje.
No sobrecargues las maletas. Pueden reventar al caerse de la flota o durante el remolque y desparramar su contenido.
Pon candados en los cierres. Así evitarás robos pequeños, pero dolorosos (como tu polera favorita). Los objetos de valor (computadoras o cámaras), sí o sí deben viajar contigo. Si vas en una flota, trata de mimetizarlos y vigílalos.
Elige bien la maleta. Si vas en avión, escoge una maleta rígida, y si vas en bus, opta por un bolsón de viaje o una mochila. Un buen truco: evita robos colocando tu bolso de viaje dentro de una maleta vieja y poco atractiva.
Lleva ropa limpia. E incluye un cepillo de dientes en tu equipaje de mano. Si viajas en pareja, puedes dividir la ropa en las dos valijas, según su comodidad.
Identificación
Identifica la maleta con una etiqueta con tu nombre completo y un teléfono, pero no tu dirección, que sería dato importante para un ladrón. Si tu maleta es muy común, átale una pañoleta de colores para identificarla. Retira los sellos de otros viajes, pueden causar confusión.
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