El interior del templo de Curahuara de Carangas está cubierto en su totalidad con pinturas murales.
En las paredes y los techos están pintados diferentes pasajes de la Biblia.
Detrás de cada pintura existe una rica historia que ha sido descifrada por el párroco de la iglesia, Gabriel Antequera, quien ha escrito un libro para explicar con detalle cada una de las obras plasmadas en la denominada Capilla Sixtina.
Al ingresar al templo se puede advertir que no existe un solo espacio libre. Todo está ocupado por los frescos.
La presencia de las imágenes es tan imponente que deja a los visitantes observando las pinturas, una a una, por muchos minutos e incluso horas.
Entre los bienes de la Capilla Sixtina hay también cuadros de origen francés y un altar que fue colocado sobre la pintura de la crucifixión, donde está registrada la fecha de conclusión del templo, que corresponde al año 1608.
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