domingo, 9 de febrero de 2014

Judíos fundan un museo en Yungas

El embajador de la República Federal de Alemania en Bolivia, Peter Linder, recuerda que cuando el personal de la embajada y la cooperación de su país acudía a Charobamba, Sud Yungas, La Paz, donde desarrolla proyectos bilaterales de apoyo financiero y protección ambiental, los comunarios afirmaban que no era la primera vez que extranjeros llegaban a esa zona. "Acá vinieron también unos gringos y empezaron a trabajar en la agricultura”, les decían.
Pero aquellos "gringos”, en realidad, eran judíos que huyeron de la persecución nazi, la cual comenzó poco después del nacimiento del Tercer Reich y la llegada de Adolf Hitler al poder.
Exclusión
En marzo de 1933 se promulgó la "Ley para eliminar la miseria del pueblo y del Reich”, con la cual el dictador adquirió el "derecho de promulgar leyes” sin la aprobación del Parlamento alemán, lo cual posibilitó la promulgación de normas que excluyeron a los judíos de la vida social, civil, política y económica del Tercer Reich.
La exclusión económica, por ejemplo, se consolidó pocos días después de la Noche de los Cristales Rotos, en la cual 7.500 comercios judíos fueron atacados y 30.000 personas fueron internadas en campos de concentración.
Esta exclusión quedó consolidada con la promulgación de un decreto el 12 de noviembre de 1938, en el cual se estipulaba que a partir del primer día de 1939, los judíos en el Tercer Reich ya no podían desarrollar actividades comerciales, ocupar cargos ejecutivos ni formar parte de cooperativas.
Pero este proceso había comenzado antes. El historiador Michael Burleigh en su obra El Tercer Reich afirma que para el mes de abril de 1938, de unos 160 mil negocios que pertenecían a los judíos, el 60% ya se había expropiado a través del denominado proceso de "arianización”.
Así, la persecución nazi provocó una migración hacia diferentes destinos como América Latina, afirma Linder, quien añade que los principales destinos fueron Argentina, Brasil (en el sur), Chile y Bolivia. León Bieber, en su libro Presencia judía en Bolivia, dice que el número de judíos que llegó a Sudamérica a fines de los 30 y principios de los 40 oscila entre 70.000 y 110 mil. El mayor flujo se dio hacia Argentina (35.000), Brasil (15.000), Chile (13.000) y Bolivia (7.000 a 10.000).
Llegada a Bolivia
La llegada de los judíos fue favorecida legalmente por un decreto promulgado por el gobierno de Germán Busch en junio de 1938, con el cual se trató de impulsar la colonización agrícola.

Del total de emigrantes, que oscila entre las 7.000 y 10.000 personas, se estima que sólo entre el 4% y 6% se quedó y se estableció en Bolivia. Según Bieber, hasta fines de 1942, a La Paz llegaron unos 2.600 migrantes judíos; a Cochabamba, 1.000; a Oruro, 200; a Potosí, 75; a Sucre, 150; a Tarija, 75; y a Santa Cruz al menos 100, sin contar los poblados intermedios.
Para muchos migrantes, Bolivia fue un país de tránsito, pues la mayoría se fue a Israel, Argentina, Brasil o Estados Unidos. "Hablamos de cifras hoy en día por debajo del 6% de esa colonia”, dice Linder.
En el caso de Charobamba, el presidente del Círculo Israelita, Ricardo Udler, afirma que los migrantes judíos se quedaron entre tres a cuatro años, ello por diversos factores, como por ejemplo el difícil acceso a la zona.
Se debe considerar que para los migrantes "fue un cambio duro”, pues ellos venían de "grandes ciudades como Berlín, Frankfurt y Dresde”, añade. Además, pocos migrantes tenían experiencia en el campo agrícola, ya que entre ellos se encontraban médicos, abogados, músicos, artistas, comerciantes, etcétera. "Resultó sumamente complicado para ellos”, dice el embajador Linder.
El gran triunfo
Pero a pesar de que el proyecto colonizador no funcionó, el gran triunfo de los judíos que llegaron a Bolivia fue el hecho de "salvar su vida”, afirma Udler. La generación de migrantes que huyó del Holocausto no quería saber nada de los alemanes, dice el representante del Círculo Israelita, pero gracias a la labor de la embajada alemana las relaciones se han restablecido.
"Gran parte del cambio y relacionamiento de la comunidad judía con la comunidad alemana en Bolivia es fruto del trabajo de la embajada alemana”, dice Udler. "Todo ese trabajo lento ha dado frutos”, pues ahora los judíos y alemanes "pueden charlar en la calle, visitarse en iglesias y en las sinagogas”, añade.
"Esa época felizmente es histórica”, afirma el embajador Linder, quien dice que ahora los alemanes mantienen con el Círculo Israelita una relación "de amistad, confianza y responsabilidad compartida”. La prueba de ello es que para constituir el Museo Judío de Charobamba se trabajó de manera conjunta.
Trabajo conjunto
Tras escuchar los comentarios que los comunarios les hacían a los ingenieros forestales y personal técnico de la Cooperación Alemana que trabajaba en la zona, se comenzó a indagar y a buscar a los actores; y posteriormente se concluyó que valía la pena instalar un sitio de conmemoración en Charobamba.
Para lograrlo, los alemanes y los judíos trabajaron en concomitancia, pues la embajada alemana se ocupó de construir el museo en Charobamba y la Comunidad Judía se encargó de buscar a los actores. Sin embargo, Udler concluye categóricamente que "el artífice del Museo Judío en Charobamba es la Embajada de Alemania”.
En el museo hay una descripción de la salida de los judíos de Alemania hacia América Latina. "Se puede evaluar con mapas el flujo de los migrantes”, dice Linder. También se muestran breves historias de seis familias que vivieron en Charobamba, así como sus condiciones de vida en aquellos años. Además se dedicó una parte del museo a los judíos que no se fueron y se quedaron en Bolivia.
Difusión
El embajador Linder está satisfecho con la obra, pero reconoce que todavía queda mucho por hacer, sobre todo para difundir el museo. Por ello aún se trabaja para que el sitio sea incluido en las principales guías turísticas dentro y fuera del país.
Udler afirma que se enviaron todos los materiales del museo al Congreso Judío Mundial. De esa forma, todas las comunidades judías del mundo conocerán la creación del Museo Judío de Charobamba. Incluso se ha enviado material a la Agencia Judía de Noticias.
El Museo estará administrado por un consejo local, pues para la embajada alemana se trata de una obra entregada. Udler considera que los comunarios pueden emprender más actividades a partir de la llegada de futuros visitantes al museo, como la instalación de un pequeño restaurante en el cual se puede "aprovechar la maravillosa vista” del paisaje yungueño.
Símbolo
Ahora el museo queda como un símbolo de la presencia y las actividades que la Cooperación Alemana desarrolló en la zona, que se remonta por lo menos a 15 años atrás. Pero lo más importante es que con la construcción del sitio conmemorativo se envió un mensaje a la sociedad sobre la cooperación que ahora hay entre los alemanes y los judíos.
Linder y Udler afirman que comparten la responsabilidad para que hechos como los de aquellas turbulentas épocas no se repitan. "Los mensajes que se toman de aquella época son para no permitir ni aceptar hechos similares”, dice el embajador Linder.
Udler también considera que es un mensaje a todos los "nuevos precursores de la ola de negación (del Holocausto)” y gente que todavía manifiesta actitudes de discriminación y xenofobia. "Hay canales en los cuales alemanes y judíos están caminando nuevamente en la misma calle”, dice.



Gran parte del cambio y relacionamiento de la comunidad judía con la alemana, en Bolivia, es el resultado del trabajo de la embajada teutona.

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