La Pascana fue un lugar atractivo, un sitio de descanso, tradición de compartimiento entre los habitantes de Coroico, pero no sólo se cerró a beneficio de los pobladores, sino también en el pasado se abrió a visitantes nacionales y extranjeros, ya que Coroico es un lugar turístico abierto a propios y extraños.
La Pascana, que en lengua oriental significa “lugar de descanso en el camino”, es un sitio ubicado justo al ingreso a Coroico, en inmediaciones de Yolosita, en el que en años anteriores los coroiqueños acudían para compartir sus experiencias en sus viajes o simplemente para realizar cuentos de leyendas, o aventuras asumidas por los parajes de Coroico.
Amador Mattos, profesor de música de muchas generaciones y antiguo habitante de Coroico y responsable de este otrora centro de esparcimiento y reuniones, recuerda que en La Pascana se podía escuchar canciones propias de Coroico, también poemas y recitaciones, se hablaba de política, economía, deportes y hasta chismes de empresarios, políticos y de familias no sólo de Coroico, sino de otras regiones del país.
De La Pascana, ubicada a una cuadra de la plaza principal Guerrilleros Lanza, en el trayecto de bajada hacia el mercado del pueblo de Coroico, sólo queda en la actualidad dos mojones, pues antes era un sitio propicio para observar desde sus miradores el encantador panorama de la exuberante vegetación de Coroico, hoy cubierto por el creciente desarrollo de la infraestructura urbana, la antigua carretera serpenteante y las faldas del nevado Mururata de la Cordillera de Los Andes.
EN OTRA ÉPOCA
En el pasado era un sitio en el que a diferencia de otros puestos de venta, era el único que tenía luz y agua potable las 24 horas, gracias a lámparas a gas o diésel y tanques de agua, además en ella se podía conseguir comida, café, era propicio para inspirarse y encontrar o hacer amigos.
Según el profesor Mattos, conocido por el apelativo “Pato”, el plato fuerte de La Pascana era la hamburguesa acompañada del exquisito café yungueño preparada por doña Poly como cariñosamente la conocían los habitantes de Coroico. Precisamente se trata de doña Policarpia, la esposa y compañera del profesor Mattos hace más de 40 años.
Cuando el “profe Amador” comienza a hablar de La Pascana su mirada y sus ojos se llenan de nostalgia y comienza a narrar cómo nació la idea de tener un kiosco que atienda a los parroquianos cuando la luz en el pueblo se cortaba, a eso de las diez de la noche.
“La idea del snack nació el año 1963 en la ciudad de La Paz en la avenida República. Mi esposa “Poli” ayudaba al dueño de un restaurant a elaborar estas hamburguesas y ella las aprendió, mejoró y sacó el sazón y los toques y le puso el gusto yungueño”, relata.
Rememora, también, que posteriormente tuvo que dejar La Paz por razones económicas para buscar mejor destino en Guaqui en la provincia Ingavi sobre las orillas del lago Titicaca: “Tuve que dejar todo y opté por irme a Guaqui que era una población que tenía energía eléctrica y más población, antes estuve en Pucarani por esto de mi profesión que era muy requerido”.
CENTRO POPULAR
El profesor Amador relata que a partir del año 1966 se le presentó la oportunidad de vivir en Coroico y como medio de sobrevivencia puso un puesto de calaminas para venta de café y sándwiches, era un lugar rústico, eran los inicios de La Pascana.
En aquel entonces, un julio de 1967, comenzó la construcción de La Pascana al haber conseguido un terrenito de un lugarteniente del sector, fue un arriendo por 15 años que logró el profesor Amador junto a su esposa.
Tras gestiones con la Alcaldía Municipal de entonces, el profesor Mattos logró la licencia para el servicio de café y atención a eventuales turistas nacionales y extranjeros innovando con el encendido de garrafones de luz, así nació La Pascana.
“Fue un bonito y ameno lugar, sano del todo, muchas veces tuve enfrentamientos con borrachos, porque querían que se les atendiera con trago, pero eso no se permitió porque La Pascana era un lugar sano”, enfatiza con nostalgia el profesor Mattos.
Tan popular fue La Pascana que inclusive llegó a ser oficina de correo, según el profesor “Pato” ya que en él muchos coroiqueños recogían remesas y cartas de sus seres queridos.
“La Pascana era bien conocida y por su ubicación estratégica. Los coroiqueños preferían dejar como referencia al kiosquito de entonces y hasta ahí, llegaban las encomiendas, por ejemplo, desde Caranavi, éramos bien conocidos”, agrega.
Pero lo que más hizo popular a La Pascana fueron sus hamburguesas a base de carne pura de res molida por el propio don Amador y preparada por doña Poly, una tarijeña que rescató la sazón del gusto yungueño, que conquistó a coroiqueños y a quienes tuvieron la dicha de degustarla. La Pascana, hoy por hoy vive en la memoria de los aman a Coroico.
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