Si por algún motivo usted tiene casi un día de espera de su vuelo de retorno a Sudamérica en el Aeropuerto Internacional de Múnich, tome el metro y, por menos de 50 euros, anímese a conocer el centro histórico de esa maravillosa ciudad alemana, a tomarse unas cervezas y a comer unos chorizos típicos de la capital del estado de Baviera.
En el mismo aeropuerto puede ser guiado por personal de informaciones sobre cómo llegar al corazón de la urbe en solo 40 minutos de viaje. En un escaparate de la terminal aérea, una amable mujer latina habla alemán, inglés y español. Al percatarse de que usted es un turista sudamericano, de inmediato se comunica en castellano, le entrega un folleto de turismo y le señala dónde comprar el tique del metro que conecta el aeropuerto con el casco histórico de Múnich.
Con el pago de 12 euros le dan un boleto para ir al centro y volver al aeropuerto a cualquier hora del día. De inmediato sube en el moderno e impecable tren (S-Bahn) MVG que lo lleva velozmente a la misma boca de Marienplatz, donde hay un hervidero de turistas que aprovechan el verano para disfrutar de una ciudad invadida por los ciclistas, con restaurantes cuyas terrazas y mesas al aire libre están repletas de gente que consume la tradicional cerveza bávara de todo tipo de marcas para aliviarse de los 35 grados centígrados que marca el termómetro. Una voz española anuncia frente a la impactante catedral a un grupo de unos 30 visitantes latinos el inicio de un ‘city tours’ a pie por los principales atractivos del centro histórico de Múnich. Se trata de la guía Ruth San Martín, que ejerce su oficio desde hace tres años en condición de ‘freelance’, pero con la credencial que le ha otorgado una empresa local del área. El pago para acompañarla, de 11:00 a 13:00, es libre.
Entre los turistas que la siguen hay colombianos, mexicanos, paraguayos, argentinos, brasileños y, por supuesto, algún boliviano. Ruth luce un short, una blusa roja, chinelas y lleva un bolso con agua para mitigar el efecto del intenso calor y de la caminata de dos horas. Grita para que todos la escuchen y posa con el grupo ante un fotógrafo en el inicio del city tours, documento que servirá a la empresa para la que trabaja a la hora de rendir cuentas seguramente de los cobros por su valioso servicio.
Da sus recomendaciones para que nadie se pierda en la travesía y un par de consejos más: “Si un ciclista los atropella, el culpable no será él sino ustedes. Por eso fíjense de no cruzarse en las ciclovías. Tampoco hagan nada que reivindique o haga apología en las calles del nacismo de Hitler, porque serán sancionados con una multa de 2.000 euros. Esta ciudad quiere enterrar esa parte de la historia de Alemania, que la avergüenza“, dice la joven y simpática guía.
Conociendo un poco de la historia alemana
El tour comienza en Marienplatz, donde se pueden apreciar los edificios del Antiguo y el Nuevo Ayuntamiento. En el corazón de Múnich se erige la Columna de María, obra coronada con una estatua de oro de la Virgen. La religión católica ha tenido en toda la historia de la región bávara y de Alemania una enorme influencia que se nota en sus edificaciones. El Nuevo Ayuntamiento es un impresionante lugar donde está el ‘glockenspiel’, un hermoso carillón con más de un siglo de antigüedad. Entre las 11 y las 12 del día, cientos de turistas llegan para escuchar las campanas del Glockenspiel y apreciar 32 figuras de tamaño natural que revivirán los acontecimientos históricos de la región. En el lugar hay también un pájaro de oro que emite tres veces un sonido para comunicar la señal del final del espectaculo.
El siguiente paso es el ingreso a la imponente Catedral de Nuestra Señora de Múnich, la más grande de la ciudad, con capacidad para albergar a miles de personas. Su construcción está basada en ladrillo y tiene un estilo arquitectónico popio del gótico tardío del siglo XV. Su famosa cúpula encima de cada torre se inspira en la Cúpula de la Roca de Jerusalén. Junto con el ayuntamiento, las torres forman parte del horizonte y convierten la catedral en un gran punto de orientación. También se puede subir por los escalones de las torres, desde donde se obtiene una interesante vista del paisaje urbano y de los Alpes de Bavaria.
Dentro de la iglesia hay pequeñas imágenes individuales de los obreros que la construyeron. También se puede apreciar un gran cuadro de Joseph Ratzinger, que se desempeñó allí algunos años como arzobispo, antes de terminar siendo el papa antecesor de Francisco. El recorrido turístico sigue por las calles y edificaciones del centro, donde se explican sucesos históricos ocurridos en algunas de las vías en las que Hitler y sus seguidores protagonizaron algunos enfrentamientos sangrientos.
La Residencia es el antiguo Palacio de los Reyes de Baviera, construido en 1385 y consta de 10 patios y de hermosos jardines.
Casi al cabo de dos horas de sumergirse en el pasado de Múnich, el city tour cierra nada menos que en el viejo edificio de Hofbrauhaus, la cervecería más famosa del mundo, construida en 1589, con mesas de madera en las que se pueden encontrar nombres, fechas y comentarios de hace más de 100 años. La guía Ruth San Martín se despide del grupo tras recibir por sus servicios monedas y billetes que llegan a completar entre 3 y 10 euros.
Como estamos en mediodía, en la misma cervecería se puede degustar una gran variedad de especialidades culinarias locales, como salchichas de ternera y cerdo asado. La cerveza se sirve en jarras de un litro
LA CIUDAD DEL CAMPEÓN DE LA CHAMPIONS
Su gente. Después de Berlín y de Hamburgo, es la tercera urbe más poblada de Alemania, con 1.378.176 habitantes (2011).Tiene una superficie de 310,43 kilómetros cuadrados y está subdividida en 25 barrios.
Su lema. Antes de 2006 era Weltstadt mit Herz (Ciudad cosmopolita con corazón). Ahora es Munchen mag Dich (A Múnich le gustas). Su nombre significa “en el lugar de los monjes”. Los colores oficiales de la ciudad son el negro y el oro.
Historia. En 1923 se produjo en la ciudad un levantamiento dirigido por Adolfo Hitler. En la Segunda Guerra Mundial fue gravemente dañada, pero décadas después fue reconstruida cuidadosamente.
Su club y sabores. Estos días se respira euforia en cada rincón de la urbe por el campeonato del Bayern. Se venden poleras desde 60 euros. Las típicas salchichas blancas son hechas de carne de ternera.
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