No sería una visita importante a cualquiera de estos destinos turísticos si es que el guía o algún lugareño no le cuenta alguno que otro mito o leyenda que encierra cada lugar.
Las ciudades más antiguas del país y sus destinos turísticos han dado de qué hablar a muchos visitantes nacionales y extranjeros. La Paz, Potosí, Sucre y Tarija nos abren sus puertas para relatar algunas historias que encierran en sus paredes y que de seguro a más de uno le llamará la atención y las ganas de conocer.
Destino obligado en La Paz
Considerada como una de las más emblemáticas de La Paz, la calle Jaén aún mantiene su empedrado desde la época de la Colonia, cuando era conocida como la calle Cabra-Cancha y donde se encuentra la casa del héroe de la independencia, Pedro Domingo Murillo. La calle por la noche se convierte en el lugar ideal para los turistas por los cafés y pubs.
En el siglo XVIII los vecinos de la zona colocaron una cruz verde para ahuyentar a los fantasmas que merodeaban el lugar. Entre las historias se cuenta la de un espectro bromista y juguetón que lo identifican con el propio Murillo y que en más de una ocasión empujó a los paseantes de la zona.
En esta calle en el día puede visitarse la casa del prócer de la independencia, el museo del Litoral boliviano y el museo costumbrista Juan de Vargas.
Relatos de los habitantes
El lago Titicaca, ubicado a más de 150 kilómetros de distancia de la ciudad de La Paz, esconde entre sus aguas y sus 36 islas un sinfín de enigmas, historias y leyendas vinculadas fuertemente con lo mágico. Una de las más conocidas y comentadas es que bajo sus aguas se encuentran restos de una ciudad con tesoros de oro y plata, que allí también viven sirenas y otros seres extraños.
En Tiwanaku, a más de 70 kilómetros de La Paz, no son pocas las historias que cuentan los lugareños. Hay quienes dicen que, en ciertas fechas, los monolitos de Kalasasaya despiden una extraña luz, también algunas piezas que se encuentran en las casas emiten sonidos particulares a determinadas horas.
La historia de la máscara
La Casa de la Moneda en Potosí encierra historias deslumbrantes, pero la curiosidad por la simbología de la máscara que da la bienvenida a los visitantes, es la que atrae más.
La historia cuenta que alrededor de 1856, el artista francés Eugenio Mulón había tallado el mascarón; sin embargo, es difícil determinar su verdadero significado, porque no se ha logrado encontrar documentos al respecto, pues existen otras versiones urbanas, que aseguran que es la imagen de una bruja utilizada para ahuyentar a los ladrones.
Otra interpretación sostiene que alude a una caricatura del presidente Manuel Isidoro ‘Tata’ Belzu (1848-1855), de origen árabe, por su cercanía en la confección de la misma.
Las minas también encierran sus mitos. Uno de ellos es el Tata Ck’accha, el señor de las minas o benefactor de los mineros y que se encuentra en la entrada de cada mina. Éste cuida que el Tío (personaje mítico representado en la imagen del diablo) no se robe las almas de los mineros.
El motivo de tanto oro
En Tarija se encuentra ubicada la Casa Dorada, que hoy alberga a la Casa de la Cultura de esta ciudad. Los relatos giran en torno al dueño de la misma, Moisés Navaja y su fortuna. Mucho se dijo en aquel entonces sobre los orígenes de tanta riqueza, aún hoy corre el rumor de que Navajas debía su dinero y éxito a un pacto que hizo con el diablo, motivo por el cual no pudo tener hijos en su matrimonio con Esperanza Morales.
La Glorieta y sus duendes
El castillo de La Glorieta en Sucre, construido a inicios del siglo pasado y que hoy se encuentra dentro del Liceo Militar Edmundo Andrade, es uno de los destinos más visitados de los turistas.
Este palacete, que pertenecía a los príncipes Francisco Argandoña Revilla y Clotilde Urioste de Argandoña, fue construido como símbolo del título nobiliario otorgado por el papa León XIII, el 28 de diciembre de 1898.
Al no tener familia, los príncipes abrieron las puertas de su hogar a los niños desamparados, creando un orfanato y que hoy, los guías, relatan que a veces se escuchan en las habitaciones a niños jugando. Los guardias que custodian el lugar por las noches, han visto la imagen de la princesa en un gran espejo que queda al frente de las gradas principales
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