Bolivia está a un paso de culminar un proceso de más de 35 años que apunta a que el país tenga su cuarta y más grande Reserva de la Biosfera, ubicada en la cuenca del Río Grande, una región de inmensos recursos naturales y valores culturales únicos en el mundo.
Una Reserva de la Biosfera comprende un área de gran valor digna de preservar por su riqueza en flora y fauna, su diversidad en recursos genéticos, sus ecosistemas, sus paisajes y una población con un alto capital cultural.
El 13 de agosto, el país presentará la petición para que la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) declare como Reserva de la Biosfera de Río Grande (RBRG) a las Áreas Naturales de Manejo Integrado (ANMI) Río Grande Valles Cruceños y Laguna Esmeralda, al Área Protegida Municipal Parabanó y al Santuario de Vida Silvestre.
Bolivia cuenta hoy con tres Reservas de la Biosfera, una en Beni (Estación Biológica) y dos en La Paz (Pilón Lajas y Apolobamba), esta última recibió la calificación hace 22 años. La más grande, Apolobamba, tiene una superficie de 483.743 hectáreas (ha).
La RBRG —donde hay 2.415 especies de plantas (161 endémicas), 362 de aves (3 endémicas), 136 de mamíferos (4 endémicos), 58 de peces, 21 de anfibios y 43 de reptiles— se extiende por 803.754 ha e involucra a ocho municipios (Vallegrande, Postrervalle, Pucará, Moro Moro, Samaipata, Quirusillas, Cabezas y Gutiérrez), a 155 comunidades y a 3.500 familias.
IMPORTANCIA. “La declaratoria beneficiará directamente a las poblaciones que habitan en esa zona”, subrayó la directora general de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, Teresa Pérez.
Las Reservas de la Biosfera son reconocidas internacionalmente como modelos para poner en práctica enfoques de desarrollo sostenible a escala regional. Estos ecosistemas proporcionan alimentos y agua; y regulan las inundaciones, sequías y la degradación del suelo, entre otros beneficios tangibles e intangibles.
La declaratoria de la Unesco, que responderá a la petición de Bolivia en junio de 2015, beneficiaría a las poblaciones locales dándoles una participación activa en la gestión de los recursos naturales, con ello un uso racional en función a sus necesidades y cultura; mayor capacidad de adaptación y resistencia al cambio climático, mediante la conservación de los recursos genéticos y ecosistemas; mayor acceso a información y generación de conocimiento sobre prácticas exitosas y sistemas productivos mejorados para el desarrollo económico; y generación de ingresos a través del desarrollo turístico, producto del reconocimiento internacional.
El “punto focal” para la creación de la Reserva de la Biosfera de Río Grande “es el cuidado del agua”, puntualizó Pérez.
El área correspondiente a la RBRG es un enclave natural muy importante donde aún queda bosque de buena calidad para el control hídrico de la gran cuenca del Río Grande, en cuya parte baja se asienta el sector productivo más importante de Bolivia. En tal sentido, funciones como la atenuación de riadas, el control de sedimentación y la producción hídrica, entre otras, favorecerán a los grandes soyeros y cañeros establecidos en municipios que pueden sufrir inundaciones y otros problemas en sus cultivos.
“La cuenca de Río Grande, que abarca los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca, Potosí y Oruro, es importantísima para el país, porque representa el 10% del territorio nacional y en ella habita el 30% de la población boliviana”, explicó el secretario de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente de la Gobernación de Santa Cruz, Manlio Roca.
RIQUEZA. “Toda la cuenca baja se encuentra en Santa Cruz. Entonces, para el departamento es fundamental contar con la Reserva de Biosfera de Río Grande, tomando en cuenta que aquí llegan los sedimentos de la cuenca alta, los cuales puede originar cambios abruptos en el curso del río y originar inundaciones”, afirmó.
“Bolivia es el país con menos Reservas de Biosfera en Sudamérica. Por ejemplo, Argentina, Ecuador y Venezuela tienen seis cada una, mientras que Perú tiene cuatro”, dijo Daniela Soria Galvarro, responsable de Políticas Públicas de la Fundación Natura.
Esta ONG lidera la petición de declaratoria, por parte de la Unesco, junto a la mancomunidad de municipios del ANMI Río Grande Valles Cruceños, pueblos antiguos que evidencian la influencia histórica de los inmigrantes judíos, árabes, españoles, guaraníes, quechuas y africanos (mitayos que escaparon de las minas de Potosí), una diversidad social con un sincretismo único en el mundo.
La creación de la RBRG proyectará al mundo este fascinante escenario natural en el que también se encuentran valores arqueológicos e históricos como “El Fuerte” —un centro ceremonial incaico declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad— y en el que alguna vez transitaron personajes de la historia boliviana, como el naturalista Alcides D’Orbigny o el político Ernesto Guevara, cuyo recorrido dio lugar a lo que se conoce hoy dentro de la Reserva de Biosfera como la “Ruta del Che”.
La reserva podrá tener más recursos
Al ser denominada (la cuenca de) Río Grande como Reserva de la Biosfera, los municipios locales van a poder cubrir todas las necesidades de la zona a través de la canalización de fondos de la cooperación internacional, en coordinación con los gobiernos nacional y departamental e invertirán estos fondos en proyectos productivos alternativos a la producción agrícola, siempre cuidando el respeto por el medio ambiente.
Además, con la declaratoria, se procederá a realizar un plan de gestión para integrar las actividades de las cuatro áreas protegidas y se determinarán indicadores que determinen el estado de conservación y apoyo logístico que habrá en la nueva Reserva de la Biosfera, lo que mejorará las condiciones de vida y de desarrollo de las comunidades que viven en la región.
La nueva reserva será supervisada por la Unesco y administrada, bajo las políticas públicas de Bolivia, por los ocho municipios que están dentro del Área Natural de Manejo Integral Río Grande Valles Cruceños. Hasta que se dé la declaratoria, las cuatro áreas protegidas que están dentro de la zona seguirán funcionando de forma normal.
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