lunes, 26 de agosto de 2013

Gabriel Antequera, el sacerdote que salvó la Capilla Sixtina

Desde que fue designado como párroco en Curahuara de Carangas, las mejoras en el pueblo y en la denominada Capilla Sixtina han sido notables. Debido a sus gestiones, las embajadas de Alemania y Estados Unidos aportaron económicamente para la restauración de varias iglesias.

El sacerdote diocesano Gabriel Antequera llegó a Curahuara de Carangas hace seis años, y una vez que atravesó la puerta de la denominada Capilla Sixtina del Altiplano Boliviano, su vida y la del pueblo cambiaron radicalmente.

Habían pasado solamente cuatro meses desde que se ordenó como diácono en el Seminario de Cochabamba, cuando recibió “la grata” designación a la población que es parte de Oruro, el departamento que lo vio nacer.

El sacerdote recuerda que cuando llegó a Curahuara de Carangas, la parroquia estaba completamente abandonada y había un vacío tanto espiritual como material.

“Creo que las dos cosas son importantes para la Iglesia. Cuando uno sale de la universidad, como cualquier profesional, quiere cambiar el mundo. Pero al llegar a la parroquia bajó mi ánimo encontrar en ese estado una iglesia con tanta importancia e historia”, afirma.



FINANCIAMIENTO

La visita de algunos miembros de la Embajada de Alemania en Bolivia a la zona de Curahuara de Carangas, despertó en esta delegación diplomática el deseo de ayudar con la restauración del templo.

“Ellos me invitaron para ir a la Embajada y allí me plantearon que les presente un proyecto. Yo estaba en cero, pero con la ayuda de unos amigos arquitectos logramos hacer el planteamiento”, acota.

Posteriormente surgió la relación con la Embajada de Estados Unidos, que también ayudó económicamente para la restauración.

Se acercaba el aniversario de los 400 años, que debía festejarse en 2008, pero para esperar la restauración del templo los actos quedaron suspendidos hasta 2009.

Ese año, el párroco invitó al pueblo a varios embajadores y autoridades nacionales para la celebración. Entre ellos estaba la esposa del encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos, John Creamer, que ofreció su ayuda.

“En el festejo ellos vieron que todo había cambiado, es ahí donde aprovechamos para pedirles la ayuda para las otras capillas pequeñas y surgió la respuesta de inmediato”, menciona.

Posteriormente, la Embajada de Alemania ofreció una segunda ayuda para los murales y el cambio de techo.

Los trabajos comenzaron a principios de 2008. El 2009 se hizó la primera parte de la restauración exterior.

La implementación de la luz interior se realizó el 2010 y el 2011 se hizo la restauración del retablo y de la pintura mural.

El cambio de techo de paja se hizo el 2012, año en el que llegó la segunda ayuda de parte de la Embajada de Estados Unidos para la restauración de otras cinco capillas.

“No solamente hemos crecido en lo material, sino que estas cosas nos han ayudado a concientizar a la gente”, asegura.

Añade que la población ahora ama sus capillas y gracias a los arreglos ha recibido beneficios económicos porque el turismo ha traído también trabajo para la población.

EL DÍA A DÍA

Desde la llegada de Antequera a la Capilla Sixtina, las puertas de esta iglesia están siempre abiertas para la población y los turistas.

“La puerta de la parroquia está abierta de 08:00 a 20:00 horas, pero no hay la afluencia de turistas que quisiéramos como en Potosí”, indica Antequera.

Señala, además, que la capilla no solamente funciona como un lugar turístico, sino también religioso y en este sentido se ha ayudado a la gente del lugar a que recuperen la fe y el cariño por la parroquia.

INTERNACIONAL

Según la percepción del párroco, la capilla es conocida más en el ámbito internacional que nacional.

Si bien el pueblo era conocido por la situación política de 1952, el párroco considera que ahora el lugar es destacado porque se ha resaltado la importancia de la Capilla Sixtina.

“Yo me siento orgulloso del trabajo que se ha hecho. Nos organizamos con las comunidades para ir a celebrar y tener las reuniones, esto ha generado una unión y revalorización de la gente por sus capillas”, indica.

Poco a poco la cara de la población ha cambiado y, según Antequera, la mayor satisfacción que tiene es ver el rostro de los turistas que se sorprenden, al igual que él se asombró cuando ingresó al templo por primera vez.

Con el paso del tiempo, diferentes instituciones han tomado interés por este patrimonio para realizar estudios e investigaciones, que han ayudado a realzar al lugar como turístico.

“Es grandioso el patrimonio que tenemos los orureños y bolivianos en Curahuara de Carangas y gracias a Dios cada día la gente lo conoce un poco más”, finalizó.


No hay comentarios:

Publicar un comentario