Amantes del ciclismo y turistas extranjeros que llegan a Bolivia en busca de aventura extrema suben hasta "la cumbre", a unos 25 kilómetros de La Paz, para lanzarse en bicicleta por la llamada "ruta de la muerte".
A pura adrenalina, estos fanáticos descienden desde los 4.600 a los 1.200 metros de altitud los 67 kilómetros que unen las cumbres de los Andes con los valles de Yungas, el corazón cocalero de Bolivia.
La "ruta de la muerte" ganó esa fama por haber provocado el mayor número de accidentes carreteros mortales en el país. En 2011 hubo 116 siniestros que dejaron 29 muertos y 155 heridos, informó la policía de Tránsito, que logró reducirlos en los últimos años.
Los ciclistas deben bajar por profundos barrancos, quebradas, y por angostos caminos junto al abismo. Son unos 34 kilómetros de vía de asfalto, y otros 33 de tierra apisonada, piedras y lodo, con zigzagueantes curvas y terraplenes.
En algunos tramos, caen cascadas directamente sobre el camino, y otros están cubiertos de neblina, ya que es una zona lluviosa todo el año. La vista de nevados es magnífica y mientras la bicicleta avanza, un penetrante olor a hierba húmeda impregna el lugar.
Según la policía, que ahora se ocupa de dar mayor seguridad a la zona por su atractivo turístico, un promedio de 150 turistas realizan la experiencia cada día, que oscila entre 45 y 80 dólares, según el tipo de bicicleta que se elija. Y a pesar de los riesgos, algunos turistas sedientos de sensaciones extremas piden realizar un tour nocturno y descienden el camino ya entrada la noche.
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