La Asociación de Guías de Toro Toro está compuesta por 34 personas las que se encargan de guiar a un grupo de turistas, -de no más de 10 integrantes-, por las 12 rutas autorizadas del valle rocoso.
La Asociación de Guías de Toro Toro, está integrada por 34 personas oriundas del lugar, que iniciaron su oficio a temprana edad, por influencia familiar o por mera afición.
“Yo era muy curioso desde chiquitito y exploraba las rutas sin miedo”, recuerda el guía Félix Gonzales, a tiempo de señalar que desde entonces supo lo que quería ser cuando grande.
UN GUÍA NACE Y SE HACE
El inicio de esta singular pasión se remonta a la primera década de vida, cuando los -entonces futuros- guías, acompañados de sus hermanitos, visitaban el valle rocoso y cuidaban sus vidas entre sí.
Según Félix, él y sus compañeros de aventuras caminaban por sendas peligrosas y todo por ver las huellas de dinosaurio e inventar historias en torno a ellas. Dichas narraciones aún son conservadas y transmitidas a propios y extraños.
Sin embargo, quienes escuchan con mayor admiración los cuentos de Félix son los extraños, es decir turistas. “Les pido que me presten atención por favor: no sé si me crean o no, pero yo imagino que estas huellas eran de un dinosaurio herbívoro que estaba siendo atacado por un carnívoro y de repente el carnívoro lo golpeó en la barriga hasta desequilibrarlo, por eso las huellas se ven estiradas”, cuenta Félix a cinco turistas alemanes, durante un recorrido hacia el Vergel.
Pese a que no existen estudios científicos que corroboren la autenticidad de las historias de dinosaurios inventadas por los guías, la coherencia entre lo que dicen y lo que se ve, es bastante certera.
GUÍA DE PESO
Félix Gonzales empezó como ayudante de guía cuando tenía quince años, esa experiencia le permitió acumular mayores conocimientos, además recibió cursos de instrucción teórica y práctica financiados por entes internacionales. “Hemos sido capacitados en ornitología, botánica, primeros auxilios y pasamos otros cursos más”, cuenta el joven guía.
La pasión de Félix hacia lo que hace, lo llevó a posesionarse, hace cinco años, como vicepresidente de la Asociación de Guías de Toro Toro y desde su “curul” trabaja en pro de sus compañeros.
Una de las medidas más destacadas de su gestión se refleja en el privilegio que tienen los guías comunitarios respecto a personas de otros lugares: “En Toro Toro sólo puede guiarte un torotoreño, nunca verás a guías de otros lugares”, señala Félix.
Esta medida surgió ante la proliferación de guías forasteros contratados por las agencias de viajes, que restaban oportunidades de ingresos económicos a los jóvenes del lugar.
Actualmente la Alcaldía de Toro Toro otorga permisos especiales solo para ser guía y los interesados deben reunir una serie de requisitos que sólo puede conseguir un comunario. Por ejemplo, un aval que certifique que el guía vive en el municipio.
MUJERES AL MANDO
Únicamente 12 de los 55 sitios conocidos de Toro Toro son rutas admitidas para que los guías lleven a los turistas, “a los otros lugares vamos a pasear entre los que componemos la asociación porque llevar gente es mucha responsabilidad”, señala la guía Julieta Montaño.
Julieta es una de las dos mujeres que existen en la Asociación de Guías de Toro Toro y se unió al grupo hace dos años por incentivo de sus familiares.
Los guías varones se portan de manera cordial con ambas, sin embargo quienes aún no asimilan la presencia de una mujer al mando son los turistas. “Al principio no me hacían caso y cada quien iba por el camino que quería”, recuerda Julieta, pero no todo era negativo.
Según la guía, en ocasiones llegan a la oficina grupos de mujeres turistas y ellas piden ser guiadas por una mujer para mantenerse en confianza, entonces Julieta es elegida.
“Ahora la Julieta es de carácter y todos le tienen miedo”, dice Félix.
DOBLE VIDA
Mientras Julieta aplica una capa gruesa de bloqueador solar a su rostro (porque caminará mucho), se despide de su hijita de dos años y la encomienda a su madre para que la cuide hasta que ella retorne de la ruta del Cañón y de otras más.
“Ya estoy acostumbrada a caminar pero a veces tardamos porque hay turistas que se cansan rápido”, cuenta Julieta.
Durante su desempeño profesional Julieta es testigo de algunas anécdotas, como aquella ocasión en la cual un extranjero se puso a llorar porque ya no podía caminar y tuvieron que cargarlo más de cinco kilómetros para retornar hasta el hotel.
Si se suscitan emergencias de salud, los guías están capacitados en primeros auxilios, para brindar atención básica a los turistas.
En otra oportunidad se dio otra situación para recordar, un turista violó las normas de seguridad y acampó en un área restringida. “Como todo era oscuro se lesionó, le cobraron una multa pero no pasó nada más”, recuerda Julieta.
CONTROL
En Toro Toro los guías son estrictamente controlados por el bienestar general. En principio, ningún turista puede ir a una ruta sin guía ya que existen puestos de control que impiden el acceso.
Cuando un guía se dirige hacia una ruta debe registrar a cada una de las personas que lleva cuando entra y también cuando sale del lugar.
SHOW DE GUÍAS
El Vergel, es una ruta clave para los guías varones porque cuando llegan “cautivan” a propios y extraños con sus piruetas en el agua.
Una de las rocas más altas del Vergel (tres metros de altura) centra la atención de los turistas que se refrescan en el lugar, no por su tamaño, sino porque cinco guías trepan de ella.
Cuando los cinco están en la cima se quitan las poleras y uno a uno se lanzan al agua sin temor alguno, con pantalón y zapatos.
Todos corren el riesgo de chocar con rocas cercanas, sin embargo no es impedimento para volver a hacerlo, y mientras se lanzan los turistas aplauden la valentía y el riesgo que corren los guías.
“Nos lanzamos al agua para refrescarnos porque para volver al pueblo tendremos que caminar mucho”, señala Félix.
SABERES ACUMULADOS
Los guías interactúan constantemente con personas de otros países, por tal razón intentan aprender informalmente otros idiomas.
“Yo sé hablar un poquito de inglés y también les entiendo más o menos a los turistas”, señala Félix.
La lengua madre del joven es el quechua, sin embargo no es impedimento para empaparse de otros saberes.
Él cuenta que algunos turistas le enseñan a decir palabras en su idioma y en otras ocasiones él les pronuncia palabras en quechua para que aprendan.
¿Continuemos okey? dice Félix, a tiempo de cerrar el tema de los idiomas.
NUEVOS TALENTOS
Las actividades de los guías de Toro Toro no se limitan únicamente al paseo por las rutas del municipio, ya que ellos tienen reuniones para descubrir nuevos senderos turísticos.
Cuando se reúnen, emprenden una caminta por zonas desconocidas para aprender más y a estos paseos se unen pequeños niños que sueñan algún día ser guías.
Además de todo ello, los guías mantienen limpio el parque porque es su área de trabajo. “Limpiamos las basuras, plantamos y evitamos que la gente se lleve cosas de Toro Toro”, cuenta Félix.
Según Félix llevarse una piedra del camino es un delito que tiene sanción. Pero es sólo una piedra, le dije y él respondió: si te permito a tí, se lo tendría que permitir a todos y terminaría sin piedras y sin trabajo.
Sin duda los más de tres mil turistas anuales que recibe Toro Toro se van satisfechos por el servicio de los guías ya que ellos generan amenidad para contrarrestar el cansancio.
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