Es un monumento a la naturaleza, porque mediante él se brinda una esperanza de vida para las cientos de familias productoras de cultivos y ganadería, principalmente para la actividad lechera.
A la fecha este espacio que inspira un encuentro sin igual tiene 52 años de creación. Aunque pese a tener ya sus bodas de oro, existen una serie de deficiencias que deben ser atendidas por las autoridades de turno, para que continúe prestando el servicio que corresponde.
La represa de Tacagua tiene una capacidad de riego de 11.600 hectáreas de forraje, como alfalfa, cebada, avena; esta gran cantidad de almacenamiento de agua permite alimentar a 11.100 cabezas de ganado bovino lechero y 60.000 cabezas de ganado ovino, obteniéndose 36.000 litros de leche diarios, además de coadyuvar a la producción de quinua.
Ese lugar está rodeado de un típico aire altiplánico en cuyos alrededores existen una variedad de cactus, pero debido al constante riego, allí también se observa decenas de árboles de enorme tamaño que permiten una vista singular.
Una choza o casa de campo completa el panorama que invita a alejarse por completo de los problemas urbanos. La brisa tenue en la mañana y soplada en la tarde ratifica que el escenario es cien por ciento natural.
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