Hay desiertos de arena, como el Sahara y de hielo, como la Antártida. Hay, incluso, parajes desolados donde solo habitan las piedras. Pero un desierto de sal, una planicie vasta de costras y capas de cristal salado, no deja de ser un inquietante misterio.
El salar de Uyuni, en el sur de Bolivia, es el desierto de sal más grande del mundo. Un mar seco de 12 mil kilómetros cuadrados que se quiebra como vidrios rotos al paso del caminante , con géiseres, ojos de agua e islas áridas donde nunca llega el oleaje y donde solo crecen cactus gigantes que florecen cada 100 años.
Está a más de tres mil 650 metros sobre el nivel del mar, una altura a la que podría volar un avión, y por los reflejos del sol en la sal, durante el día, debe ser uno de los lugares más resplandecientes, es decir, enceguecedores, del planeta. En la noche es diferente. Si hay luna, la planicie, un manto blanco, reverbera hasta el horizonte, pero si todo está oscuro, parece por momentos que el mundo ha terminado en una extensión de las tinieblas.
Allí la temperatura ha bajado hasta los menos 25,7 grados centígrados, la más baja de América Latina, y si no fuera por la existencia de pueblos en sus riveras, o por el paso ocasional de flamencos, los cactus y algunos pajonales perdidos en sus islas, cualquiera diría que en este lugar es imposible la vida. Sin embargo, aseverar eso sería olvidar que los primeros seres vivossurgieronen condiciones incluso peores, y por eso, espacios como el del salar siguen siendo una oportunidad para que la ciencia no solo sondee en los orígenes de la vida, sino en formas para hacerla un poco mejor.
Por eso, Bolivia inició esta semana un estudio microbiológico y genético allí, destinado a localizar bacterias útiles para canalizar nuevos procesos industriales. De acuerdo con la jefa del Departamento de Seguridad Industrial y Medio Ambiente de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos, Jenny Carrasco, la investigación tendrá un costo aproximado de 200 mil dólares y se concluirá en menos de dos años. "Los científicos harán los estudios de toda la flora microbiana que se encuentra en el salar. Anualmente se repone el salar (y esto) parece estar asociado con la actividad microbiana que hay", anunció.
Expertos de la Universidad Politécnica de Cataluña anunciaron la pasada semana el descubrimiento de una bacteria en Uyuni, que podría ser clave en la fabricación de plásticos biodegradables y no tóxicos para el organismo humano. Explicaron que elmicroorganismo demostró ser muy productivo, capaz de generar un polímero de propiedades térmicas procesables con mayor facilidad.
El bacilo, de una cepa hasta ahora desconocida, fue bautizado como Bacillusmegateriumuyuni S29, y se encontró en uno de los ojos de agua, uno de los pocos vestigios del lago que antes cubrió todo lo que ahora se ha vuelto capas de sal.
El equipo de científicos planea continuar los estudios y optimizar la generación del polímero producido por la bacteria, así como estudiar varias aplicaciones, entre ellas, la obtención de plásticos para bolsas de basura, embalajes o sistemas para eliminar el salitre.
Desde hace años, la ciencia investiga el uso de microbios para generar polímeros, compuestos químicos a partir de los cuales se pueden elaborar plásticos, biodegradables y biocompatibles, y ahora sucede que han encontrado en Uyuni, en ese lugar perdido de la geografía de Bolivia, una respuesta. Tal vez, como prueba de que la vida también puede surgir, o mejorarse, en la inclemente soledad de un desierto de sal.
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