a festividad de San Juan promueve actividades con diferente simbología en el área urbana y rural. Sin embargo, un detalle que hace común a las acciones de ambos sectores es que, pese al transcurso de los años, aún motiva la confraternización comunal y familiar.
Las fogatas, que contrarrestan las bajas temperaturas registradas “la noche más fría del año”, protagonizan la velada tanto en el campo como en la ciudad.
“Más allá de la contaminación, es necesario observar la simbología que las personas asignan a esta temporada y los valores que promueve”, afirma el antropólogo José Antonio Rocha.
El experto señala que la gente del campo califica al fuego como un elemento de purificación porque congrega a la comunidad para recordar historias, a tiempo de compartir alimentos.
La situación en la ciudad no varía respecto a la del campo ya que, según Rocha, el festejo citadino es “modernizado”, pero con intenciones similares.
Mucha gente ya adquirió conciencia de que el fuego es dañino para el ambiente, sin embargo aún mantiene la noción de que San Juan es motivo de reunión familiar.
Los embutidos y salchichas son los elementos introducidos hace poco en la festividad, no obstante un indicador tradicional son las reuniones “entorno a”.
“Una mesa, el patio, una leve fogata, entre otros son espacios que elige la gente de la ciudad para compartir en la noche”, detalla Rocha.
ERRORES Por otra parte, el mes de junio también marca el inicio de la época de siembra en el campo, sin embargo deriva en chaqueos que se convierten en fogatas descontroladas.
El secretario de salud y deportes de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Cochabamba (FSUTCC), Berón Cayota, indicó que algunos comunarios reemplazaron estas prácticas, que en teoría “dan calidad a la tierra”, por abonos de tipo natural.
De manera paralela, los campesinos de la FSUTCC dijeron que dejar los chaqueos es simple, pero festejar con fogatas la temporada de siembra es inevitable.
Baja en 78 por ciento quema en el país
El ministro de Agua y Medio Ambiente, José Antonio Zamora, informó ayer que en cinco años se redujo la quema por la festividad de San Juan en un 78 por ciento , según el portal kawsachuncoca.com
“En los últimos cinco años se ha reducido en 78 por ciento , bajo esa lógica configuramos que ha habido un avance en ese aspecto”, dijo en una entrevista en Bolivia TV.
Manifestó que ese es el resultado de la política que implementó el Gobierno en los últimos años, que se orienta a resaltar los valores de la “Madre Tierra” y del concepto de “Vivir Bien”.
Resaltó que en la pasada gestión, en la denominada "noche más fría del año", se redujo en 26 por ciento en comparación con la cifra de 2011.
La población cada vez tiene mayor conciencia sobre la necesidad de proteger el medio ambiente, dijo el Ministro de Agua y Medio Ambiente a propósito de la proximidad de la fiesta de "San Juan".
Volverán a medir el aire el 24
La Secretaría de la Madre Tierra dispone de un cuadro que categoriza el tipo de contaminación que generó el departamento desde hace dos años.
Por ejemplo, el año 2010 el humo después de la noche de San Juan mereció una alerta sanitaria. Según el arquitecto Germán Parrilla, aquel entonces categorizaron el ambiente como “muy malo” porque generó efectos adversos en la salud de las personas con enfermedades cardiovasculares.
El panorama mejoró levemente en 2012, ya que el ambiente fue categorizado como “malo” y se redujo la contaminación en un 70 por ciento .
Lo que se espera este año es superar la cifra del año pasado y alcanzar mínimamente la categoría de “regular” para ejecutar funciones al aire libre.
Rememorando la cultura del fuego practicada por antiguos comunarios
Lucio choque/proinpa
Textos///
La festividad de San Juan en el área rural tiene su propia visión contextual, aunque la misma proviene de tradiciones que se practicaban en el viejo mundo desde hace más de 500 años. Sin duda esta festividad es una costumbre propia de la conquista y sincretizada por la religión.
En las alturas -una semana antes de la festividad- los comunarios tenían la costumbre de cortar las malezas con espinos o algunos rastrojos descartados. Posteriormente, cargaban el cúmulo de hierbas cortadas en sus espaldas y las trasladaban desde las montañas hasta sus casas para amontonarlas.
Ya en las viviendas, la maleza recogida terminaba secándose y en las vísperas a San Juan era utilizada para encender fogatas que duraban poco tiempo, pero generaban suficiente braza para arrojar papas y ocas.
Al día siguiente, los comunarios bautizaban a las crías de ovejas, burros, llamas y demás camadas. El ritual consistía en pintar las cabecitas de los pequeños animales con añelina de color. Asimismo adornaban sus orejas con aretes de lanas multicolores.
Lo más interesante es que luego dedicaban un tiempo a la nominación de los animales con nombres del lugar como “Candicha”, “Toro malo”, “Chitaco”, “Yunterito”, entre otros.
MÁS PRÁCTICAS La práctica de San Juan en los valles tenía una orientación similar a la de las alturas.
En principio, los pobladores compraban a los jornaleros del campo fardos de malezas denominadas “K’opas”, las cuales usaban para encender fogatas.
La intención de la gente era reunir la suficiente cantidad de leña para encender una fogata alta que supere a la de los otros vecinos. La competencia aquel entonces era ardua.
Tras apagarse la hoguera, la gente -al igual que en las alturas- cocinaba calabazas o papas en las brazas. Este era un ritual de castigo a las “plantas flojas”, cuyo efecto simbólico se manifestaba con una abundante cosecha ese mismo año.
Este tipo de celebraciones se convertían en un espacio de interacción entre los pobladores porque unos convidaban a otros unos suculentos “té con té” o sucumbés calientes.
ACTUALIDAD Entonces, ¿qué tradición nos relaciona a la fiesta de San Juan de antaño?
En la actualidad la misma se convirtió en un rito a los embutidos, un motivo para reunirse alrededor de la cultura alcohólica y ostentar poder económico con el reventón de los cohetes. Incluso, en el peor de los casos, algunos encienden piras de llantas descartadas o plásticos que envenenan el cielo, que tanto cuesta mantenerlo.
Para finalizar, el culto al fuego es una tradición occidental que debería avergonzar a los bolivianos continuar fomentando.
Baile y música son la opción
Algunas personas que radican en el centro de la ciudad optaron por organizar actividades que permitan confraternizar con los vecinos.
Se trata de la comuna “Alejo Calatayud”, la misma ultima detalles para realizar una entrada folklórica que iniciará a las siete de la noche.
Por su parte, los vecinos de la comuna “Molle” optaron por una peña que aglutinará a grupos que interpretan música nacional. La comuna “Itocta” también reemplazará la quema por una serenata ecológica.
Este tipo de iniciativas son dignas de imitar, según el arquitecto Germán Parrilla, sin embargo considera que para reducir los niveles de contaminación no basta con el accionar de unos cuantos, por ello sugiere a los gobiernos municipales actuar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario