domingo, 13 de abril de 2014
Uriondo, cuna de la vendimia: La celebración atrae a miles de visitantes
Uvas de todos los tamaños en tonos verde oscuro, amarillas y rubíes son las protagonistas de la Vendimia del Valle de Concepción, en el Municipio de Uriondo de la provincia Avilés, a 24 kilómetros de la ciudad de Tarija.
La fiesta que da inicio a la cosecha de los viñedos se celebra el 15 marzo —un mes antes de la efeméride departamental— y este año cayó en fin de semana y los días de algarabía en el pueblo se tornaron en un espacio donde Baco, el dios del vino, fue el principal protagonista.
Carolina tiene 24 años, vive en Tarija y desde la tarde del sábado se alistó con sus amigas para disfrutar de la vendimia.
“Es una linda experiencia porque siempre hay un concierto con grupos y además de la buena música se disfruta de variados y ricos vinos”, explica la joven.
Como ella, cientos de personas acudieron a la celebración que congrega, tanto a locales como a visitantes, sin distinción. En su décimo novena versión, la fiesta de inicio de la cosecha de uva se consolida con una noche donde el festejo y el beber vino dura hasta la madrugada, o hasta que el cuerpo resista.
El concierto, que es el engranaje principal, congrega a músicos nacionales, aunque se suele invitar a algún grupo argentino de moda.
Este año estuvieron presentes, como las estrellas del espectáculo, el grupo folklórico cochabambino Chila Jatun.
Así, la vendimia transcurre al sabor del vino y al ritmo de la música. Pero al día siguiente, hay quienes deben madrugar. Los productores de uvas y derivados artesanales son quienes ofrecen sus productos.
“En estos días de fiesta podemos mostrar nuestra producción, las uvas que vendemos y de las que se hacen ricos vinos y derivados”, explica Olinda, una agricultora. Con una pollera corta, por el buen clima de esta localidad, ella orgullosa embolsa las uvas para que las compren.
Es domingo, y en el Valle de la Concepción todavía se siente la resaca de la noche y madrugada pasadas. La vendimia deja secuelas, pero la alegría no se empaña y el vino sigue siendo protagonista en un pueblo que regala a cada paso sus colores.
“Queremos hacer del Valle de la Concepción un museo a cielo abierto para pobladores y turistas. Por eso, hace ya tres años, surgió la idea de invitar a artistas nacionales y de otros países para que vengan a realizar murales y esculturas”, explica el alcalde del lugar, Álvaro Ruiz.
Tanto Ruiz como Ariel Ortega, ejecutivo seccional de Uriondo, son quienes se encargan de organizar las actividades en ese municipio chapaco.
“Han venido artistas de Argentina, de Mozambique —África—, de Uruguay, de Perú, de España, de Holanda y de otros países. Ellos llegan aquí por invitación a regalar su arte y a divertirse”, expone Ruiz. Una prueba de ello es que en el Valle de la Concepción, los murales de llamativos colores salpican las paredes blancas de construcciones de estilo andaluz, herencia colonial. No es de extrañar este último detalle, en el lugar se instalaron varias haciendas de españoles que migaron de Andalucía, el sur de la península ibérica, y que han permanecido en el tiempo.
“Lo que buscamos es que la uva y el valle sean un atractivo turístico por medio del arte, la cultura y el vino, porque tenemos mucho que ofrecer”, añade el ejecutivo seccional de Uriondo.
Entre los atractivos del lugar se encuentra el restaurante La bodega del Abuelo, que fue una de las reservas de vino más antiguas de Bolivia, establecida entre 1870 y 1880. La historia narra que Alberto Mealla Caso, adquirió la bodega en 1908 y se dedicó a la producción de singanis y vinos realizados con uva moscatel, fruto que se adaptó al clima tarijeño sin problemas.
La elaboración de aquellas bebidas estuvo bajo la supervisión de su suegro que llegó a Bolivia desde Nápoles, Italia.
El restaurante, hoy en día, es uno de los sitios más atractivos del Valle de la Concepción con una decoración que conjuga elementos cotidianos de una zona productora de vinos. Toneles de madera para macerar el vino, enredaderas de uvas, cuadros, instrumentos y tonos terracota.
“Uno de los mejores platillos típicos que se sirven aquí es el chancho a la olla, pero dentro del menú hay de todo hasta paella española”, indica el burgomaestre.
En el Valle de la Concepción también se centra un circuito de bodegas de vino, donde destaca la de Kohlberg, en la que se elaboran los afamados vinos de altura.
La tradición del vino en el Valle de la Concepción se remonta a los curas jesuitas afincados en estas tierras. Los religiosos cultivaron vides para su consumo. La producción se arraigó en las tierras chapacas por sus características climáticas y la abundancia de agua para el riego.
“Mi abuelo fue el que comenzó con los vinos Kohlberg, él era alemán que llegó a estas tierras, y hoy son un referente nacional”, explica Herbert Kohlberg.
“El vino de Tarija cuenta con una larga tradición que lo hace único porque su uva se cultiva entre 1.500 a 3.000 msnm”, menciona el nieto del emprendedor.
La bodega de los vinos Kohlberg fue establecida en 1963, cuando Julio Kohlberg, adquirió la propiedad. Actualmente, los viñedos de La Cabaña ocupan 115 hectáreas de cepas con una capacidad de producción que puede alcanzar los 3,2 millones de litros de vino.
“Además que el Valle de la Concepción brinda otras características al vino por la altura y exposición a los rayos ultravioletas que generan una riqueza aromática única”.
Las instalaciones donde se elaboran estos vinos cuentan con tecnología de punta. En el recorrido que efectuó Escape se puede observar la elaboración en espacios modernizados con equipos de última tecnología traídos de Italia y Francia. Baco es el rey de estas tierras donde un buen vino se acompaña con queso de cabra y jamón. La fiesta llega a su fin, el paisaje verde, el clima tibio son el marco para la cosecha que permitirá elaborar un buen vino y acrecentar la fama chapaca.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario