La puerta se abre por un movimiento de brazo de Gumercindo Quispe, quien sonríe a la gente que sube a su bus en la esquina de la avenida Ecuador y la calle Guachalla. Recibe el pasaje único de un boliviano y hace rugir el motor a diésel de su “monstruo azul”.
“Ya son 40 años conduciendo en la línea y hasta ahora no he dejado de sonreír”. Quispe retoma el volante y pone los ojos en la ruta.
La línea de buses “2” fue fundada en agosto de 1938 y es una de las más antiguas de La Paz de transporte público en funcionamiento (sólo más joven que la 1, del Sindicato Litoral). Recibió todas las condecoraciones y reconocimientos que se le pueden otorgar a una línea de transporte, pero lo más importante, según sus conductores que prefieren llamar micro al bus, es la imagen que han forjado en las mentes de los residentes de Sopocachi y Tembladerani.
El recorrido por la urbe
La ruta se inicia en la avenida Buenos Aires, atraviesa las zonas de Tembladerani, Cotahuma, Sopocachi y el centro de la ciudad. El recorrido también comprende el retorno por la avenida Perú hasta terminar en el punto de partida.
“Muchos de los vecinos que suben al micro lo han hecho desde niños, llevados por sus padres, quienes fueron subidos al micro por primera vez por sus abuelos”, señala Esteban Ochoa, conductor hace 33 años.
“Mi padre fue el que me trajo aquí, él fue un pionero, fundador de la línea y conductor hasta que su cuerpo no le dio más”, cuenta. Cómo olvidarlo, si después le heredó su vehículo y le pidió que continuara con la tradición.
“Muchos de los conductores mayores de la línea somos la segunda generación de choferes, por eso amamos nuestro trabajo y a nuestras máquinas”, afirma.
De acuerdo con Ochoa, ser un conductor del “2” no es sencillo, ya que los requisitos que se piden son variados y rigurosos.
“Para conducir en esta línea se tiene que tener al menos diez años de experiencia, porque no es una línea cualquiera y hay una reputación que mantener”.
Los choferes deben tener licencia con categoría C (para conducir vehículos pesados), además de certificados de buena conducta y de accidentes de tránsito expedidos por la Policía, pero sobre todo, según Ochoa, ser educados y amables con los pasajeros.
“Pueden tener todo, ser unos ases al volante, pero si los postulantes son maleducados no van a ser choferes de esta línea”. Para cerciorarse de esto, el entrevistado revela que los conductores en prueba son observados por personas afines a la línea y su comportamiento es evaluado.
Historias de los pasajeros
“Viajar en el ‘2’ siempre es una elección, nunca una necesidad”, dice Marta García. Acomoda su bolso bajo el brazo y luego se agarra del estribo del micro que ha parado en la plaza España.
“Hay muchas líneas que realizan el mismo recorrido, minibuses, carrys y trufis, lo hacen más rápido, por vías más despejadas, pero nunca reemplazarán a este micro”, manifiesta la pasajera.
García recuerda la primera vez que se subió al micro fue a los seis años, del brazo de su abuela.
Jorge Núnez recuerda sus viajes en el micro con cariño. En él paseaba con su novia (ahora esposa) al salir del colegio. “A la salida me encontraba con ella y nos íbamos hasta Tembladerani, besándonos en el asiento de atrás”.
Gumercindo Quispe pone el pie en el acelerador y cierra la puerta, el micro está lleno. Llegar a la parada implica escalar empinadas calles. Quispe susurra: “es hora de descansar monstruo”.
Pasaje escolar
La línea de micros “2” es la única del transporte público en la ciudad de La Paz que cobra pasaje escolar (50 centavos) .
Esta medida fue adoptada por los conductores debido a la gran cantidad de escolares que transportan cada día.
“La gente te da mucho y lo más correcto es regresárselo de alguna manera, con un buen servicio”, señala el conductor Esteban Ochoa.
Este tipo de servicio les ha hecho merecedores de un reconocimiento por parte de la junta escolar de Cotahuma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario