L a vieja ciudad colonial hace décadas que estaba incluida en las rutas de los amantes de la arquitectura gracias a que, desde 1983, el Sitio Histórico Nacional de San Juan, que incluye sus murallas y los fuertes de San Felipe del Morro y San Cristóbal, forma parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Ahora las autoridades estadounidenses han incluido en su última actualización al Viejo San Juan como Monumento Histórico de Estados Unidos, lo que reconoce la belleza que esconde este distrito de la capital puertorriqueña no del todo conocido por el gran público.
Las autoridades locales han visto en esta última distinción un espaldarazo a su objetivo de convertir a San Juan en referencia turística de todo el Caribe.
Para la Oficina Estatal de Conservación Histórica de Puerto Rico la nominación es un primer paso hacia el objetivo de que la totalidad del Viejo San Juan sea reconocido como Patrimonio Mundial de la Unesco.
El último reconocimiento es para las construcciones comprendidas entre los años 1519 y 1898, coincidiendo con la época de la colonia española aunque, como desde la Oficina Estatal de Conservación Histórica de Puerto Rico se recuerda, eso no significa que sólo las viviendas y edificios de ese periodo tengan valor arquitectónico.
Un hito histórico
El historiador oficial de Puerto Rico, Luis González Vales, señaló sobre la inclusión del Viejo San Juan como Monumento Histórico de Estados Unidos que se trata de un hecho importantísimo, tanto por reconocer el valor del barrio colonial de San Juan como por la repercusión que tendrá para el turismo.
González Vales subrayó que se trata de un proceso natural que continúa la decisión de 1983, cuando la Unesco incluyó a los dos fuertes que flaquean el Viejo San Juan y a la Fortaleza como parte de la lista de Patrimonio Mundial.
El primer historiador de la isla caribeña destacó que no puede olvidarse que La Fortaleza es la casa de gobierno más antigua de todo el hemisferio y que, desde 1530, es utilizada por los gobernadores de Puerto Rico.
La Fortaleza, como gran parte de los edificios del casco histórico de San Juan, ha sido objeto de remodelaciones, en especial durante los dos últimos siglos, aunque siempre se trató de respetar el estilo primitivo.
El Instituto de Cultura Puertorriqueña promovió en 1955 una ley que, como señala González Vales, estableció las normas que regulan la conservación arquitectónica del Viejo San Juan, un paso fundamental para la conservación del casco colonial.
Las casas del Viejo San Juan recuerdan con un solo vistazo el estilo español por sus balcones de madera y, la gran mayoría, con sus patios interiores adornados con fuente en el centro, con clara reminiscencia andaluza.
Las calles típicas
Las calles adoquinadas que suben hacia la cara norte llegan a la típica calle San Sebastián y, un poco después, a la de Norzagaray, frente al Atlántico, protegida por murallas y las estratégicas garitas, seña de identidad de la ciudad colonial que durante siglos resistió los ataques de flotas de potencias extranjeras.
San Sebastián, que atraviesa todo el Viejo San Juan, es una de las calles más típicas del distrito y el lugar donde se celebran las fiestas que llevan su nombre, las más importantes de toda la isla, y con las que los puertorriqueños dan por terminada la temporada navideña.
Celebradas en el tercer fin de semana de enero, las de San Sebastián son referencia del Viejo San Juan y todo Puerto Rico y cita ineludible para quien visita la isla en el cálido invierno caribeño.
El turista tampoco puede olvidar en su visita al Viejo San Juan un paseo por la Capilla del Cristo, en la calle del mismo nombre y con origen en el siglo XVIII.
La leyenda cuenta que la capilla se construyó como recuerdo a un joven jinete que tras perder el control de su caballo en una carrera cayó al precipicio desde el lugar.
A poca distancia de la Capilla del Cristo se encuentra La Fortaleza, también conocida como el Palacio de Santa Catalina, residencia oficial del gobernador de Puerto Rico.
Se calcula que La Fortaleza fue construida entre los años de 1533 y 1540 para defender la Bahía de San Juan, aunque ha sido remodelada en varias ocasiones, una de ellas en 1846, con estilo neoclásico.
En un espacio abarcable a pie se llega a la Catedral de San Juan, originalmente construida en el siglo XVI pero con innumerables retoques, el último en 1917.
Reliquia española
El Cuartel de Ballajá, residencia en el siglo XIX de soldados españoles y sus familias, es también cita obligada por tratarse del edificio más grande construido por los españoles en todo el hemisferio, actualmente sede del Museo de las Américas.
A pasos del Cuartel de Ballajá se encuentra el Cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis, un camposanto que mira a las costas del Atlántico y que alberga las tumbas de algunas de las figuras más destacadas de la historia de la isla caribeña.
La lista de lugares indispensables del Viejo San Juan incluye al Fuerte de San Felipe del Morro y el Fuerte de San Cristóbal, las dos grandes fortificaciones de la antigua ciudad, amurallada y protegida por sus emblemáticas garitas.
Pero el Viejo San Juan no es sólo un conjunto de fortalezas e iglesias, sino que atesora en sus calles un encanto especial que queda recogido en cada una de sus casas y plazas.
Muestra de esos rincones son la Plaza de Armas donde se ubica la Alcaldía de San Juan o la Plaza de San José, en la que se destaca la estatua de Ponce de León, primer gobernador de la isla.
El paseo por sus calles, que para algunos recuerdan a la ciudad andaluza de Cádiz o a cualquier pueblo de la mitad sur peninsular, es la mejor forma de conocer uno de los cascos coloniales mejor conservados de toda América.
El Viejo San Juan cuenta hoy con una población que ronda los 8.000 habitantes repartidos en siete kilómetros cuadrados (EFE Reportajes).
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