Hasta hace tres años, Cochabamba estaba entre los primeros cinco destinos turísticos preferidos en el país por los turistas extranjeros y la preferencia era similar para los turistas nacionales. Actualmente, ya no figura en esa lista y promotores y empresarios del sector turístico coinciden en que se debe a la falta de adecuadas políticas en el sector público, a la falta de articulación entre iniciativas privadas y públicas y a la falta de creatividad para generar oferta turística que salga del esquema tradicional.
En 2010, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Cochabamba captaba el 7 por ciento del total de las visitas, con una estadía promedio de 4,6 días y casi al mismo nivel de Uyuni, donde el salar atraía 7,20 por ciento de las visitas con una estadía media de 3,6 días.
Los primeros lugares estaban ocupados por La Paz con 24,30 por ciento de las visitas, Santa Cruz con 19, 20 y Copacabana con 8,8 por ciento.
Para este año, el panorama cambió sustancialmente para Cochabamba que fue rebasada por Uyuni, lugar preferido por los turistas extranjeros, y por Tarija o Sucre, para los turistas nacionales, según la presidenta de la Asociación Boliviana de Agencias de Viajes y Turismo (Abavyt), Lourdes Omoya, aunque las cifras exactas no se conocen por la falta de actualización de los datos del INE, una gran falencia que impide que el sector turístico pueda elaborar sus estrategias de crecimiento. En Cochabamba, ni la Gobernación ni la Alcaldía tienen estadísticas del flujo turístico.
“Creo que ha mantenido una actitud muy pasiva en la promoción de sus destinos turísticos. Tiene un clima ideal y su gastronomía es alabada por todos, hasta hace pocos años todo el mundo quería visitar Cochabamba; pero ahora hay otros destinos que se están posicionando, como Tarija que es uno de los destinos preferidos en el país”, dice Omoya.
Entre las debilidades que ella percibe está la falta de seguridad y de acciones coordinadas para promocionar, por ejemplo, destinos como Chapare, un lugar “paradisíaco” donde sólo se desarrollan iniciativas privadas que funcionan de manera aislada, lo que les resta fuerza. La directora de la Cámara Hotelera de Cochabamba, Pamela Rodríguez, añade que las Unidades de Turismo de la Gobernación y de la Alcaldía dicen tener recursos limitados para el material promocional y que la “la inseguridad perjudica al turismo, es algo que demandamos constantemente, sobre todo para las festividades. Se han hecho reuniones interinstitucionales y recorridos, pero no mejora”, observa.
Y añade como otra debilidad el mal servicio de recojo de basura pues, a pesar de los pedidos recurrentes a la Alcaldía, hay lugares como la terminal de buses que no dan buena imagen al turista.
Asentada en La Paz, Omoya también resalta la inadecuada promoción de las ferias provinciales. “Sé que hay ferias, pero las promocionan dentro el departamento donde ya son bastante conocidas en lugar de hacerlo en Santa Cruz, Oruro o La Paz”, cuestiona.
La declaración de Cochabamba como capital gastronómica del país también es desaprovechada, señala Omoya, pues no se la explota como lo hace, por ejemplo, Perú, que ha potenciado el turismo gastronómico.
Para la presidenta de la Cámara Nacional de Operadores de Turismo (Canotur), filial Cochabamba, Mariel Rivera, lo que falta es una estrategia de desarrollo turístico en la que se conjuguen esfuerzos de las instituciones públicas (Gobernación y Alcaldía), que son las que hacen promoción e inversión, con los esfuerzos de la empresa privada, que es la que desarrolla la hotelería o los atractivos turísticos.
Por su parte, Rodríguez opina que si el departamento dejó de considerarse un destino turístico importante en el país no es por falta de infraestructura hotelera, sino porque “tiene contados atractivos”.
Señala que la entidad a la que pertenece planifica capacitación de personal en distintas áreas para mejorar el servicio y creó un sitio web con información turística de la ciudad.
Coincide con Rivera en que falta apoyo del sector público pues muchas veces se gestionan proyectos “pero se quedan sólo en el papel” y es poco lo que se logra.
Proyectos públicos
El jefe de la Unidad de Turismo de la Gobernación, José Cerruto, señala que Cochabamba tiene la oportunidad de posicionarse al ser sede del Consejo Nacional de Turismo, donde se articularán acciones para el plan nacional del Bicentenario. En cuanto a los proyectos, destaca el Complejo Piscícola Turístico de Misicuni, en el que 24 comunidades participarán haciendo turismo comunitario y el convenio firmado el año pasado con Potosí para potenciar Toro Toro. También se alista una campaña de promoción por Internet y TV para Urkupiña.
Por su parte, el jefe de la Unidad de Turismo de la Alcaldía, Ronald Crespo, sostiene que Cochabamba mantiene una buena afluencia de turistas, "aunque no estamos al nivel de La Paz", y señala que el mayor freno al turismo es la falta de infraestructura, pues hay falencias en caminos, hotelería y gastronomía, que no permiten desarrollar el turismo fuera del centro urbano.
Crespo añade que entre las nuevas ofertas del municipio está el “Turismo en los barrios”, producto de tres consultorías hechas en 2011 para descentralizar el turismo del casco viejo de la ciudad. El Cite y la Capilla de la Merced son algunos de los sitios identificados.
Además, apunta, existe un proyecto para estimular el turismo en la laguna Alalay.
Cuestionamiento
El gestor turístico independiente Sistor Uturunco, quien tiene varios años de experiencia en el sector, cuestiona el trabajo de la Gobernación y la Alcaldía, comenzando por la falta de coordinación, a pesar de pertenecer al mismo partido político.
Sobre el trabajo de la Unidad de Turismo de la Gobernación, dice que su política es “muy cerrada” en cuanto a los proyectos y que además no van acompañados de una evaluación para ver cuáles funcionaron y en qué medida.
“Por ejemplo, se prepara material de promoción sobre determinada comunidad, pero ¿esta comunidad está preparada para recibir al turista?”, cuestiona Uturunco, quien considera que el turismo comunitario “se queda en el discurso” porque cuando se busca empoderar a las comunidades no se toma en cuenta que hay ciertas condiciones que cumplir.
Explica que el turismo comunitario necesita de cinco pilares que son la comunidad y su atractivo turístico, las instituciones públicas que son las que tienen presupuesto y deben hacen promoción, los operadores, los profesionales que se ocupan de inventariar los atractivos y los medios que ayudan a la difusión.
También señala que lo que falta es “visión”, creatividad y agresividad, puesto que “una conferencia de prensa no ayuda a desarrollar el turismo” y lo que hace falta es articular el trabajo de los actores, redireccionar el trabajo, innovar y, sobre todo, las políticas de turismo deben ser políticas de Estado y no de Gobierno, para poder darles continuidad.
Falta gestión
La presidenta de la Cámara Nacional de Operadores de Turismo (Canotur), filial Cochabamba, Mariel Rivera, señala que para tener una idea de hace cuánto tiempo que Cochabamba perdió su sitial como destino turístico, es preciso reparar en cuánto tiempo atrás otras ciudades emprendieron acciones para potenciar su sector turístico.
Pone como ejemplo a Santa Cruz, Tarija o La Paz, donde hace unos 10 años que se crearon las Organizaciones de Gestión de Destino (OGD), instancias legalmente constituidas que agrupan a actores públicos, privados y comunidades para lograr un trabajo conjunto y desarrollar de manera integral y sostenida el turismo.
AL MARGEN DE ATRACTIVOS TRADICIONALES
Faltan novedades que atraigan otra vez a los turistas
Aunque Cochabamba cuenta con las condiciones necesarias, como atractivos naturales, culturales, buena infraestructura hotelera, restaurantes y buenas rutas, no se han desarrollado nuevos productos turísticos que atraigan a los turistas, observa la presidenta de la Cámara Nacional de Operadores de Turismo (Canotur), filial Cochabamba, Mariel Rivera.
“Cochabamba ya no tiene novedades para el turista extranjero ni el turista nacional”, dice y pone como ejemplo de la dejadez en el departamento que un destino como Toro Toro, que pertenece a Potosí pero que tiene su puerta de ingreso por Cochabamba, no sea aprovechado para potenciar el turismo.
"En Toro Toro, la parte por la que se ingresa en Cochabamba es un desastre, mientras que la parte atendida por Potosí está en muy buenas condiciones", ilustra.
Continúa señalando que hay inversiones que se desaprovechan, como el hotel Regina, donde nadie toma iniciativas y dejan solo al inversor privado, cuando la comunidad podría organizarse para atraer turistas con las flores que se producen en Tiquipaya, con sus artesanías o mejorando la calidad de sus numerosos restaurantes.
Algo similar ocurre con circuitos como el de Tarata, Huayculi, Cliza y Punata, donde podría explotarse la arquitectura, la elaboración de chicha, los platos típicos, los tejidos y la artesanía, pero falta "poner en valor" e involucrar a la comunidad.
El gestor turístico independiente Sistor Uturunco y la presidenta de la Asociación Boliviana de Agencias de Viajes y Turismo (Abavyt), Lourdes Omoya, coinciden en que las ferias provinciales son otra veta desaprovechada.
"Hay que olvidar las ferias de cuatro esquinas", dice Uturunco y apuesta por convertirlas en ferias a la inversa, donde el turista pueda interactuar un par de días con la comunidad para dinamizar el movimiento económico e involucrar a todos los actores.
Añade que también se deben explotar otro tipo de atractivos que no sean los tradicionales y pone como ejemplo que en Cochabamba se puede hacer turismo en torno a las plantas medicinales o los productos exóticos.
OPINIÓN
Fernando Bustamante. Pdte. Colegio de Economistas de Cochabamba
Turismo: una tarea pendiente a nivel nacional
Se puede afirmar que estamos frente a un sector débilmente estructurado y muy vulnerable a situaciones que podrían incidir en su dinámica de crecimiento y desarrollo. En ese sentido, en el análisis situacional mencionado en el Plan Departamental, concretamente se señala que el potencial turístico de Cochabamba no se encuentra desarrollado debido a múltiples factores, como: la deficiente organización de la institucionalidad del sector público y privado, la falta de información y difusión del potencial con que se cuenta, insuficiente identificación de atractivos turísticos, inadecuada legislación y normativas del sector, deficiente infraestructura vial y comunicación para el acceso a los atractivos turísticos, la falta de programas de sensibilización, capacitación y concientización para el fomento de la actividad turística en el departamento.
A lo anterior habría que añadir lo que me atrevo a llamar la falta de una “cultura turística” de la comunidad y sociedad en todos sus niveles, tanto en lo que se refiere al relacionamiento y acogida al turista, cuanto al cuidado y manejo de la infraestructura, el equipamiento, habilitación y preservación de los hitos turísticos.
En suma, parecería no ser una apreciación fuera de lugar el señalar que lo que hasta el presente es el turismo, con sus pocos logros y sus frustraciones, es más el resultado de la inercia con la que desenvuelve la actividad o en el mejor de los casos de esfuerzos aislados de actores y agentes sectoriales, que el resultado de una acción sistemática y consecuente del sector como tal y menos aún de las acciones del Estado, sea este nacional o regional.
Lo que más debe motivar a desarrollar acciones que contrarresten la tendencia a la declinación del sector, no sólo al interior de la economía regional, sino también nacional, es que se estará perdiendo la opción de tener un sector que dentro de la estructura económica regional ciertamente es estratégico, en cuanto la naturaleza estructural de nuestra economía tiende a “ocupar su lugar nacional”, con actividades de servicios que como el caso del turismo son de verdadero contenido productivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario