Este predio hace algunos días fue entregado a la comisión formada por técnicos de la Secretaría Departamental de Desarrollo Productivo, la Unidad de Turismo y Cultura del Gobierno Autónomo Departamental de Oruro.
El pedido de los cooperativistas fue formulado ayer durante la celebración de una wilancha, en honor del "Tío de la Mina", ocasión en que también ratificaron su apoyo al Presidente Evo Morales.
"Nosotros generamos divisas, generamos empleo y nuestro apoyo es incondicional al proceso de cambio y al compañero Evo", expresó el presidente de la mencionada cooperativa, Jorge Gutiérrez, al momento de pedirle al gobernador Santos Tito asfalte el camino que conduce a las oficinas de la cooperativa en el sector de Itos.
WILANCHA
Los socios de la Cooperativa Nueva San José, a medio día de ayer ofrecieron la tradicional "wilancha" (ofrenda con el sacrificio de llamas) al "Tío de la Mina" (Deidad de los mineros), celebración en la que estuvo presente el gobernador, Santos Tito Veliz, junto al director de Cooperativas Mineras, Eduardo Berdeja.
El amauta, Gregorio Quispe fue el responsable de la ceremonia, quien pidió a la Pachamama, al Tío de la Mina y demás deidades en las que creen los mineros, protejan a los trabajadores del subsuelo, les den mayor producción, mejores vetas y bienestar en sus fuentes de trabajo.
"Es para mí un grato honor y una enorme satisfacción de compartir este momento de fe, cumpliendo nuestras tradiciones y costumbres de ofrenda principalmente en este mes de agosto y hoy sacrificando estas llamas con mucho respeto para nuestra madre tierra, pachamama, para que nos den mayor producción y bienestar en cada uno de los hogares. Quiero pedir a nuestras wacas, a nuestros ancestros, al Tío de la Mina, para que nos protejan, nos dé seguridad alimentaria y mayor producción. Les auguro éxitos en este trabajo que realizan día a día", expresó el gobernador.
Dentro de la mina los cooperativistas ofrendaron cuatro llamas, las degollaron y luego sacaron su corazón que latiendo aún, los sostenían como signo de buen augurio.
Luego el amauta recibió en platos de barro, la sangre del animal sacrificado y untando sus dedos, comenzó a pintar la cara de las personas. Posteriormente, se encendió la mesa con tablillas hechas de azúcar, coca, cigarrillos.
Varias botellas de bebida, entre ellas singani y vino, se rompieron golpeándolas en la pared y regando con el líquido el sector.
Los mineros y los visitantes salieron luego de la mina y afuera sacrificaron otras dos llamas, para luego cocinar su carne y repartirla entre todos los presentes.
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